LA IGLESIA EN PECADO
El ahora expulsado cura Lamas quedó detenido, acusado de abuso sexual
La jueza de Garantías 8, Claudia Puertas, ordenó este miércoles la detención del ex sacerdote Emilio Raimundo Lamas (68), quien se encuentra acusado provisoriamente del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por ministro de culto reconocido y por la guarda, en concurso real con abuso sexual simple agravado por ser cometido por ministro de culto reconocido (tres hechos).
Los hechos por los que está imputado el sacerdote habrían sucedido en el Paraje Alfarcito, localidad de Rosario de Lerma en el mes de agosto de 1991, y en la parroquia de Rosario de Lerma en el mes de setiembre de ese año. La denuncia fue radicada por la víctima el 19 de mayo del año pasado.
Lamas había sido citado para la audiencia de imputación ante la Fiscalía Penal 1 UDIS, donde se abstuvo de declarar. Luego de ello, el fiscal interviniente solicitó la detención fundada del imputado, a lo que la jueza hizo lugar, y ordenó su conducción al juzgado para la audiencia de control de legalidad de la detención tras lo cual fue conducido a la Alcaidía para ser trasladado posteriormente a la cárcel de Villa Las Rosas.
La indagatoria
La indagatoria a Emilio Lamas en el marco de esta causa por abuso sexual estaba prevista para el miércoles en la mañana. El ex sacerdote llegó al despacho del fiscal detención era inminente, casi un año después de denunciado el hecho que tuvo como víctima a Juan Carlos García y luego de que los pormenores del caso tomaran estado público.
En este caso, Lamas se presentó como un ciudadano común, diez días después de que un Tribunal Eclesiástico lo expulsara del clero, al haber considerado veraz la denuncia realizada por García en su momento. El vecino de Rosario de Lerma denunció que fue abusado por Lamas cuando se desempeñaba como monaguillo y celebró el hecho que se haya hecho justicia tras 27 años de silencio por parte de la iglesia.
El mismo día que García ratificó ante la Justicia la denuncia que había realizado el año pasado contra Lamas, este fue expulsado del estado clerical. Con esto quedó allanado con fuerza el camino para que el ahora ex cura de Rosario de Lerma fuera sometido a un proceso penal por la Justicia ordinaria. Por la gravedad del delito que se le imputa, se tornaba inminente la posibilidad que el fiscal Obeid dispondría su detención luego de la indagatoria.
El escándalo estalló a fines de septiembre, cuando García relató a El Tribuno su dramática historia. Fue así que en lapso de 5 días la iglesia expulsó a Lamas y la fiscalía movilizó el expediente que estaba paralizado desde hacía más de un año.
Otro cura: "No identificaré a nadie"
Los audios que difundió García respecto al abuso sexual que sufrió también salpicaron al actual sacerdote de Rosario de Lerma, Alejandro Pezet. Según el denunciante, cuando se inició el juicio eclesiástico contra Lamas, Pezet le aconsejó que debería guardar el secreto. Por eso el fiscal Obeid citó a Pezet a declarar como testigo.
Durante la misa del domingo pasado, el mencionado sacerdote se refirió al escándalo en el que se ve involucrado. "A mí me están citando para que declare en el juicio penal contra el padre Lamas. Yo declararé todo, menos la identidad de las personas que no quieren que se sepan quienes son, porque para eso es el secreto pontificio", advirtió. Aseguró que el secreto es para resguardar la identidad del testigo, para garantizarle una declaración libre, y "sin miedo a quedar expuestos".
Pezet señaló también que hará esa reserva para resguardar la "buena fama de los acusados hasta que se sepa si son culpables o no". Aunque en las grabaciones que difundió García del juicio eclesiástico se escucha que se le pide prometer "custodiar el secreto después de la conclusión de la causa". Además, aclaró que para este caso, "hubo que convencer a todos los testigos de que den testimonio", destacó.
El arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, estuvo fuera de Salta en el momento en que estalló el escándalo por el caso Lamas. Tampoco estuvo cuando el Tribunal Eclesiástico decidió expulsar al religioso del estado clerical.
