Cristina en el espejo de Lula
Si Cristina se mira en el espejo de Lula puede tener un ataque de pánico. Es que el ex presidente de Brasil es un gigante de la política internacional y sin embargo fue llevado a declarar por la fuerza pública por el caso de corrupción más grave de la historia de ese país. Ni la fama ni el prestigio de Lula que incorporó a 20 millones de pobres a la clase media, pudo frenar el avance de la investigación. Ese es un aspecto que inquieta a Cristina. Ella puede y debe pensar que si a Lula le hicieron lo que le hicieron, ella, que es mucho menos que Lula, puede llegar a pasar por un sofocón parecido.
Pero el otro tema que enciende las alarmas del cristinismo es que en varios expedientes de las coimas y los negociados sucios de Brasil aparecen por lo menos tres argentinos muy ligados a Néstor primero y a Cristina, después. Hablo del monje negro y materia gris de Cristina, Carlos Zannini, del ex cajero, ministro y actual diputado Julio de Vido y del ex secretario de transporte, corrupto confeso, Ricardo Jaime.
Que la policía haya allanado el domicilio particular de Lula que dicen que, al principio, se resistió y que luego haya tenido que declarar en forma compulsiva generó una epidemia de temor en la región para actuales presidente como Nicolás Maduro y ex presidentes como Cristina. La situación de Lula, enojado, convocando a marchas populares contra lo que considera un golpe de estado judicial tranquilamente se puede leer como un posible adelanto del futuro político de Cristina Fernández de Kirchner.
De hecho ya fue citada a declarar en el escándalo por la venta de dólar futuro. Dentro de poco más de un mes, Cristina tendrá que ir a Tribunales a dar explicaciones como cualquier ciudadano. Fuentes de la justicia dicen que el juez Claudio Bonadío ya tiene redactado su procesamiento. La reacción de sus seguidores más fanáticos fue similar a la de Lula. Martin Sabbatella convocó a una manifestación popular para acompañar a la ex presidenta. Y Luis D’Elía convocó a un nuevo 17 de octubre, es decir una especie de levantamiento popular en defensa de Cristina y amenazó con que harán “tronar el escarmiento” porque Macri quiere meter presa a Cristina. En el mismo sentido fueron los muchachos camporistas que conduce Máximo, el príncipe heredero, con sus pintadas que dicen: “Si la tocan a Cristina…” que es la primera parte de esa consigna que termina advirtiendo: “que kilombo se va a armar”.
Este es el tamaño de la crisis que se instaló en el kirchnerismo. Haber vuelto al llano sin que se lo hubieran imaginado, genera una serie de interrogantes muy serios respecto de si la justicia argentina se atreverá a castigar con la cárcel a la ex presidenta. Hay dos expedientes infinitamente más graves que los del dólar futuro donde están complicados Alejandro Vanoli y Axel Kicillof. Y uno extra por el financiamiento ilegal de la campaña de Cristina 2007 con fondos de la mafia de los medicamentos y la efedrina. Me refiero a la causa Hotesur como se conoce popularmente, la denuncia por lavado de dinero y ocultamiento de bienes en los hoteles de los Kirchner. Bajo ese rótulo se pueden agrupar todo tipo de malversaciones y estafas con los dineros públicos. Coimas monumentales, retornos por obras públicas, millonarios pagos de habitaciones que no se utilizaron por parte de Lázaro Báez, balances nunca presentados, complicidad de parte del estado con malversación de información y hasta la insólita situación producto de la impunidad reinante, de que el estado a través de Aerolíneas Argentinas, contrató por 5 millones de dólares a la jefa del estado y a su hotel Alto Calafate, uno de los 4 de su cadena de la felicidad. Hay un delito grande como el Glaciar Perito Moreno. Encima los papeles legales fueron firmados por Máximo Kirchner. En el caso de Lula, también está involucrado su hijo, Lulinha.
Pero en los últimos tiempos hay otra lupa legal que deja a Cristina muy comprometida o por lo menos sospechada en el asesinato político más grave desde el retorno de la democracia en 1983. La justicia deberá probarlo con lujo de detalles y confirmar todos los indicios. Pero el magnicidio del fiscal Alberto Nisman tiene una dimensión institucional sin antecedentes. No solamente porque apareció con un balazo en la cabeza horas antes de presentar su acusación en el Congreso de la Nación contra Cristina, el canciller Timerman, traidor a su pueblo, entre otros funcionarios y figuras ligadas al kirchnerismo. También porque Nisman los responsabilizaba de haber encubierto a los terroristas de estado iraníes que hicieron volar el edificio de la AMIA por el aire con el consecuente asesinato masivo de 85 personas. La querella y la ex esposa del fiscal, la doctora Sandra Arroyo Salgado no tiene dudas de que lo de Nisman fue un crimen. El dictamente del fiscal Ricardo Saenz fue en el mismo sentido. Pero las declaraciones del ex “superespía” Antonio Stiuso directamente apuntaron a un grupo vinculado al gobierno de Cristina como los autores materiales del asesinato de Nisman.
Eso puso muy nervioso al mayordomo de Cristina. Acusó al viejo socio del gobierno, Antonio Stiuso de ser un extorsionador y dijo que era capaz de hacerse un autoatentado para echarla la culpa a ellos. Que lo podían matar como a Nisman. ¿Matar a Nisman? Pregunta para Parrilli: ¿Quién mató a Nisman y puede matar a Stiuso?
Todo esto demuestra que en los estrados judiciales, hay suficientes elementos para que Cristina esté preocupada después de ver lo mal que la pasó Lula en Brasil.
Hoy no se registra en el gobierno del presidente Mauricio Macri una injerencia en el poder judicial con la intención de hostigar a la ex presidenta. Si me apura creo que Macri no quiere hacer olas y que, por el momento, prefiere que no se avance a fondo contra la ex presidenta. Sospecha y sospecha bien, que eso le generaría una suerte de terremoto político difícil de manejar en el medio de un complejo proceso de reparación de todos los daños morales, económicos e institucionales que dejaron más de una docena de años de kirchnerismo.
Un procesamiento o una posible prisión preventiva para Cristina, cambiaría todo el escenario y las prioridades. Por eso, insisto, no creo que Macri esté interesado ni ocupado en privar de su libertad a Cristina. Pero también es verdad que la justicia tiene su propia dinámica y sus propios tiempos. Y hay jueces y fiscales que han sido humillados, extorsionados y amenazados con fanatismo y perseverancia por el ex gobierno. Y que hay algunos que están dispuestos a ir a fondo para limpiar de corruptos la vida nacional pero también, porque no decirlo, para tomarse algún tipo de revancha ante tanto atropello.
Esta es a cara más peligrosa de la realidad. Este es el problema en ciernes más inquietante de la vida institucional del país. Se lo resumo en una pregunta. ¿Qué pasaría si procesan o le decretan la prisión preventiva a Cristina? ¿Cuál sería la reacción de sus militantes, de la dirigencia anti K y del propio gobierno frente a una posibilidad que nadie se atreve a descartar? Cristina en el espejo de Lula. Estudia el escenario y sus posibles derivaciones y eso la llena de ira. Hoy Lula es un espejo en el que Cristina no quiere mirarse. Le produce pánico porque él dijo, “me sentí prisionero en mi propio país” La causa en Brasil se llama Aletehia, es decir la búsqueda de la verdad. Una especie de “mani puliti” contra las mafias políticas. La refundación de la república fundida exige verdad y justicia. Porque está claro que solo la verdad nos hará libres. Y que nunca es triste, lo que no tiene es remedio.