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El paredón de la inviable Buenos Aires, donde se estrella el Peronismo Perdonable.

Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), quiere aparecer en la estampita. Recurre a Roberto Lavagna, La Esfinge. Elogio de la madurez. La Esfinge funciona como un Konrad Adenauer argentino. Ideal para elevar al país desde la actualidad del subsuelo. En la ilusión inofensiva, Lavagna viene acompañado por el senador Miguel Pichetto, Humprey Bogart, que funciona como la carta comodín del chin chon. Emerge además José Manuel De la Sota, Hugo Boss. Como dato favorable, aclara que quiere presidir durante un sólo periodo. En caso de resultar electo, no va a optar por la permanencia. Ventajas, nada menores, del almanaque que canta la madurez. Antes de partir, para dictar cátedras extrañas en las universidades del verano europeo, Hugo Boss peregrinó entre diversas minigobernaciones del conurbano bonaerense. También se entrevistó con ciertos sindicalistas notables, poco predispuestos aún a la generosidad de los monederos. Pero asoman dos sub 50. Sergio, Titular de la Franja de Massa, y Juan Manuel Urtubey, El Hermoso Brumel, que pretenden también encabezar la fórmula. O conformar una entre ellos.

Otro hombre de arrojo es Felipe Solá, Máximo Dirigente Felipista, que se arroja y también puede ir acompañado por el comodín Pichetto. Como en el tango Corrientes y Esmeralda, “cualquier cacatúa sueña con” llevarlo a Pichetto de dos. Pero ocurre que El Comodín, en el entrevero, se atreve a querer ser el Uno. Acompañado por Felipe o por Sergio. Por prepotencia de distrito, la inviable Buenos Aires, Felipe y Sergio pueden figurar como fichas en todos los mecanos. Aunque Pichetto puede ser también el vice de Sergio Uñac, otro sub 50, El Blanco Presentable. Pero justamente Uñac prefiere consolidarse primero en San Juan, su territorio. Para relegarlo a José Luis Gioja, El Güevón, a la planta permanente del Parlamento. En el casting luce además el paisano Juan Luis Manzur, el Menemcito, el sub 50 que busca hacerse fuerte en Tucumán, pese a los sistemáticos empujones de José Alperovich, El Domador de Camellos. Sin embargo nadie tiene el derecho de extirpar del bolillero la bolilla de Juan Schiaretti, Vuelve Juan, aunque no pueda, a su vez, distraerse de Córdoba, donde acecha el radical Mestre, detestado por el presidente del Tercer Gobierno Radical. El Ángel Exterminador. Menos aún se puede descartar la bolilla de Omar Perotti, El Reutemann Sagaz, que puede llegar acompañado de cualquiera de los citados en el elenco estable. Aunque Perotti, por sagaz, sospeche que quieren promoverlo para la presidencia apenas para quitarlo de la carrera de la gobernación de Santa Fe. O sea, enviarlo a pelear por la Casa Rosada para expulsarlo de la puerta de la Casa Gris.

Paredón

El Peronismo Perdonable despacha series de tickets presidenciales. Gran subasta de proyectos eventuales que se estrellan, infortunadamente, contra el paredón de la provincia (inviable) de Buenos Aires. Con el primer interrogante que carece de la respuesta clara. ¿Qué va a hacer La Doctora con la centralidad? Marca impuesta. La preferida por el adversario, Macri, El Ángel. Cumplen rigurosamente con el acuerdo tácito de elegirse recíprocamente como oponentes. Como una carmelita, La Doctora se enclaustra en el silencio estratégico. Mientras tanto admite -y confidencialmente promueve- lanzamientos a canilla libre. Dependen exclusivamente de su voluntad. El primero es Agustín Rossi, Ex Chivo, con sus discursos que encienden a las masas del Parlamento. Lo sigue Axel Kicillof, El Gótico, con su audacia infinita. Y se destaca ampliamente Alberto Rodríguez Saa, El Colibrí, gobernador del Estado Libre Asociado de San Luis, que mantiene un litigio ficticio, inexplorado mediáticamente, con su hermano Adolfo, El Alma de la Puntanidad. ¿Qué le conviene a La Doctora? Con dinero ajeno, con el cuerpo ajeno, se juegan interpretaciones por doquier. Postularse para la presidencia. Aceptar el juego que le propone el Ángel. Con la rutina cotidiana clavada en el edificio deplorable de Comodoro Py. Es donde El Ángel la necesita. Para asustar a los talladores de la desastrosa economía. A los empresarios pudorosos que le temen, por las manos llagadas de tanto aplaudirla. Que se abstienen de invertir si ella, la malvada, se fortalece. Artesanos de las finanzas atormentados por su crecimiento probable, paralelo a la decepción que genera el Angelito. Tal vez deban cuidarse de la preferencia. ¿Y si La Doctora les hace el juego y les gana? Ya no tienen el ánimo predispuesto para aplaudirla otra vez.

