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Macri y el Peronismo Perdonable

A los dos años, la opción es rendirse o enfrentarlo

“Ante Macri quedan dos opciones. Rendirse o enfrentarlo”, reflexiona la Garganta. “Yo me rindo”, agrega.

En los dos primeros años del macrismo, lo que se trató con mayor competencia fue la caída del kirchnerismo. Tema que concentró la centralidad, casi hasta el hartazgo. Por las catastróficas derivaciones de la “herencia recibida”. Con la sucesión de denuncias, graves escándalos coronados por el festival de las prisiones preventivas. Las degradaciones permanentes estuvieron apenas alternadas por la pérdida del submarino , o por las muertes nada naturales, ocasionadas por la represión del conflicto ancestral e inmobiliario. Con el viento de cola de la política a su favor, con la aprobación electoral que estampilló con derrotas a los adversarios, el Tercer Gobierno Radical de Macri sorprende porque no termina de acomodarse, ni de arrancar. Los inversores aguardados le corren el arco. Los capitales se apasionan exclusivamente con la lícita especulación. Mientras tanto la rutina del endeudamiento sistemático, en el país sobriamente estancado, amenaza con los nubarrones del horizonte indescifrable. De todos modos, apoyado aún por La Mafia del Bien, el macrismo se sostiene. Explota la fábula de “evitar el regreso al pasado”. Por lo tanto resulta estratégico insistir en el desastre heredado del kirchnerismo, a los efectos de mantenerlo inalterablemente en el primer plano. Ya que el macrismo, hasta aquí, pese a imponerse y presentarse como un movimiento nacional, tiene muy poco que decir, y menos que ofrecer. Alguna sarasa elemental que le brinde credibilidad a la población despojada que ya carece de capacidad de asombro. Sin tiempo para asimilar las prisiones preventivas que se celebran. Y que indujeron precipitadamente a la reflexión detestable del jurista amigo. “Es una vuelta mejorada a la contrarrevolución de 1955, en un país peor, con fusilamientos mediáticos”.

Ejes del Mal. Desmadres

Rendirse o enfrentarlo, insiste la Garganta que se rinde. Capitulación pragmática o resistencia, desde ninguna parte. Según la línea del razonamiento, el que “se rinda” puede ser otro equivalente a Eduardo Amadeo, El Conde Consorte. Va a disponer de un trabajo digno, exponerse con frecuencia en la televisión, integrar tibiamente el presupuesto. El que decida enfrentarlo, en cambio, puede ser tranquilamente otro Francisco De Narváez, El Caudillo Popular. Otra víctima de El Ángel Exterminador. Pero cabe, para ser riguroso, alguna opción intermedia. Ni rendirse ni enfrentarlo. La alternativa de ofrecerle un doble juego de piernas, de presentarse en simultáneo como un opositor crítico y a veces, cuando corresponde, casi oficialista. Como Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, que supo ser su embajador para luego, en la escenografía, enfrentarlo. Aunque al raspar a Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, le hacía un favor indirecto a Macri. Otra opción es el colaboracionismo especulativo. El que le ofrece generosamente el apoyo inicial, en nombre de la gobernabilidad. Para luego retacearle el mismo apoyo con la toma de distancia crítica. Como Sergio, Titular de la Franja de Massa. Si aún no fueron exterminados, ambos, Lousteau y Sergio, fueron perfectamente dominados por El Ángel Exterminador. Sin embargo Lousteau le resultó finalmente útil a Macri para que la señora Elisa Carrió, La Demoledora, no triunfara por más de 60 puntos (para algarabía eventual de Rodríguez Larreta). Como Massa le resultó igualmente útil a Macri para vencerlo en su momento a Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol. Pero Lousteau tiene cuatro años por delante para recuperarse. Tiene la banca de diputado nacional, enrolado en el radicalismo del Eje del Mal. Nosiglia, Yacobitti y Angelici, aunque avalado a la distancia por Macri. Para intensificar el rencor transitoriamente contenido de la señora Carrió, que en cualquier momento estalla. Pero aún no es la hora de demoler. El Colectivo Cambiemos no es tan frágil como Los 5 Latinos de UNEN . Scioli tiene también una banca por cuatro años para intentar la recuperación. Encuadrado con La Doctora. Por ahora, Scioli es otro muñeco del batallón de vencidos que Macri exhibe en la vitrina del campeón que extermina. Mientras tanto sus adversarios, sobre todo su oponente más difícil, La Doctora, afirma creer que Macri es el director de la orquesta. El verdadero jefe ideológico que decide quién va preventivamente preso y quién no. En realidad, ojalá fuera así. Que Macri estuviera detrás de la “peste de transparencia” (selectiva). Daría la señal de que existe, después de todo, un orden. Y que la circunstancia judicial no se encuentra totalmente desmadrada. Sin el menor control, sin operadores respetados y con los jueces federales desatados, en una extraña competencia por mostrar quién se atreve a apresar más y mejor. Diferente de Lousteau y de Scioli es el destino de Massa. El adversario que Macri más pugnó por exterminar. Era más joven e ingenioso y no soportaba su doble juego de piernas, de acercamiento y distancia. De ser co-gobierno y al mismo tiempo crítico. Con el pretexto de vencerlo a Daniel, fue Sergio quien le peleó a Mauricio por su afán de entrar por la puerta grande en la historia. La presidencia en 2015. Y la senaduría, mientras retrocedía en 2017. Para irse derrotado por la puerta chica. Hacia su casa, devaluado por los oportunistas que creen que se debe ganar siempre. Contiene la recomendación de resetearse para ponerse, pronto, en carrera, otra vez.

