Macri se inclina por Hillary: ¿Y si gana Trump?
El Gobierno no esperó ni un minuto a que baje la espuma del debate presidencial en Estados Unidos y ya apostó fuerte por la candidatura de Hillary Clinton en una jugada que abre un interrogante inevitable: si finalmente gana las elecciones el ruidoso Donald Trump , ¿cómo quedarán las relaciones de la Argentina con la próxima administración de Washington?

A los referentes de la oposición y a algunos líderes del propio oficialismo les llamó la atención el abierto desafío que fijó el Gobierno ante los comicios de Estados Unidos. También hubo críticas por lo bajo de la diplomacia local y sorpresas entre diplomáticos extranjeros ante la fuerte apuesta de Macri por Hillary Clinton.
"La visión de Donald Trump es muy de cerrarse, muy hacia adentro, distinta a la de nuestro Gobierno, nosotros creemos que es muy riesgoso ir a un proceso de cierre, de xenofobia", dijo ayer la canciller Susana Malcorra en obvia diferenciación del candidato republicano. No sólo ello, la jefa de la diplomacia argentina añadió una frase para que no quedaran dudas: "Los indicadores señalan que la visión de Hillary Clinton es más cercana" a la de Macri. La definición del Gobierno en favor de la candidata demócrata no llama la atención por la lógica ideológica que persigue: después de todo, desde que llegó al poder Macri hizo buenas migas con Barack Obama y la figura de Trump aparece poco digerible para el público latino por la verborragia xenofóbica que despide. Lo que en verdad despierta inquietudes es la lógica con que se mostraron todas las cartas del juego.
Por diferenciación clara del gobierno de Cristina Kirchner, Macri logró un acercamiento estrecho con Obama desde su visita a la Argentina. Ambos se reunieron en más de tres oportunidades, el presidente norteamericano elogió en el G-20 a su par argentino, se restablecieron las relaciones con acuerdos de cooperación en todos los niveles y se fijó una agenda común de trabajo.
Pero, ¿qué sucederá con todo ello si finalmente Trump da el batacazo y logra vencer a Hillary? "Ni en la Cancillería ni en la Casa Rosada existe hasta ahora funcionario alguno que haya arrimado voces al equipo de campaña de Trump"
Nadie responde en la Casa Rosada. "Lo que decidan los norteamericanos será algo con lo que el mundo tenga que vivir incluyendo a la Argentina, así que tenderemos que trabajar con quien ellos decidan", dijo Malcorra a modo de excusa obvia. Pero la explicación es más simple: no hay atajo posible. El Gobierno no preparó un plan B para enfrentar eventualmente a una administración encabezada por Trump.
Ni en la Cancillería ni en la Casa Rosada existe hasta ahora funcionario alguno que haya arrimado voces al equipo de campaña de Trump. El único gesto que emitió el Gobierno hacia Trump fue la presencia formal del embajador argentino, Martín Lousteau, en la convención republicana. Pero es un secreto a voces que Lousteau dejará la embajada norteamericana en diciembre para volver al ruedo de la política local porteña. Ni siquiera ese actor podrá utilizar la Casa Rosada para acercar posiciones al duro Trump. Sólo queda un viejo encuentro de Macri con Trump en los años 90 y los negocios mal cerrados del empresario multimillonario de Estados Unidos con Franco Macri, también en los años 90.
Es muy probable que Macri se amolde a las nuevas formas del líder republicano en el hipotético caso de que Trump ocupe la Casa Blanca. Después de todo, el Presidente mostró un aceitado pragmatismo en la diplomacia con su acercamiento a China y a Rusia, dos aliados de Cristina Kirchner que durante la campaña presidencial Macri los había puesto en el radar de enemigos.
Es muy factible que muchos de los acuerdos de cooperación conjunta en materia de seguridad, lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, el intercambio de información financiera y los planes de inversión continúen su curso en la Argentina ya que se trata de políticas de Estado. En Washington la diplomacia sabe separar bien los andariveles de la política doméstica y la política exterior. Claro que habrá nuevos inconvenientes y choques si gana Trump. Por ejemplo, fuentes diplomáticas de Washington aseguran a La Nación que el programa Visa Waiver que permite a los ciudadanos extranjeros ingresar a Estados Unidos sin visado no se logrará tan fácilmente para los argentinos bajo una administración republicana. También es probable que el discurso de Trump dificulte los vínculos con la Argentina en materia de acuerdos de defensa o flujo migratorio. Pero nadie cree que las relaciones bilaterales se cortarán por completo.
Los guiños de Malcorra en favor de Hillary también fueron leídos en algunos sectores del Gobierno y de la oposición como una suerte de visto bueno a los demócratas, que en el mes que viene deberán votar en el Consejo de Seguridad de la ONU a favor o no de la candidatura de la canciller argentina para suceder a Ban Ki-moon. Pero eso forma parte de otra batalla. Ahora el Gobierno cruza los dedos para que gane Hillary Clinton y que todas las maldades lanzadas contra Trump queden desterradas en el olvido. (La Nación)