Más allá del segundo cordón

Salvo Sergio -con Felipe prendido- ninguno de los innumerables postulantes puede treparse al paredón de la inviable Buenos Aires. Consta que los minigobernadores ofrecen turnos. All inclusive. Con asado y cabalgata. Para pasear por los suburbios, sin embarrarse. Ciertos postulantes ni se arriesgan más allá del segundo cordón, donde prospera el padecimiento y se multiplican los merenderos. Es donde se desmorona, para ser exactos, la estrategia triunfal que diseña el pensador Jaime Durán Barba, El Equeco, y que plantea con excelencia en las tertulias. “Donde más crecemos es en los sectores pobres del conurbano”, suele decir don Jaime, mientras Marquitos y Gerardo se contemplan, dos románticos emocionados y con los ojos rutilantes. Por lo tanto la reelección de Macri se consolida. La paz social se adquiere con los planes. Sólo hay que evitar la caída de algunas obras de PPP y la provincia inviable queda perforada por el taladro de Cambiemos. Para que las afectadas capas medias vuelvan a apoyar al Ángel, basta con exhibir, en los medios adictos, el rostro de Hugo Moyano, El Charol. E insistir con las proezas unificadas de Lázaro y de Cristóbal, y describir el riesgo de que La Doctora pueda salvarse de la cárcel y apostar por la presidencia. Y socialmente más arriba, entre los talladores, pese a la gestión catastrófica, o a la sublime inoperancia, los votarán igual. Adquieren relevancia superior sólo por compararse con el miedo al fatal regreso de La Doctora, que se viene, ahora sí, “por todo”.

Desdoble

Con sus 13 o 14 millones de votantes, el paredón de la inviable Buenos Aires es la frontera de acotación de las ensoñaciones del Peronismo Perdonable (para Macri “Racional”). Después de los réditos del silencio, La Doctora, probablemente, va a intentar la epopeya que planifica, 24 sobre 24. “Aunque las sociedades no vuelven atrás”, insiste Durán. Y los minigobernadores la van a acompañar de nuevo. Sin tentarse con acompañar a otro peronista. Como sostiene el pensador Vernet: “Perder el territorio equivale a arriesgarse a perder la libertad”. Desde la Franja de Massa avanza el proyecto de desdoblar las elecciones. Separar las comunales de las provinciales. Elegir al mini-gobernador separadamente de la elección de Gobernador, que va junto a la presidencial. Al cierre del despacho en las minigobernaciones se discute al respecto. También se discute entre las desconfianzas del Colectivo Cambiemos. Según Joaquín de la Torre, El Ancho de San Miguel, ministro de gobierno de la señora María Eugenia Vidal, con el esquema desdoblado La Chica de Flores arrasa. Pero Vidal se permite la licencia de dudar. Supone que Sergio, buen jugador, va a canjearle el apoyo al presupuesto, que ella necesita, por el apoyo oficial a las elecciones diferenciadas. Aunque lo calle, la Gobernadora no está segura de presentarse a la reelección. Tres años más en el paredón de la provincia inviable puede consumir sus energías. Hasta el agotamiento. Hoy La Chica de Flores se desgasta por la sorpresiva proliferación de aportantes truchos en su escuadra. La usanza tradicional que espanta a los profanos, pero que conocen de memoria los que saben de qué se trata. Brotan sospechas. Se alude con discreción a los rencores internos. A las fragilidades que salieron desde adentro. Al fuego amigo. El problema es que Cambiemos puso inútilmente alta la vara de la transparencia. Tan alta que, de pronto, se les voló. Para sumergirse en el vicio que teóricamente vinieron para desterrar. A pesar de ellos, y para concluir, dos Perdonables presidenciables, Sergio y Felipe, integran igualmente el bolillero de la gobernación. Para competir con Vidal, o quizás con Cristian Ritondo, El Potro (de superior aprobación entre los cinco medidos), se apuntan dos minigobernaciones. Acaso para constar en actas, amaga otra vez Martín Insaurralde, El Jésico, minigobernador de Lomas de Zamora. Pero quien se planta, sin amagues, es la señora Verónica Magario, La Clyde, minigobernadora del Sigmaringen de La Matanza (cliquear www.jorgeasisdigital.com).


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