Peronismo Perdonable

Si bien decide no rendirse, el Peronismo Perdonable (en adelante el PP), concentrado entre los gobernadores y el senado, prefiere mostrarse republicano, sensato y racional. Como excelentes dadores voluntarios de gobernabilidad. Incluso, alguno de los gobernadores moderados del PP puede ilusionarse con formar parte de la fórmula en 2019. Una suerte de Macri-Urtubey. O tal vez, por qué no, Macri-Schiaretti. Aunque abundan los radicales que también quieren ser número dos. Y promover Macri-Sanz, o Macri-Cornejo. De no haber sido por la desgracia del submarino perdido, podía ilusionarse también el ministro Aguad. Ni siquiera descuentan, en la ilusión, que Macri nunca va a llevar, de compañero de fórmula, a alguien que no sea un macrista de paladar negro. Correspondería dirigir la mirada, mejor, hacia otra fórmula. Macri-Carolina Stanley, la Ministro (inquietante) del Pelo Mojado. Los gobernadores del PP parten de la certeza de creer que aún tienen seis años por delante de Macri. Porque invariablemente va por la reelección. Aunque el carromato del gobierno, pese a los tableros de control, no arranque y se acabe, por agotamiento, la cantilena de la herencia recibida. Y con el aval de La Mafia del Bien comience a describirse, de pronto, sobre la herencia aún más lamentable que el Colectivo Cambiemos va a dejar. Con infinidad de Ceos decepcionados, en la búsqueda desesperada de puestos en el exterior. Para los racionales del PP sólo resta especular ahora sobre quién va a ser el sucesor en 2023. Si Marcos Peña, El Pibe de Oro, o María Eugenia, La Chica de Flores (de Girondo). De ser por Macri, Geniol queda prematuramente descartado.

El PP de los gobernadores, para facilitar la gobernabilidad, va a hacerse notar en el parlamento. Senadores y diputados, que igualmente califican para el perdón, van a actuar en concordancia con el poder ejecutivo de sus provincias. Con el objetivo políticamente irresponsable de aislar, hasta la marginación, a La Doctora. Aunque se le hayan inclinado en exceso, con la lengua afuera, hasta diciembre de 2015. Y le hayan aplaudido, con énfasis, hasta los errores más sobre-actuados. Salvo alguna excepción oral, el sindicalismo peronista también se encuentra signado por los límites recatados del PP. Por distintos motivos, todos ideológicos y espirituales, como no ir, sin ir más lejos, presos. Como el Caballo Suárez. La penúltima reticencia se inspira en las cuestiones empresariales que se mezclan con los temas personales y políticos. Es un enigma aún la actitud del último gran líder sindical. Hugo Moyano, El Charol. Respecto, por ejemplo, de la anunciada reforma laboral. Hoy lo tienen cercado a El Charol por las presiones impositivas, por los desmanes familiares, o los deslices más graves de la barra brava. Mientras tanto, los portavoces periodísticos del macrismo multiplican la idea del probable encierro. ¿Se atreverán, entre tanto desmadre judicial, a cargarse también a Charol? En cambio el portal, con alguna base informativa, prefiere adherir a la idea del rescate. Imaginar cien camiones frente a La Rosada, con sus respectivos camioneros del artista Ricardo Carpani, es una escena de fuerte expresionismo. “La empresa OCA nunca se va a ir a la lona”. Aunque pueda estirarse la cotidianeidad de la congoja. La permanencia de los testículos en la garganta. Y El Charol va a considerar, según nuestras fuentes, que la “reforma de Jorgito” merece ser apoyada. Sin, incluso, el recurso de ninguna Banelco.

Máxima irresponsabilidad

Pero la máxima equivocación del PP debería inquietar a El Ángel Exterminador. Y a los dadores voluntarios del optimismo mediático. Consiste en el riesgo de aislar a La Doctora. Es una magnífica tontería no aceptarla en el bloque de senadores que comanda Miguel Pichetto, El Lepenito. Significa cederle, en exclusiva, a La Doctora, el amplio escenario de la contestación. De la oposición más dura, en su caso bastante fundamentada. Por las persecuciones mediáticas y judiciales que Macri dista de controlar. En los momentos trascendentales en que el gobierno no arranca, cuando hasta le cuesta superar la magnitud de sus propios pretextos. Sumido en la táctica recetada del endeudamiento suicida, mientras se aguardan las inversiones que no van a llegar. Porque los empresarios lo aplauden, lo prefieren, pero siempre le corren el arco. Entonces es ligeramente irresponsable el PP por dejarla afuera. Por no integrarla ni contenerla. Con su acumulación de rencores. Con recursos más orales que morales. Como para superar, en materia de atributos, a cada uno de los PP que, al aislarla, la agrandan. Para colmo La Doctora atrae, en simultáneo, ya no sólo a los buscapinas del frepasito tardío. Atrae, aparte, a los sectores más esclarecidos de la izquierda real. Los que necesitan llegar al esternón de los sectores populares. Y nunca dispusieron, para sus modestos frentes, de ningún candidato que les asegure, de pique, 20 puntos.

Los Peronistas Perdonables no merecen políticamente el menor perdón.


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