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La debilidad del sistema de partidos políticos es potenciada por las “listas colectoras”, verdadera

El penoso episodio protagonizado por el ex diputado Ameri, avergonzó a la ciudadanía salteña y al país. Espero que el affaire abra un debate sobre los problemas estructurales que afectan el sistema electoral en nuestro país.

La primer pregunta que todos se plantean es ¿cómo llegó a ser diputado nacional? Ni siquiera es salteño. Algunos responden que la causa está en la lista sábana. Estoy en desacuerdo, en la elección que le permitió ocupar el cargo, sólo había tres candidatos titulares y tres suplentes. No era una sábana. A mi criterio, el problema radica en la metodología para seleccionar candidatos. Las PASO, que fueron concebidas para evitar el dedo de los dirigentes de los partidos en la selección de candidatos fue inútil, ya que los partidos se rehusaron a organizar internas, seleccionaron candidatos a dedo o como prefieren llamarlo por proclamación, y de este modo repitieron idéntica fórmula en las elecciones primarias y en las generales. Esto demuestra que la norma no cumplió con su objetivo y debe ser modificada.

Se debate la necesidad de reformar el sistema electoral, pero ello no alcanzará si no se aborda una regulación adecuada de los partidos políticos. El sistema electoral y el de partidos políticos están íntimamente entrelazados y afectan al sistema democrático. La debilidad de uno afecta al resto.

La normativa constitucional afirma el principio de que una democracia plural sólo responde a un sistema plural de partidos políticos. La democracia interna de los partidos es una exigencia constitucional y debe ser celosamente custodiada. Esto implica que los dirigentes deben representar a la voluntad de la mayoría de los afiliados, y que la minoría esté representada en los cuerpos colegiados de la dirección partidaria. La democracia interna de los partidos exige que la postulación para los cargos electivos surja de elecciones internas amplias, en las que compitan las diversas líneas internas; que se prohíba las designaciones “a dedo”. El objetivo debe ser que la sociedad disponga de suficiente capacidad de opción, para lo cual, el financiamiento de las campañas tanto internas como generales debe seguir siendo tema de debate.

La experiencia demuestra que cuando se descartan elecciones internas, esquivando los debates generadores de consensos y disensos, se inflige una grave lesión no sólo al derecho a elegir y ser elegido, sino al derecho de participar en la dirección de los asuntos públicos. Se afecta la legitimidad de la propuesta ganadora y se amenaza con deslegitimar a todo el sistema político a partir de la devaluación pública de los propios partidos políticos.

La debilidad del sistema de partidos políticos es potenciada por las “listas colectoras”, verdadera ley de lemas encubierta. La ley de lemas se derogó porque generaba claros vicios en el sistema electoral, pero rápidamente las dirigencias políticas, con la complicidad de las autoridades electorales, la sustituyeron con las listas colectoras que anulan la democracia interna, desalientan los debates fundamentales para la construcción de ideas y consensos, la estructura partidaria deja de escuchar voces y debates y se limita a sumar votos. Ello lleva a que no se discutan ni proyectos ni políticas públicas. El resultado es la apatía de la población con la clase dirigente y con los partidos políticos. El sistema de listas colectoras resulta engañoso para el electorado que se encuentra con miles de candidatos y ningún partido político. Las listas colectoras deben ser expresamente prohibidas.

Es necesario también realizar reformas en el sistema electoral, tanto a nivel nacional como a nivel provincial. A nivel nacional, la utilización de boletas electorales cuya distribución se mantiene a cargo de los propios partidos políticos, afecta la transparencia y por tanto la legitimidad de la elección. A nivel provincial, el voto electrónico no ha despejado desconfianzas ya que los partidos políticos nunca accedieron al código fuente. El acto electoral terminó privatizado. Ambos sistemas deben ser revisados.

Entiendo que la mejor experiencia nacional e internacional es la de boleta única por categoría de candidatos, cuya impresión y distribución está a cargo del Tribunal Electoral. Esto no solo baja exponencialmente los costos de impresión y distribución de boletas, impide conocidos vicios como el voto en cadena o el robo de papeletas, sino que también evita que cada partido deba custodiar las boletas.

El episodio Ameri logró unir a las distintas expresiones políticas en el repudio, debe también llevar a lograr consensos que alumbre reformas democráticas tanto al régimen de partidos políticos como al electoral.


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