Este oficio maravilloso…
Como Serrat y Sabina cantando; Quintana y Muloni, dos pájaros libres opinando
Año tras año, hace ya como 50 y una “yapita”, pero a la que debo restar la ausencia obligada por los genocidas del ´76, escribo los 7 de Junio sobre este día nuestro, el de los periodistas. Que otros sigan discutiendo si se lo debemos al gran Mariano Moreno… o “viene de antes”. Esa cuestión ya, realmente, no me preocupa como en los inicios del camino.
Lo inevitable es repetir que esta historia como la de tantos colegas de mi generación corrió -¡vaya obviedad!- a la par de la historia de esta Argentina tan vapuleada por los autoritarismos y hoy tan deudora de Democracia a pesar del inconmensurable precio que costó su reconquista en el ´83. Dicho esto último –aclaremos antes que disparen los centuriones del poder de turno- sobre el irrefutable argumento de que la Democracia, para ser tal, necesita la savia vital de la Justicia Social y no tolera por ende la tremenda pobreza y marginalidad actuales.
En nuestro caso, es decir en el de este Semanario que hoy transita su 23 año de existencia, debemos repetir que lamentablemente aún está irresuelto en una Justicia que de lenta deja de serlo aquel Recurso de Amparo iniciado contra el gobierno de la provincia bajo el severísimo cargo de Censura Indirecta, figura consagrada como tal por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) – Relatoría Para la Libertad de Expresión. Juicio que incluyó en su Informe Anual 2014 en el capítulo referido a la situación de la prensa en la Argentina. Ver: (www.oas.org/es/cidh/expresion/informes/anualesinformeanual2014.pdf.Go)
Una información que seguramente estará incluida en esta edición dedicada –con la generosa tolerancia del leal y constante lector de tantos años- a celebrar nuestro día.
Y tras lo dicho llegamos al objetivo verdadero de esta crónica, que se aleja de las miserias del poder y sus personeros de turno, y se eleva cual vuelo de los cóndores para mirar al mundo de cosas buenas que poseemos y a veces ni mencionamos.
Este oficio, el del Gran Gabo, se nutre segundo a segundo, pestañeo a pestañeo, de historias y pinceladas increíbles, bellas. Y como la aspiración de un escriba es la que él bien definía como meta máxima, consagratoria, es la de llegar a ser un día simplemente un buen cronista, intentaremos hoy retratar algo del oficio.
Con esa idea dando vueltas en la cabeza, por estos días este aspirante a buen cronista se puso a mirar el mundo a su manera, como bien lo enseñó a hacer el genio de un Joaquín Castellanos.
Y así, con tan fácil aunque no acostumbrada fórmula, halló a dos pájaros que como Serrat y Sabina lo hicieron para cantar, lo hacen desde hace tiempo, aquí y para todos nosotros, contando y opinando… desde este maravilloso oficio.
En ellos, con aprecio y respeto, levanto el brindis de este 7 de Junio. Hablo de Néstor Salvador Quintana y Nelson Muloni, a quien volví a descubrir este año en FM “Alto Perfil” (89.3) en su programa “Dialogando”, con la producción de un correligionario histórico de ambos, Luis Martínez, abogado pero obviamente “tocado” por la inigualable fuerza enamoradora del periodismo.
“Dialogando” nos sirve entonces para hacer una síntesis de lo día a día entregamos procurando interpretar y transmitir de la forma más clara posible lo que la sociedad expresa, y sustancialmente reclama con legítimo derecho de las circunstanciales dirigencias.
Dos veteranos de mil batallas y blancas cabelleras que seguramente jamás imaginaron estas líneas pero que saben bien lo que este cronista pondera de ellos y pide de ellos: que jamás callen ni dejen de avanzar ante los molinos de viento ni ante los piratas.
Que lo que hacen con tanta pasión realmente sirve de ejemplo para la reconquista de tantos valores perdidos, de tantos valores subvertidos. De tanta ética y moral asaltada.
Todo, con la seguridad de la victoria final del país soñado.
Con toda intención de dirigir su haz de luz hacia los colegas jóvenes, enciendo sobre ellos los reflectores de la celebración lejos de los brindis y palmadas hipócritas de los que sólo proclaman “respeto” los 7 de Junio y que en el resto del año esquivan a la prensa y la repudian visceralmente cuando perciben su sentido crítico. U optan lisa y llanamente por perseguirla y de ser posible ahogarla.
He allí, entonces, colegas míos una inmejorable razón para refrescarnos la frente y la mente repitiendo lo que sin imaginar podría convertirse en oración, nos legó el Gran Gabo cuando, en la 52ª Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) de 1966 bautizó para siempre al periodismo como “el mejor oficio del mundo” diciendo:
El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.
