Mala tos le siento al gato
Una de los Tres Chiflados
Hay al parecer un cogobierno de ciertos poderes de las Tinieblas en esto del reciente recambio presidencial. Lo dicho, y quiero vale cuatro.
Pregunto: Cómo juega el Pueblo en esto que nos está sucediendo, trágico por cierto, pero invisible por obra y gracia del "atardecer maravilloso de Punta del Este" [TN], de las nuevas relaciones de esa niña "Pampita" cuyas vicisitudes nos tienen al plato, del intendente massista que nombró en Caucete [SJ] a toda su familia para administrar el municipio, incluidos su hija de 19 y su hijo de 18 "con gran experiencia política y deportiva", según sus conceptos; de tanta olla putrefacta que, al parecer es lo único que hacen los funcionarios del actual régimen pero sin munirse siquiera de la lavandina de poner en la Justicia a los corruptos. De la diva entrada en años y en redondeces flácidas, adicta [autodefinida] que zafó de la redonda en Paraguay, pero no tanto. Cómo jugamos los sencillos, paisanos, en este partido sin pelota o si prefieren, con tantas pelotas como jugadas haya en una cancha embarrada.
Repugna encender la tele y hallar que los asesinos andan haciendo de las suyas como patéticos Tres Chiflados en las propias narices de la cana, dando vueltas por la Capital y el conurbano bonaerense; con un Ritondo que pontifica un día que es cuestión de horas, pero al rato dice que del sur se fueron al norte, que la suegra, que el vecino y la traficante paquera y el barrabrava, y cuanto especialista en inteligencia al servicio del Régimen compran sánguches y birra para reírse a carcajadas de nosotros viendo las propias mentiras que nos tiran como huesos de goma por la tele y el pelpa de los diarios, cada una distinta a cada hora. Mientras los Larry, Curly y Moe truchos y vernáculos, inseparables, asuelan las calles, las villas y el trocén como si nada. Inseparables, transgrediendo las normas básicas del Buen Fugado, que indican la supina dispersión con fines tácticos y estratégicos una vez al aire libre.
Algo pasa, mis queridos amigos, algo trágico que sólo sugiere un cogobierno entre el apuesto de ojos claros y el que le pone el cuchillo en los riñones sin dar la cara.
Mis gomías me dicen "pará la chata, no seas apresurado, que hay que darle tiempo, que está destapando las ollas... que la Niña de BA tiene cojones; que la cana tiene la culpa... que patatín y patatán...". Les pido disculpas broders. Soy un inoportuno mirón de arriba. Jugado en su carta con vale cuatro y ni siquiera miré el resto que me queda en la mano.
Doce años, como doce gotas corrosivas que horadaron la piel de la República, aunque no lo crean, dejaron enseñanzas. Poder mirar, por ejemplo, la contratapa; preguntarse si es verdad tanta sonrisa... eso se aprende. Tratar de hacer visible lo invisible.
Porque no se trata, compatriotas, de denostar a los fanáticos militantes de algo, para luego convertirse en lo mismo cuando se pudo llegar.
Repito lo que dije ya en otro momento: No comprar. Las vacaciones siempre, siempre, en este bendito país, son el pozo hediondo en el que se cuece la porquería política.
¿Nunca lo notaron?
Este país de ensueños es una fantasía en la medida en que no asumamos tanto desquicio; el de ayer y el de hoy. Y nosotros dentro disfrutando igual por la pantalla, claro, los atardeceres maravillosos de Punta [TN] y los movimientos funambulescos del Trío Más Mentao de las vacaciones que se llevan puesto a cuanto vigilante se les pone al frente. O no; vaya a saber qué. Mientras, como en las Cadenas de Triste memoria, se suceden las Conferencias de Prensa de los inútiles que no lograron siquiera saber si existen o ya dejaron de existir los Moe, los Curly y los Larry de Alvear.
Entre varias fantasías que me acosan, hoy me siento Veterinario, paisanos queridos.
Y mi diagnóstico es: Mala tos le siento al gato.
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