Los peces más viejos del mundo son bolivianos
En Bolivia se han encontrado los peces fósiles más antiguos y mejor conservados del mundo. Se trata de peces marinos que vivieron en el lejano período Ordovícico, cuando en los océanos del mundo reinaban los trilobites. Comprenden a los primeros vertebrados sudamericanos registrados en la estratigrafía geológica. Precisamente esto fue puesto nuevamente de relieve en un interesantísimo libro titulado “Fósiles y facies de Bolivia”, publicado como e-book por los doctores Mario Suarez Riglos, Alejandra Dalenz Farjat y Miguel Ángel Pérez Leyton, en febrero de 2018, en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). Dicho libro tiene circulación gratuita y puede bajarse libremente de internet. Allí, entre otros capítulos de sumo interés para los estudiosos de la paleontología, se destaca el que escribieran los franceses Philippe Janvier y Patrick Racheboeuf acerca de los antiguos vertebrados paleozoicos de Bolivia.
Los fósiles provienen de capas de areniscas de la Formación Anzaldo que aflora especialmente en las localidades de Sacabamba y Sacabambilla del departamento de Cochabamba. En esa región estaban trabajando en la investigación estratigráfica, en la década de 1980, los doctores P.Y. Gagnier, A. Blieck y G. Rodrigo, cuando se toparon con unos restos fósiles que nada tenían que ver con el clásico material paleontológico que aparece en el lugar. Esos clásicos fósiles constaban especialmente de braquiópodos inarticulados (Dignomia boliviana y Bistramia elegans), el trilobite Huemacaspis bistrami, y abundantes moluscos y trazas fósiles dejadas por trilobites, las llamadas cruzianas. Eran sedimentos de antiguas playas marinas, en zona litorales, en una época en que la posición de los continentes lograba que esa región estuviera cerca del polo. Por lo tanto las aguas eran frías. La misma situación que ocurrió para igual época en el norte argentino.
Sin ir más lejos, en la Sierra de Mojotoro se encuentran capas geológicas equivalentes con fósiles similares del periodo Ordovícico medio. Las cruzianas, rastros dejados por los trilobites en los fondos arenosos, son muy comunes y se pueden observar en las rocas cuarcíticas rosadas con que se construyó el monumento al general Martín Miguel de Güemes. Luego de estudiar los fósiles se dieron cuenta que en realidad eran restos de peces sumamente primitivos a los cuales bautizaron como Sacabambaspis janvieri. Dedicaron el género a la localidad de origen (Sacabambilla) y la especie en homenaje al paleontólogo francés y reconocido experto internacional en peces fósiles, Dr. Philippe Janvier, del Museo Nacional de Historia Natural de París.
Sacabambaspis janvieri es un género extinto de peces agnatos, o sea carentes de mandíbulas, que vivió entre el Ordovícico medio a superior, en los pisos cronoestratigráficos que internacionalmente se conocen como Darriwiliano a Sandbiano. El primer artículo que dio a conocer el hallazgo se publicó en 1986 en la revista Geobios (vol., 19, pp. 629-634) y llevaba por título en inglés “El primer vertebrado ordovícico de América del Sur”. En 1987 tuve la suerte de participar del Cuarto Congreso Latinoamericano de Paleontología, en Santa Cruz de la Sierra, donde el Dr. Gagnier presentó la versión española del descubrimiento de Sacabambaspis. Allí también estaba presente uno de los padres fundadores de la paleontología boliviana, el Dr. Leonardo Branisa con quien tuvimos el gusto de departir los asistentes. Desde entonces se han publicado más de una docena de trabajos donde se hace referencia a esos curiosos peces. Además del hallazgo de nuevos restos que fueron definiendo mejor como era la anatomía de dichos vertebrados remotos.
