“Ley de Puntanidad”
Argentina siglo XXI: Rodríguez Saá, nuestro pequeño Hitler, Stalin o Mussolini
«Se aumentarán impuestos a aquellos empleadores de la provincia de San Luis que tomen mano de obra y den empleo a personas no nacidas en dicha jurisdicción. Se exceptúa a quienes empleen servicio doméstico»
No es un problema ideológico
Una de las características que identifican al fascismo, es aquella que lucen los Jefes fascistas, de imponer su visión particular de la realidad, y actuar en consecuencia. Para que se entienda esto, aclaro: Detrás del fascismo no hay ideas, no hay un sistema de ideas; hay Jefes, Duces, Führers, Generalísimos y hasta aquellos que usaron un apodo como Stalin, que no era nombre y definía su liderazgo impuesto. Lo que está detrás del fascismo como práctica política, Paisanos, es la búsqueda, la obtención del Poder político y la dictadura de un líder, generalmente loco.
Un líder loco con ideas fijas acerca de cómo estructurar la realidad social conforme sus patológicas apetencias de poder. Esto incluye definiciones propias de lo que es y no es especie humana entre quienes pertenecen genéticamente a la Humanidad, como podrías afirmarse por ejemplo: “algunos somos más humanos que otros humanos“. Por supuesto, y como postulado de este absurdo, el Líder determina a su antojo la cuestión de las “nacionalidades”, yendo de hecho, a configurar sistemas represivos para evitar “contaminaciones” genéticas, raciales y sociales. Como ser, aumentar los impuestos a quienes empleen seres indeseables en sus industrias o negocios.
Por ejemplo, Iósif Vissariónovich Dzhugashvili (alias “Stalin”) tiene entre sus “obras intelectuales” el libro “El marxismo y el problema de las nacionalidades“, y ocupó en su escalada de poder, el cargo de “Comisario de Nacionalidades” en la flamante Unión Soviética pos revolucionaria, en cuyo ejercicio escribió la “Declaración de los derechos de los pueblos de Rusia“, un tratado de la discriminación, vea usted.
A su vez, Adolf Hitler escribió “Mein Kampf” (1925) libro en el que dedica gran espacio en el capítulo XI del T.I. “Pueblo y raza“, y en el Cap. I del T.II. “Concepción del mundo y del partido“, a la justificación de la preeminencia de la raza aria. En la Alemania nazi se hablaba de “arianidad“, “germanismo” y “pan-germanismo” (“Deutschland Über Alle”)
Benito Amilcare Andrea Mussolini, en Italia, dictó los proyectos de ley luego consagrados totalitariamente, de control racial de los trabajadores, que contenían una larga lista de prohibiciones, de las que extraigo sólo una: “Se prohíbe a todas las administraciones públicas y empresas privadas de carácter público –tales como bancos y compañías de seguros– de emplear a judíos“. Previo a esto aprobó el documento pseudocientífico “Manifesto degli scienziati razzisti” («Manifiesto de los científicos racistas»), también conocido como el “Manifesto della Razza”, («Manifiesto de la raza»). Publicado por primera vez de forma anónima en el Giornale d’Italia, el 15 de julio de 1938, bajo el título “Il Fascismo e i problemi della razza” («El fascismo y los problemas de la raza») y reeditado después en el número uno de la revista “La difesa della razza” («La defensa de la raza») el 5 de agosto de 1938, firmado por 10 científicos fascistas. Durante su régimen se hablaba de “italianidad“.
Finalmente, del Generalísimo Francisco Franco Baamonde, sólo se puede decir que fue un líder clasista fundamentalista ultra católico, y así actuaba contra las franjas de la Sociedad que no respondía a sus dogmas de Fe. Pero no se conoce que haya dictado normas legales discriminatorias. Posiblemente era más pragmático: Actuaba y se llevaba por delante a gitanos, homosexuales y nativos del Este europeo, sin siquiera dictar leyes al respecto.
El fascismo no es un problema ideológico, es un problema de locura.
Puntanidad
En nuestro país del ñandú, del tucán, de los venados cordilleranos, de la piel morena o clara de la gente, del crisol de razas ¿de qué se comenzó hoy mismo a hablar?
Pues aquí, señoras y señores, se comenzó a hablar, entre nosotros mismos, de “Puntanidad“. O sea, una categoría sub-racial y para-social, “über alle” del resto de los nacionales argentinos y extranjeros. Exacto: Por sobre de la Argentinidad, que es una condición natural, no buscada ex profeso.
¿Quién lo dijo? Pues el mismísimo gobernador de la provincia de San Luis de la Punta de los Venados (a propósito, de esa denominación deviene el gentilicio “puntano/a”), don Alberto Rodríguez Saá, al enviar para su aprobación en la Legislatura local el proyecto de la “Ley de la Puntanidad“, destinada a gravar con mayores impuestos, a todos los puntanos que osaren emplear cualquier trabajador que no sea natural de San Luis, sean argentinos o no lo sean.
Por si esto fuera poco, el texto legal exime de tributos extras a quienes empleen servicio doméstico. Otro clavo en el ataúd de la nacionalidad total argentina, de por sí un crisol: Ser admitidos los de segunda clase en trabajos ad-hoc.
Dado lo dicho anteriormente, me eximo de abundar en detalles de las conductas de este pequeño Hitler, o Stalin, o Mussolini.
Notitia criminis
Como esto constituye claramente la comisión de un delito de acción pública pudiéndose tomar como “notitia criminis” por su contenido discriminatorio, recurro a jueces, fiscales, abogados y abogadas y ciudadanos menos trancados que yo, a denunciar y arrollar con la máquina jurídica y legal este intento fascio-nazi-estalinista de clasificar a los paisanos nacionales en razón de su procedencia provincial.