OPINIÓN. "ALBERTO, EL PRESIDENTE MÁS HUMILLADO"
En LN+, el periodista analizó las críticas de Berni hacia el mandatario y el fuego cruzado dentro del oficialismo
Por Alfredo Leuco
PARA LA NACION
A esta altura del hundimiento argentino, no hay dudas de que Alberto Fernández es el peor presidente de la historia democrática. El presidente que no preside o el presidente decorativo de la Nación, fueron dos de las definiciones con las que intenté describir este drama nacional. Pero creo que Fernández está batiendo otro record: nadie fue tan humillado por su propia fuerza política. El fuego amigo ha sido letal. En los últimos días de la víctima, el testaferro político de Cristina tuvo que escuchar agravios brutales de dos de sus enemigos íntimos: Sergio Berni y Fernanda Vallejos. Ambos, por derecha y por izquierda tienen como jefa absoluta a Cristina. Ninguno diría las barbaridades que dijeron si no tuvieran la orden o, por lo menos, el aval de la reina del Calafate. Berni aseguró que si Néstor Kirchner se levantara de la tumba, sacaría a Alberto a patadas en el donde la espalda cambia de nombre.
Dos reflexiones al respecto. Primero, si eso fuera cierto, Néstor se convertiría en un golpista porque Alberto debe terminar su mandato como corresponde. Segundo, además de ser algo incomprobable, Berni debería recordar que Alberto fue socio fundador del Grupo Calafate y por una década integró la mesa chica del kirchnerismo con Néstor y Cristina. Eran los tres mosqueteros del nacional populismo chavista. Se bromeaba diciendo que si el matrimonio se divorciara, iban a discutir quien se quedaba con Alberto. De hecho, Fernández fue jefe de gabinete de Néstor durante todo su mandato y también de Cristina hasta que se pelearon. Alberto no surgió de un repollo.
Fue un hombre clave en la fundación del kirchnerismo y fue la propia Cristina la que lo designó candidato a presidente con un tuit.
¿Qué quiero decir con esto? Que es verdad que Alberto es un pelele, más que una marioneta, es un espantapájaros, pero que Néstor y Cristina fueron sus padres putativos. Ellos lo elevaron. Ellos también son responsables. Cristina no puede decir que no tiene nada que ver. Ella lo parió candidato.
Berni expresa gran parte del pensamiento hostil y agresivo de Cristina contra Alberto. Llegó a decir que Alberto no era “un muerto político porque seguía molestando”.
¿Se da cuenta de la gravedad institucional que esto implica? Para comprenderlo en su totalidad conviene imaginar lo que hubiera ocurrido si Mauricio Macri o Patricia Bullrich hubiesen dicho estas cosas. La erosión de la investidura presidencial fue brutal. No hay antecedentes de faltas de respeto tan grandes ejecutadas por sus propios compañeros peronistas. Berni ya había impactado con aquella frase de que: “El que trajo al borracho, se lo lleve”.
Insisto con esto: el que trajo al borracho como dice Berni fue Cristina, la jefa política de ambos.
Pero en el campeonato de quien humilla más al presidente, Berni tiene una competidora de fuste: Fernanda Vallejos, a la izquierda de su pantalla, señora. Aunque atendiendo al pensamiento profundo de Berni, cualquiera está a su izquierda, menos Nayib Bukele.
Fernanda fue naif en sus últimas descalificaciones. Apeló al viejo juego infantil de las figuritas. Diciendo que el borracho, casi muerto político, no podía ganar un torneo de ese entretenimiento tan simple.
Fernanda fue suave comparada con su ya histórico tsunami de agresiones que instalaron palabras como mequetrefe, ocupa, enfermo y varios mimos más.
Otro francotirador contra Alberto es también vocero de Cristina: El Cuervo Larroque. Es el encargado de hostigar a Alberto hasta que se arrodille a los pies de la monarca, se rinda incondicionalmente y anuncie que no va a ser candidato. Las críticas de Larroque fueron y son implacables pero con más contenido político que puteadas. El ex secretario general de La Cámpora dijo que “la reelección de Alberto ya quedó atrás, que duda que el presidente tenga intenciones de ganar las elecciones, que mordió la mano de Cristina que le dio de comer y que es el responsable de la desilusión que hoy tienen sus compañeros porque además, minimiza el atentado criminal que sufrió la vice”. Todo eso dijo.
Muchos cronistas del poder cuentan que en la intimidad, Cristina le dice a Alberto “pelotudo”, al igual que a Oscar Parrilli. Parece ser el improperio preferido de la vice condenada por corrupción. También se burla de Alberto por otras cuestiones vinculadas al sexo, pero en esas profundidades de la intimidad no me meto.
Juan Grabois que según Cristina Pérez, se cuelga de la sotana del Papa, la pollera de Cristina y la bermuda de Máximo, no se queda atrás a la hora de disparar contra el presidente constitucional. El diario LA NACIÓN utilizó sus descalificaciones para titular la noticia: “Mediocre, tibio y cobarde”.
Berni, Fernanda Vallejos, Cuervo Larroque, Cristina, Juan Grabois. Con amigos así, quien necesita enemigos, podría decir Alberto Fernández que ya puede colgarse en el pecho esa medalla negra: es el presidente más humillado de la historia por su propia fuerza. Cristina lo hizo. Pero todos los argentinos sufrimos semejante locura.
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