Por otro lado, Pezet se defendió "rotundamente" de las acusaciones de encubrimiento y aseguró que nunca se le prohibió hablar a García. "Yo si expresé qué doloroso que sería si esto se hace público, cuánta gente sufriría, qué escándalo...", subrayó.
"Sí, yo expresé eso, pero no quería tapar una realidad que sabemos que es real", aseguró e invitó a los fieles a escuchar los audios juntos.
Sin embargo, en aquellas grabaciones se lo escucha a Pezet advertir sobre "todo lo que pudiera saltar": "Yo creo que lo que a él le conviene es ofrecerle una reparación para que no trascienda, se ahorra que se revolviera el avispero; imaginate si se llamara a declarar a toda esa gente, se hace algo imparable todo lo que pudiera llegar a saltar", resaltó el cura, reconociendo que podrían haber otros casos.
El párroco de Rosario de Lerma también se refirió a las acusaciones en su contra sobre "intento de sobornos", y señaló que la reparación económica respondió a un pedido que habría realizado García. Pezet explicó también que ese dinero "no lo va a dar esta parroquia, ni la parroquia del centro. Sino que tendrá que darlo el padre Lamas"
Sobre el llamado que realizó el juez de la Corte Justicia, Abel Cornejo, a que la Iglesia denuncie estos casos teniendo en cuenta que los abusadores reinciden, nada manifestó al respecto el sacerdote.
La fiscal Sodero Calvet pide juicio por abuso sexual al cura Agustín Rosa Torino
La fiscal María Luján Sodero Calvet, pidió el enjuiciamiento de Agustín Rosa Torino por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual simple”, en ambos casos agravado por ser ministro de culto reconocido. Los cargos contemplan penas de hasta 20 años de prisión.
La fiscal, luego de un largo proceso que implicó no sólo la realización de numerosas pericias técnicas, sino también psicológicas y la recepción de más de 50 testimoniales, concluyó en que “la acusación” que lleva adelante en contra del sacerdote “halla fundamento en que el imputado, aprovechando la cercanía, la confianza, el respecto y la obediencia que le era debida, habría desplegado actos de contenido sexual en el cuerpo de los denunciantes”.
Entre dichos actos, la representante del Ministerio Público describió los mismos como “tocamientos libidinosos”, en zonas íntimas de las víctimas. Asimismo, remarcó que dado el “rol de Padre Fundador” del Instituto Religioso Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, las pruebas colectadas en la causa, demuestra que los damnificados no pudieron prestar de “ningún modo su consentimiento libre y voluntario” a los abusos sexuales denunciados.
Sodero, a partir de detalles expresados por más de 20 testigos, señaló el contexto y circunstancias especiales en que se produjeron los actos sexuales denunciados, hechos en los cuales existían características particulares, dada la “la relación existente entre el imputado y las víctimas”.
Para la fiscal quedó claro que el acusado gozaba de “ascendencia” sobre los miembros de la congregación que dirigía y que se “tornaba imposible para estos, en ese estado de clara vulnerabilidad, resistirse o negarse, máxime teniendo en cuenta las premisas que se impartían en esa Orden Religiosa y el evidente estado de sumisión en el que se desarrollaba el vínculo entre Rosa Torino y los hermanos del Instituto encabezado por el acusado”.
Además de las numerosas testimoniales y otras pruebas técnicas, la fiscal señaló que para arribar a las conclusiones que motivaron el pedido de elevación a juicio contra el sacerdote, también se tuvieron en cuenta los peritajes psicológicos. Al respecto, Sodero sostuvo que “los resultados de estos estudios fueron determinantes en cuanto al padecimiento de las víctimas, como así también respecto al perfil del acusado.
Dijo que los mismos “dan cuenta de la existencia de graves secuelas en la psiquis de los denunciantes, lo que permite inferir que se ha afectado su integridad psicofísica y sexual”.
Convencida de la acusación que lleva adelante, la fiscal presentó esta mañana el requerimiento de juicio en contra del sacerdote en el Juzgado de Garantías 1, a cargo de la jueza, Ada Guillermina Zunino, la que ahora deberá seguir con los trámites del caso la realización del juicio oral y público a Rosa Torino.
