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Gobierno K versus campo

El campo atraviesa una profunda crisis, de las peores de nuestra historia. A la brusca baja del precio internacional de los granos, en especial de la soja, se suma una errática política oficial que perjudica desde hace ya muchos años al sector, principalmente a los pequeños y medianos productores. El resultado de estas desavenencias es desesperante: en estos últimos meses muchos productores vieron quebrar sus emprendimientos, con la consecuente desaparición de miles de puestos de trabajos, directos e indirectos, en Salta y en todo el país.

Por eso, llegó la hora de detener este desguace del sector. Porque los pequeños y medianos productores necesitan una respuesta, y de forma urgente. El Estado nacional debe salir de su letargo y, junto con los distintos gobiernos provinciales, articular acciones inmediatas para poder remediar esta crisis acuciante.

La parálisis en mi provincia es una foto del drama que viven hoy todas las economías regionales. Cultivos tradicionales como el tabaco y el poroto sufren un retroceso sin precedente. La falta de líneas de crédito, el precio exorbitante de los fletes para el transporte de mercancías hacia los puertos de Rosario y Buenos Aires y la política de retenciones aplicada por el gobierno nacional son la base de este estrangulamiento.

En contraposición, durante los últimos años, hemos presentado junto con senadores nacionales de distintas bancadas numerosos proyectos de ley, tendientes a:

1) reducir la presión impositiva, en particular por los derechos de exportación;

2) terminar con el intervencionismo distorsivo del Gobierno, que provocó, entre otras consecuencias, la reducción del stock ganadero, la caída de las exportaciones de carne vacuna y el cierre de numerosos frigoríficos;

3) proporcionar por parte del Estado la infraestructura necesaria -con un mejoramiento de las rutas y del sistema ferroviario y fluvial en general- para facilitar las comunicaciones y así reducir los costos de flete internos;

4) promover desde el Banco Central y el Banco Nación la ampliación de la oferta crediticia tanto para el financiamiento de cosechas anuales como para inversiones de mediano y largo plazo en cultivos perennes e infraestructura y equipamiento;

5) hacer cumplir la legislación referente a las situaciones de emergencia y desastre;

6) fortalecer entes de extensión como el INTA, promover la diversificación productiva y reducir el monocultivo para que el sector sea menos vulnerable a los vaivenes de precios internacionales y a los errores de una política económica vernácula, y

7) promover la producción sustentable, velando por la conservación de los recursos naturales como también de los suelos y las aguas, sean superficiales o subterráneas.

Estas iniciativas fueron sistemáticamente frenadas por el oficialismo en el Senado, siguiendo a rajatabla las órdenes de la Casa Rosada. En el caso de Salta, aún los legisladores del oficialismo no comprendieron que antes de pertenecer a un signo político representan a todos los salteños.

No obstante, no perdemos la esperanza de que nuestro gobernador se ponga a la cabeza de este reclamo. De ser así, los productores, así como nuestro sector político, lo acompañaremos, sin rencores ni mezquindades, para levantar juntos las voces en Buenos Aires. El desafío para toda la dirigencia política es grande. La historia nos juzgará por lo hecho y por lo que deja este modelo. (Fuente: La Nación)


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