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Promesas de Carnaval


Macri, Urtubey y Massa en Jujuy

Un funcionario del gobierno provincial volvía de Jujuy eufórico y contaba como su jefe político, Juan Manuel Urtubey, había sido un protagonista pleno de la visita del presidente Mauricio Macri y Sergio Massa al norte de nuestro país.

Decía, emocionado, que jamás en tiempos de Cristina Kirchner, Urtubey y sus pares, Juan Manzur de Tucumán y Gerardo Morales de Jujuy, habían sido considerados, respetados y escuchados por un presidente, como Macri lo había hecho en esta ocasión.

A su vez, adelantaba, que en estos días Urtubey llamaría a una conferencia de prensa, en la provincia, para informar con detalles sobre todas las cosas que el Presidente había anunciado como obras en el corto y mediano plazo para la provincia y la región.

El contento en el funcionario se justifica habida cuenta que Macri llegó al norte, cuál “Rey Mago”, con las alforjas llenas de anuncios y promesas para esta parte del país que durante los ocho años de gestión por parte de Cristina Kirchner, estuvo prácticamente olvidada, salvo por algunas obras, sobre todo en carreteras, que se hicieron en la “Tacita de Plata”.

Hacía muchos años que esta parte del país no recibía, a menos de dos meses de asumido, la visita de un Presidente que no sólo llegaba de visita y a hacer “sociales”, sino que venía para anunciar obras largamente postergadas como la autopista Gral. Güemes – Libertador Gral. San Martín; el incremento del uso de caña de azúcar para la elaboración de naftas; los vuelos directos de Salta a Perú; el uso de energía solar; la generación de empleo genuino y otras que contribuirán sobremanera a la mejor calidad de vida de los norteños que, hasta ahora, fueron considerados ciudadanos de “segunda” por la mirada centralista de los anteriores moradores de la Casa Rosada.

Los anuncios, sumados al clima de convivencia que se pudo observar entre Macri y sus adversarios políticos hasta hace nada más que tres meses atrás, presuponen que en esta Argentina, versión 2016, se empezará a vivir un clima de convivencia política que terminará sepultando los tiempos de desencuentro, oscurantismo y odio que se estuvieron viviendo hasta el 10 de diciembre de 2015.

El estilo de Mauricio Macri, como una marca registrada, comienza a instalarse en el país.

Cumpliendo parte de sus compromisos de campaña, está dejando en claro que la convivencia democrática será su sello distintivo.

“Cada uno con sus ideas y desde su partido pero todos juntos debemos trabajar para mejorarle la calidad de vida a todos los argentinos”, repitió hasta el cansancio entre carnavalito y carnavalito y envuelto entre nubes de harinas que le arrojaban las “comadres” jujeñas.

En cada tramo de su cortísima primera cadena nacional, no dejó de mencionar a su anfitrión Morales, al gobernador de Salta, Urtubey, y a su invitado especial, Sergio Massa, a quién agradeció haberlo acompañado al norte del país, tal como lo había hecho al otro lado del mundo, en Davos, Suiza.

Macri, un hombre a quienes los políticos “ortodoxos” calificaban como un “novato”, les está demostrando que posee un olfato innato para llegar, con hechos concretos y gestualidad, al corazón y la mente de muchos argentinos que aplauden y apoyan su estilo, cansados de los ocho años de soberbia y mentiras de Cristina y su banda de ineptos y corruptos.

El Presidente, persuadido de esta realidad, le dice muy especialmente a sus íntimos que este año es el indicado para darle a su gestión la impronta que romperá con todo lo pasado. Sabe que es ahora cuando debe iniciar un proceso que lo identifique y que convenza a los argentinos que deberá tener continuidad en la próxima elección dentro de cuatro años.

“Si sigue así, será muy difícil ganarle las elecciones del 2019”, fue la sincera reflexión de un peronista salteño que reconoció no haberlo votado el año pasado, por considerarlo un “porteño liberal que no miraría más allá del Obelisco y la 9 de Julio”.

Sin embargo y más allá de la alegría carnavalera que muestran las fotos, Massa y Urtubey son dos dirigentes políticos que aspirarán derrotarlo en la venidera elección presidencial.

Massa, sentado cómodamente en sus cinco millones y medios de votos obtenido en los pasados comicios, tiene la expectativa que su base electoral crecerá si hace las cosas bien y trabaja para eso.

Es consciente que si se opone tenazmente a Macri, ahuyentará a muchos de sus votantes por eso, en este tiempo, elige mostrarse como un adversario que entiende el momento político pero que se prepara para sacarle el sillón a “su amigo”, dentro de sólo 48 meses.

Urtubey, en tanto, espera lo mismo.

Fue uno de los principales responsables de la ruptura del bloque del FpV y en consecuencia es odiado a morir por los talibanes y gurkas de Cristina, pero eso no parece preocuparle porque es sabedor que los pasos que dé, ahora, serán fundamentales para mostrarlo como un presidenciable y con la cara de “otro” peronismo.

Por eso, espera que esta nueva “renovación” que está transitando su partido, deposite en la presidencia a un hombre de su absoluta confianza y que a la vez no quiera disputarle la candidatura a presidente del país –para eso apoya al veterano diputado nacional sanjuanino, José Luis Gioja- y apuesta a que con la nueva conducción el peronismo sepulte definitivamente al FpV; a Cristina y toda su prole enrolada en La Cámpora; Unidos y Organizados; Movimiento Evita; Kolina y las otras agrupaciones K que ya sin oxígeno, es decir sin el dinero del Estado que antes recibían a manos llenas, se extingan en muy poco tiempo como la llama de una vela.

El gobernador de Salta tiene la seguridad que con un peronismo unido y con los cristinistas afuera, sus chances de gobernar el país se acrecientan por eso se muestra como un adversario y no como un enemigo del actual Presidente.

“Juan (Manuel Urtubey) es un gran lector e intérprete del momento político actual. Sabe que la mayor parte de la sociedad valora que sea un garante de la gobernabilidad. Necesita que los argentinos lo conozcan como un gobernador moderado, racional, opositor sí, pero no un loco como los camporistas que quieren incendiar todo. Eso lo ayuda mucho, por eso siempre afirma que él quisiera que lo elijan porque tiene mejores propuestas de gobierno y el mismo estilo conciliador de Macri (Mauricio) y no que llegue a la presidencia porque a éste le hubiera ido mal. Juan, al igual que Sergio (Massa) y Mauricio, pertenece a la nueva camada de políticos: democráticos, tolerantes, republicanos y conciliadores”, era el comentario que dejaba uno de sus principales operadores políticos.

Como una ráfaga, el presidente Macri pasó por el norte en este tiempo de diablos y desentierros y dejó una estela de esperanza para esta olvidada zona de nuestro país.

Esperemos que a sus importantes anuncios de un mejor lugar para vivir, como dice la zamba del gran, César Isella, no sean sólo promesas que luego “se las llevó el carnaval”.


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