Y así, imaginando esta crónica premeditadamente alejada de las cotidianas miserias, como tomando un permiso, un recreo, fui repasando páginas y encontré lo que otro colega, Jaime Abello, cofundador de la Fundación Gabriel García Márquez de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) dijo sobre este bendito quehacer:
“…este es un oficio de carpinteros, que se aprende y se perfecciona con la práctica, escuchando a la gente y despertando los sentidos para ver lo que nadie más ve, para que las sociedades se informen mejor".
Entonces hoy con Néstor y Nelson, y con el Gran Gabo presente ¡Brindemos cantándole a la Libertad de Expresión!
La huella imperecedera del gran Gabo
Jaime Abello: “Para García Márquez los periodistas deberían tener claros los límites”
“Gabo” se nos fue hace un año. Pero como todos los grandes, su huella en el periodismo y en las letras continúa imperecedera. Su leyenda crece, sus libros siguen bajándose de las estanterías para la relectura de rigor y sus historias siguen siendo el ícono de ese realismo mágico que nos encandiló por décadas.
El “yo literato” de Gabriel García Márquez nunca eclipsó su “yo periodista”. La complicidad en esas dos facetas de su vida fue fascinante. Como periodista construyó un “templo formativo” para llevar a lo más alto de los altares ese oficio que calificó de “mejor del mundo”.
El colombiano Jaime Abello, fue uno de sus cómplices en esa misión. En 1995 nación la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), una entidad pensada, planeada y desarrollada por el escritor colombiano Gabriel García Márquez, dentro de su propósito permanente de lograr que haya un periodismo fuerte, independiente, creativo, innovador y, ante todo, cargado de rigor. Hoy, a un año de la partida del gran “Gabo” la Fundación sigue en pie y Jaime Abello nos cuenta por qué.
Según Jaime Abello Banfi, el actual director de la FNPI, García Márquez encontró con la Fundación una manera de realizar un viejo anhelo, no como lo soñó, pero sí logrando los resultados a estos propósitos.
Él, García Márquez, quería tener un medio propio y lo intentó varias veces, apuntó Abello, y para subrayarlo citó a “Gabo no contado”, el reciente libro escrito por Darío Arizmendi, quien revela charlas, planes, proyectos sobre la intención que tenía entre 1982 y 1983 de fundar un diario que se iba a llamar “El Otro”.
Pero ante las dificultades, su idea se transformó en unos talleres de periodismo y los concretó en Cartagena, ciudad que fue punto de partida y de llegada en la vida de periodística de Gabo.
Aquí Abello hace un paréntesis para recordar que en mayo de 1948 Gabriel García Márquez publicó en Cartagena su primer artículo y años después su trabajo periodístico lo concluyó con una organización dedicada a trasmitir técnicas, conocimiento y secretos del oficio, especialmente a los jóvenes.
Y fue así como fortaleció la idea y la hizo realidad con la apertura de la FNPI. Han pasado 20 años, con más de 500 actividades -150 en Cartagena- entre seminarios, talleres y charlas, además de la creación y fortalecimiento del Premio de Periodismo García Márquez, que comenzó en México y luego se trasladó a Medellín.
Ha sido una actividad muy fuerte. Hemos sembrado mucho de lo que Gabo quería tener, el de lograr el mejor periodismo del mundo, precisó Abello en entrevista con Caracol Radio.
Pero, en el fondo, ¿Qué era lo que García Márquez quería para el desarrollo de la profesión? Sin dudarlo, Abello responde que la independencia, “porque fue algo que lo caracterizó durante toda su vida”. García Márquez fue una persona crítica “y está reflejado en su vida literaria y periodística”.
Él quería tener un espacio renovado, donde hubiera gente que empezara a desarrollar la profesional con una claridad ética, anotó Abello. Y fue enfático en señalar que para Gabo en sus clases de redacción la ética tenía un espacio fundamental, pues los periodistas deben tener claros los límites, las fronteras que no se deben sobrepasar nunca.
Incluso, anotó, lo primordial para García Márquez era los reportajes y las crónicas, no columnas de opinión ni los editoriales. Siempre se enfocó en la noticia, en la profundización con el reportaje, en contar historias mediante la crónica y “todo con un rigor total, con un periodismo que no fuera rectificado nunca”.
Y considera Abello que ese legado se mantiene, pues desde la FNPI “tenemos una perspectiva latinoamericana, en la que hay un interés renovado por el periodismo narrativo, la crónica, pero no solo con calidad literaria, sino mediante un periodismo más investigado”.
“Estamos en una época que podríamos llamar ‘periodismo de autor’, especialmente en Internet, que nos permite espacios más amplios, con enlaces para profundizar, usando multiplicidad de recursos como imagen y vídeo; esto nos da la oportunidad de hacer un periodismo más completo”, concluyó.
Así, la FNPI, que tras la muerte de Gabo en abril de 2014 adoptó el nombre de su gestor y hoy se llama Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, celebra sus 20 años y lo hace con una reflexión estratégica sobre los cambios del periodismo y el futuro de la entidad. (Caracol.com.co – Fotos: Agencias y FNPI).