El llanto de “Los Viudos de Cristina”
A lo largo y ancho del país y por todas las maneras que tenían a su alcance, usando programas de radio, televisión y algunas publicaciones gráficas, militantes disfrazados de periodistas junto a también magistrados judiciales que tributaban en los altares K, las cada vez más deshilachadas y desorientadas huestes kirchneristas buscaban, a como dé lugar, dinamitar la gestión del gobierno de Mauricio Macri con la delirante idea de que éste caiga, aceleradamente, para que así y de manera triunfal, volvieran mágicamente a la Casa Rosada y a la Quinta de Olivos, Cristina Kirchner, Amado Boudou, Julio De Vido y el resto de la banda de delincuente, para de esa manera seguir saqueando el país con el argumento mentiroso que hay que “profundizar la revolución” que llevaba adelante su gobierno “nacional & popular” hasta diciembre de 2015 pasado.
Si bien no eran demasiados, tenían mucho entusiasmo, eran de gestos ampulosos, hacían mucho ruido, intentaban mostrarse confiables y circunspectos, aunque algunos llegaron a bravuconear y amenazar diciendo que si no cae pronto Macri este país y sus habitantes se irán a los confines del averno.
Eran los integrantes de la agrupación conocida como “Los Viudos de Cristina” que aquí en Salta también tenían adherentes repartidos en distintos ámbitos desde los cuales se dedicaban a hacer terrorismo preanunciando la llegada del apocalipsis, más temprano que tarde, si muy pronto no se lo despachaba a Macri y su gobierno que según, Guillermo Moreno, uno de los “viudos” más llorones, resultó peor que el de los genocidas Videla & Cía.
Fueron las redes sociales adónde desplegaron su estrategia en eso de sembrar miedos y desesperanzas.
Se regodearon estos últimos meses publicando comentarios y hasta encuestas truchas que decían que a Macri ya lo quería ni su hija Antonia.
Andaban, como decían las abuelas, como “víboras que perdieron la ponzoña” y por eso no dudaron en adoptar actitudes claramente golpistas y conspirativas con tal de ver si conseguían su objetivo.
Extrañaban de forma horrorosa sus propios beneficios, esos que habían conseguido en los gobiernos del matrimonio Kirchner a costa del saqueo más obsceno que se hizo del Estado argentino perjudicando al extremo a quienes decían ayudar, es decir, los más vulnerables.
Seguir escuchando sus comentarios sobre la “década ganada” sin decir ni una palabra sobre las múltiples causas judiciales que la tienen como figura central a su jefa política, resultaba, a decir verdad, aparte de indignante, poco creíble para su causa.
Para ellos, Néstor y Cristina Kirchner habían sido dos “revolucionarios” que con sus acciones dejaron como un par de oportunistas a Juan Domingo y Eva Perón.
Lázaro Báez y Cristóbal López, según ellos, fueron dos empresarios “patriotas” que generaron miles de puestos de trabajo.
Amado Boudou, sólo un joven divertido y militante de la causa K, amante de la buena vida, los buenos negocios y también de lo ajeno, al igual que los “Buenos Muchachos” de Martin Scorsese.
Milagro Sala, una “reencarnación” de Juana Azurduy que desde la frontera norte se “sacrificaba” por los más humildes, trasladando valijas cargadas de billetes a la Quinta de Olivos, para ahorrarle trabajo a Máximo y los “soldados” de La Cámpora.
Según su pensamiento, Luis D’ Elia; Hebe de Bonafini; Fernando Esteche y otros como ellos que hicieron de la violencia una forma de vida, eran ciudadanos convencidos de las bondades del modelo K que pretendieron que todos lo compartieran, por eso apelaron a la “percusión”, más que a la “persuasión”, para lograr imponerlas.
Para los miembros de esta agrupación, Julio De Vido, Ricardo Echegaray, Alejandro Vanoli, Ricardo Jaime, Axel Kicillof y lógicamente, Cristina Kirchner, eran “víctimas” de una persecución judicial y política por parte del “partido judicial” encabezado por Claudio Bonadío y por el “gorila” de Macri que como todo político de derecha, nunca fue capaz de entender los procesos “revolucionarios” como el de la Venezuela chavista y por eso trato siempre de “joder” lo más que pueda a los pobres de este país, sobre todo.
Para ellos, solamente alguien como Cristina podía salvar a la Argentina de las calamidades de este gobierno de perversos.
Todo, hasta allí, venía de maravillas hasta que una madrugada, José López, el otrora súper poderoso ex secretario de Obras Públicas y mano derecha del ex ministro de Planificación de la Nación, Julio De Vido, asustado porque alguien le avisó que iban por él, sacó del jardín de su casa un botín de dinero, joyas y otros valores que tenía enterrado y buscó ponerlo a resguardo de una manera que superó los guiones de las novelas sobre ladrones más conocidas.
Este personaje, que ahora quiere hacerse pasar por enfermo mental, aprovechó sus años al lado de uno de los mayores delincuentes que tuvo este país, Néstor Kirchner, para ver si en ese saqueo descontrolado de los recursos para obra pública podía manotear algo, “mojar el biscocho” y arrimar algo para su casa.
A pesar de tener algunas causas encimas, este pillo venía esquivando el bulto hasta hace algunas noches cuando por culpa de su propia incapacidad para esconder lo robado, puso fin a sus correrías y ahora, ya preso, amenaza hacer caer como un castillo de naipes a toda la estructura delictiva que montaron con la paciencia de una araña en estos doce años pasados el matrimonio Kirchner.
López, por estas horas, acorralado y abandonado a su suerte por sus compañeros de fechorías, deberá entender que si quiere aliviar la carga penal que lleva sobre sus hombros, deberá “cantar” mejor que Carlos Gardel y poner es descubierto todo el andamiaje delictivo.
“Los Viudos de Cristina”, en tanto, y como no podía ser de otra manera, huyen del Titanic y empiezan a decir que si quieren tener una posibilidad política en el mediano o largo plazo, tendrán que dejar de hablar de Cristina y su posible regreso.
“El kirchnerismo con Cristina al frente y tal como lo conocemos ahora, está terminado. Si queremos volver deberemos hacerlo disfrazados de otra cosa”, dijo uno de sus más representativos dirigentes en medio del desbande.
José López, un tipejo de baja estofa que bastardeó la política, la Democracia y la lucha de tantos hombres y mujeres de bien que abrazan la política con sus ideales más nobles, será, para siempre, el emblema de la corrupción pero también de la estupidez humana.
En unos cuantos minutos, pasó de ser el “señor” López a López el “revolú…”.
“Este nabo merece estar en cana hasta que muera pero por pelotudo”, soltó un ciudadano de a pié en la cola del supermercado.
Sería bueno que hable ante la Justicia y diga todo lo que sabe.
Lamentablemente, no es el único delincuente que pasó por los despachos K y estaría bien que otros, de su misma calaña, vayan a hacerle compañía a la prisión pero después de haber devuelto lo que robaron.
Un viejo dicho del hampa sostiene: “si no puedes pagar la pena, no cometas el crimen”.
Este ladrón, pronto lo vivirá en su propio pellejo.
“Los Viudos…”, en tanto, lloran amargamente, recogen sus redes y vencidos, vuelven a sus menesteres preguntándose por qué a causa de un imbécil los sueños sobre el regreso de Cristina y sus posibilidades para seguir quedándose con los fondos públicos a sus anchas se fueron para siempre, porque saben que todos ellos, nunca pero nunca más volverán.