El primitivo pez tenía unos 30 cm de largo y en líneas generales se parecía a una “vieja del agua”, obviamente salvando las enormes distancias filogenéticas entre ambos ya que esta última es de la familia de los bagres y de agua dulce. Sacabambaspis vivió en una zona costera de un mar que se extendía por América del Sur unos 460 millones de años atrás. Probablemente los individuos murieron en razón de una corriente de agua dulce que desalinizó el agua de mar por debajo del nivel de tolerancia y los mató. De allí que se hayan encontrado algunos individuos bastante bien conservados en el llamado “Horizonte de Sacabambaspis” en Sacabambilla (Cochabamba). En esa localidad concurrieron dos fenómenos, por un lado el ingreso de agua dulce y por otro los sedimentos que los taparon para que pudieran conservarse como fósiles.
Se los ha descrito como peces de cabeza ancha, con los ojos muy juntos en la parte delantera y donde las partes superior e inferior de la coraza de la cabeza estaban demarcados por unas veinte placas más pequeñas a cada lado, entre las cuales se escondían las agallas. El cuerpo, ahusado, acababa en una única aleta caudal que se extendía más allá de otras dos aletas, dorsal y ventral, y en una extensión del notocordio con una pequeña aleta al final. Al carecer de aletas direccionales, es probable que no fuera un buen nadador. Los últimos trabajos mencionan que Sacabambaspis forma parte de los peces arandáspidos cuyos primeros ejemplares fueron encontrados en 1959 en Alice Springs (Australia). El nombre de Arandaspis proviene de “Aranda”, una tribu de aborígenes australianos. Su reestudio lo realizaron en 1977 los paleontólogos australianos A. Ritchie y J. Gilbert-Tomlinson.
En general esos peces tenían un cuerpo hidrodinámico cubierto por filas de escamas protuberantes. La parte delantera del cuerpo, incluyendo la cabeza, estaba protegida por gruesas placas, con orificios para los ojos, nostrilo y branquias. Carecía de aletas y su único método de propulsión sería la cola, aplanada horizontalmente, que los habría obligado a nadar de un modo similar a como lo hacen los actuales renacuajos. Aunque no tenía mandíbulas, pudieron tener algunas placas móviles en la boca que utilizaron como labios para succionar las partículas de las que se nutrían. Además la posición baja de la boca sugiere que se alimentaban sobre el fondo del mar. La fiebre por el descubrimiento de nuevos restos de peces fósiles de gran antigüedad en territorio boliviano llevó al hallazgo, también por parte del Dr. P.Y. Gagnier, del Andinaspis suarezorum en 1991.
Por su parte los alemanes, dieron con restos de peces primitivos en los tiempos en que el geólogo Sven Egenhoff realizaba su tesis en el Ordovícico de Bolivia. Junto a sus colegas B.D. Erdtmann, B. Weber, H.P. Schultze, publicaron en 2000 el hallazgo de Pircanchaspis rinconensis. Por ahora las afinidades entre Sacabambaspis y las especies de Andinaspis y Pircanchaspis permanecen inciertas. En Argentina se dio a conocer el hallazgo de placas sueltas de la cabeza de Sacabambaspis que muestran unos tubérculos característicos en forma de hoja de roble. El hallazgo se realizó en el Ordovícico de la provincia de San Juan, en la formación precordillerana de La Cantera, y fue publicado en 1995 por los doctores G.L. Albanesi, J.L. Benedetto y P.Y. Gagnier en el boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. Dado que fue un pez de distribución peri-Gondwánica, además de Bolivia se han realizado nuevos hallazgos en Australia (1997) y en Omán (2009). Se sospecha que los afloramientos ordovícicos de Turquía también podrían contenerlos.
Los ejemplares bolivianos y argentinos están siendo estudiados con técnicas microscópicas de alta resolución que revelaron la presencia de una capa media esponjosa en las placas dérmicas. Asimismo que los tubérculos que componen la ornamentación de la capa superficial está formada por dentina cubierta por una película de esmalte. Tal vez no signifique nada para muchos de los que leen esta nota, pero estamos hablando de las primeras formas de vertebrados que cientos de millones de años más tarde evolucionarían hacia los anfibios, reptiles, aves, mamíferos y finalmente los humanos. O sea que esos vertebrados rudimentarios se encuentran entre nuestros más antiguos antecesores darwinianos.