Dos meses de Macri
Macri demostró que puede gobernar. Esa es el título, la noticia más importante. Se equivocaron los que creyeron que lo se lo iban a llevar por delante los grupos piqueteros en las calles, los gremialistas en las paritarias y los más fanáticos legisladores K en el Congreso de la Nación.
Ya se puede hacer un primer balance de luces y sombras. Ya pasaron dos meses del gobierno de Mauricio Macri y creo que su principal logro es haber derrotado al fantasma de Fernando de la Rúa y de la Alianza. Hay que ir muy al fondo de la historia para encontrar un gobierno no peronista que haya terminado su mandato con normalidad. Hay que retroceder hasta el presidente Marcelo Torcuato de Alvear que cumplió hasta 1928 con lo que ordenaba la Constitución de aquel momento. ¿Escuchó bien esta aberración política e histórica cargada de causalidad y no de casualidad? Hace 88 años que un gobierno no peronista no termina su gestión para la que fue elegido por el pueblo. La pregunta que más me hacían en la calle o en las charlas los ciudadanos comunes era la siguiente: “¿Si gana Macri, va a poder gobernar? ¿Lo van a dejar? Y todos traían algún ejemplo terrible de actitudes destituyentes por parte de un sector del peronismo que no soportaba estar en el llano. El plan de lucha contra Illia. Los paros seriales de Saúl Ubaldini contra Alfonsín. Algunos civiles cómplices del golpe militar contra Frondizi. Los saqueos encabezados por muchos intendentes del Conurbano contra De la Rúa. Mauricio Macri es el primer presidente que no se forjo en la fragua de los dos partidos mayoritarios. No es peronista ni radical aunque tiene peronistas y radicales en sus filas y como aliados en Cambiemos. Se reconoce más cerca del desarrollismo pero es un hombre más de la gestión que del debate ideológico.
Por eso creo que esto es lo más importante del primer balance. Mauricio Macri no solo demostró que puede gobernar con firmeza el timón de la Nación, también que no tiene nada de fragilidad. No le tiembla la mano a la hora de tomar decisiones muy jugadas aunque se equivoque y ese liderazgo tiene la capacidad de reconocer algún error y dar marcha a atrás. En eso es la contracara de Cristina. Macri dialoga donde Cristina excluía y agredía. Macri convoca a todos los sectores y los escucha en donde Cristina mostraba su maltrato sectario y soberbio. Haber convocado a los gobernadores y a sus rivales en las elecciones desactivó en un solo acto el nivel de crispación, odio y violencia latente que existía en la Argentina camporista.
Macri demostró que puede gobernar. Esa es el título, la noticia más importante. Se equivocaron los que creyeron que lo se lo iban a llevar por delante los grupos piqueteros en las calles, los gremialistas en las paritarias y los más fanáticos legisladores K en el Congreso de la Nación. “Le van a hacer la vida imposible, no le van a aprobar una sola ley”. Eso es lo que se decía. Y eso resultó ser absolutamente falso.
Los piqueteros están tan diezmados sin la plata del estado que le daba Cristina que, con Milagro Sala presa, en Jujuy no hay ningún tipo de protesta callejera. Los gremios, o mejor dicho sus principales dirigentes cegetistas están por estas horas reunidos en forma racional con Macri. Quieren buscar un acuerdo sensato para no perjudicar a los trabajadores con una caída de su poder adquisitivo pero sin potenciar el fuego inflacionario que si se espiraliza, puede quemar todo en pocos minutos. Y en el Parlamento, el gobierno nacional tiene victorias muy contundentes para exhibir. Cambiemos tiene apenas 90 diputados. El quórum se logra con 129. Un océano de diferencia. Sin embargo en apenas 39 días hábiles de gobierno ya se tejió un acuerdo de responsabilidad democrática que suma 40 diputados de Sergio Massa y no menos de 15 que aportan el justicialismo renovador y republicano de gobernadores como Juan Manuel Urtubey. El saldo es que se logró arrinconar y aislar a los grupitos más fanáticos y menos representativos del cristinismo beligerante y que el quiebre del bloque provocó una rebelión en la granja y una crisis que recién empieza.