El caso
Como se conoce, el sacerdote Rosa Torino, conocido como fundador del Instituto Religioso Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, que tiene varias sedes en esta ciudad, el país y otros lugares en el extranjero, fue detenido el 21 de diciembre del año 2016 en las instalaciones que dicha orden religiosa posee en Finca La Cruz.
La detención se concretó a pedido de la fiscal Sodero, quien había iniciado una causa penal a partir de tres denuncias radicadas por ex integrantes de dicho instituto religioso, quienes acusaron al sacerdote por la comisión de distintos abusos sexuales.
Tras varias idas y venidas por cuestiones que el sacerdote y su defensa plantearon por razones de salud, la fiscalía finalmente formalizó el decreto de imputación en su contra por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser ministro de culto reconocido.
Posteriormente, el 2 de enero y a partir de dos nuevas denuncias, la fiscal amplió la imputación penal en contra del sacerdote por el delito de abuso sexual simple, también agravado por tratarse de ministro de culto reconocido. Hasta ese entonces, el sacerdote permaneció detenido y con prisión preventiva, confirmado por el Juzgado de Garantías 1. A fines de agosto de 2017, sin embargo, un fallo del Tribunal de Impugnación revocó la prisión preventiva del sacerdote y ordenó la prisión domiciliaria en un inmueble de finca La Cruz, como así también autorizó su salida de la provincia en dos oportunidades, una a otra provincia y otra fuera del país.
Más de 50 testigos
El proceso investigativo, anclado en una fiscalía especializada, criterio ya conocido dentro del Ministerio Público Fiscal de Salta, permitió avanzar con la producción de numerosas pruebas frente a un hecho complejo, dado el tenor de la acusación realizada por los denunciantes y las características que rodean el caso.
Sodero explicó que para poder establecer lo sucedido en la orden religiosa que dirigía el sacerdote acusado se realizaron numerosas diligencias, entre ellas varias inspecciones oculares en las instalaciones que posee el Instituto San Juan Bautista, como así también se ordenaron pericias sobre un teléfono celular, pen drive, computadoras, cámaras filmadoras y otros dispositivos digitales secuestrados en la causa.
Por otra parte, Sodero indicó que se recibieron más de 50 declaraciones testimoniales, de las cuales más de 20 de ellas, los testigos, en su mayoría ex integrantes de la orden religiosa funda por Rosa Torino, confirmaron detalles de los relatos narrados por las víctimas, incluso abundaron en otros hechos que, en muchos caso, prefirieron no denunciar dado el dolor sufrido.
“Si bien se trata de un derecho de instancia privada, no obstante, las declaraciones que brindaron muchos de ellos ayudaron a la fiscalía a sumar pruebas en torno a lo relatado por los tres denunciantes”, explicó Sodero, quien resaltó la tarea de la fiscalía, ya que “muchos de los testigos fueron contactados en otras provincias, por lo que se trabajó para lograr que se presenten y sumen sus testimonios”.
“Un espanto”
Entre los testigos citados por la fiscal en su requerimiento se encuentra un sacerdote de una congregación de Buenos Aires, quien tuvo un rol específico en el caso, pues sus superiores le confiaron la responsabilidad de reunir testimonios de ex integrantes del Instituto San Juan Bautista respecto a los abuso sexuales que allí se sucedían.
Al respecto, dicho sacerdote, cuya identidad se mantiene en reserva, reveló que tomó contacto con muchos de ellos y que el estado emocional de los mismos no era muy bueno. “Los sacerdotes o las religiosas, se veían angustiados, lloraban, bloqueados emocionalmente, les costaba recordar, demoraban varios días en recordar, porque eran tantas cosas que habían vivido, recordaban episodios y les costaba contextualizarlo en el lugar y tiempo. La mayoría se venían escapados del Instituto, porque no querían que los superiores supieran que estaban escribiendo los testimonios, tenían miedo de que los mataran.”, declaró.
Al finalizar su testimonio, este sacerdote simplemente concluyó con la siguiente aseveración: “Para mi espiritualmente, sacerdotalmente todo esto es un espanto”, afirmó. (Fuente: www.cadena365.com - El Tribuno)