Esto significa que Macri tiene el quórum asegurado y una buena predisposición a votarle no todo lo que quiera, pero si las principales leyes que necesite para gobernar.
Por eso le digo que Macri demostró que puede gobernar. Que tiene uñas de guitarrero. Que su formación empresaria, su éxito en Boca y su crecimiento en la jefatura de gobierno de la Ciudad durante 8 años, le dieron la madurez necesaria para semejante desafío.
Quiero aclarar que gobernar no significa que haga todo bien ni mucho menos. Entre las luces hay que colocar a la salida impecable del cepo, a las designaciones ministeriales que mayoritariamente son de gente que sabe y entiende, al cambio de clima de guerra por uno de paz social, y a la reiterada promesa de buscar pobreza cero. Hace unas horas se hicieron anuncios que van en el buen sentido. En intentar mejorar la situación de los que menos tienen y más necesitan. La jubilación mínima ahora será de casi 5 mil pesos y la asignación por hijo se fue a 966 pesos. Nadie se hace millonario con eso. Pero son pequeños pasos a los que hay que sumarle otras decisiones en igual sentido. Bajar el IVA a los alimentos, aumentar el mínimo no imponible de ganancias y aumentar las asignaciones familiares son buenas noticias que si se parte en dos las paritarias a la espera de la baja de la inflación en el segundo semestre, se puede hablar de que nadie va a perder nada pese a la devaluación y a los tarifazos de luz.
Entre los logros hay que destacar las nuevas relaciones internacionales. Chau chavismo, chau Irán y bienvenido el mundo desarrollado como Estados Unidos, Francia, Italia. Hasta el Papa Francisco recibirá a Macri en dos semanas. Se espera que pronto, si el acuerdo con los fondos Buitres llega, aparezcan créditos e inversiones masivas que aumenten la producción y el trabajo. Es la única manera de reducir la pobreza y la marginalidad. Más producción y trabajo.
Entre las sombras no nos podemos olvidar de la olvidable decisión de nombrar dos jueces de la Corte Suprema por decreto. Eso ya fue corregido, pero fue una metida de pata tan grande como aumentar la coparticipación porteña sin conversar siquiera con el resto de las provincias.
Hubo otras cosas cuestionables. En el medio de vagos y ñoquis que ingresaron a último momento para poner palos en la rueda fueron echados algunos trabajadores capaces y honrados. Les faltó más precisión para no cometer errores y les faltó y les sigue faltando una mejor comunicación con la idea de que algunos diputados puedan defender las políticas del gobierno ante el ataque permanente de los cristinistas rabiosos que solo quieren ver a Macri en un helicóptero, huyendo de la Casa Rosada. Por eso le digo que entre los muchos aciertos, el más importante fue la exhibición de autoridad para liderar. Algunos K ahora lo acusan de lo contrario, de ser autoritario. Antes decían que era un tibio que no iba a poder con semejante tarea. Hoy todas las encuestas lo muestran a él y a Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal con altos niveles de imagen positiva y aceptación. Eso no es para siempre. Eso hay que regarlo todos los días. Por ahora se puede decir que Macri va bien pero todavía tiene miles de batallas por delante. Nada es fácil y mucho menos gobernar este país quebrado y agresivo que dejó Cristina. Macri podría denunciar con más datos que país recibió. Esa también es una falencia. Porque mientras más información de los niveles de corrupción, mala praxis y despilfarro del kirchnerismo se tenga, más rápido van a poder actuar los jueces independientes. Y más rápido el ciudadano va a comprender mejor lo que pasa. Porque como siempre, el pueblo quiere saber de qué se trata. Y que los ladrones vayan a la cárcel. ¿No le parece?