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LOS ESCOMBROS DEL GOBIERNO: Por el fútbol, 2022 termina mejor de lo que arrancó - POR JORGE ASÍS


escribe Oberdán Rocamora Redactor Estrella, especial para JorgeAsisDigital.com


1.- Desplante desperdiciado


Por la excelencia del fútbol, 2022 concluye mucho mejor de lo que arrancó. El torrente de estímulo deportivo brinda una pátina de relajación que hace más tolerable la incertidumbre colectiva. La algarabía del triunfo no resuelve un pepino, pero aporta la alegría efímera que permite encarar con el aire renovado la angustia de una realidad desesperante. El fútbol depara la vibrante lección. Alude a la necesaria unidad para coronar la delicia del éxito. Aunque aquí fue finalmente banalizado por el desperdicio del desplante. El conjunto de jóvenes consagrados sucumbió ante la tentación del ninguneo institucional que derivó en un acto irrisorio de mezquindad. Abuso de la posición dominante de una selección que es más importante que el gobierno deteriorado del país que representa. Pero los consagrados no tenían motivos significativos para demostrarlo ostensiblemente. O para discriminarlo con indiferencia y crueldad. Nunca nadie podría confundir un saludo respetuoso y formal con una ráfaga grosera de utilización política. La lección de la unidad para conseguir un objetivo derivó en un deplorable desperdicio que se diluyó entre los escombros sigilosamente explotados por la politiquería local.


2.- Muestras gratis de hiperactividad


En materia específica de poder -y sin contabilizar aún el ninguneo del desplante de los campeones de Qatar-, 2022 marca el agotamiento del gobierno de La Doctora que preside Alberto Fernández, El Poeta Impopular. Resulta notorio el contraste explícito que implica el debilitamiento de Alberto, en pavorosa simultaneidad con el fortalecimiento de Sergio Massa, El Profesional que se inmola personalmente para tratar de poner migajas de orden entre los escombros del proyecto de recuperación electoral inventado por La Doctora en 2019. La fantástica dosis de ingenio fue superada por la tendencia alarmante hacia la implícita improvisación. En efecto, El Profesional debió cargarse al hombro los escombros del gobierno deteriorado que ingresa en su último año. Con el riesgo del postulante que se eleva para salvar la ropa gastada del resignificado peronismo. O para transformarse en el extraño sepulturero de su trayectoria personal, caracterizada por el logro de algún resonante triunfo electoral (2013), y matizado por dos retrocesos espectaculares que pudieron haberlo liquidado (2015 y 2017). Pero como profesional astuto, Massa pudo recomponerse en el penúltimo invento de La Doctora, para entreverarse otra vez y con expectativas respetables.

En la plenitud del desgano general próximo a la parálisis, El Profesional ofrece unas muestras gratis de hiperactividad que abruman. Logró, al menos hasta hoy, que el gobierno desastroso que representa no tenga un plazo de vencimiento distinto al que marca la Constitución. No es poco. Produjo un cambio de aire al extremo de plantearse el descenso parcial de la nociva inflación. Si lo logra, nadie debería dudar de sus credenciales para ser el candidato plantado naturalmente para la presidencia en 2023.


3.- Estado de Asamblea


2022 arrancó con el descubrimiento de una reunión filmada de funcionarios y espías en una sala del Banco Provincia que pasó a la indiferencia de la historia con la teoría de la Gestapo bonaerense. Y concluye con Los Peregrinos del Lago Escondido. Dos estudiantinas de colegio secundario de clase media. Muestras culturales de la ejemplar oposición que nada tiene que envidiarle al oficialismo en materia de papelones.

2022 fue también el año signado por los dilemas judiciales de La Doctora. Fue duramente condenada durante seis años y padece aparte la humillante restricción para ocupar cargos públicos. La proscripción motivó el rotundo golpe bajo del renunciamiento a cualquier postulación. La circunstancia de la orfandad provoca, entre los escombros del peronismo, según el pensador Sebastián Dumont, un estado de asamblea, ante la anarquía virtual. El renunciamiento estimula otra vez la fantasía del liderazgo y del mítico recurso al bastón de mariscal que muy pocos peronistas se sienten en condiciones de usar. Los cuarentones enteros de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora se apresuran en preparar su producto regional. Alternativa que entrena La Doctora desde hace al menos dos años, cuando el producto amagó con la renuncia a su ministerio principal para dejar a Alberto envasado al vacío. Es el doctor De Pedro, El Wado, que no vacila en diferenciarse de los espantapájaros de su organización de circuito cerrado y se muestra con muecas dignas hacia el centro del arco ideológico. En realidad al muchacho no le cuesta porque es una postura natural. Los que no lo quieren de su “orga” confirman que le encantaría disponer del discurso rupturista del contemporáneo Javier Milei. Pero se conforma por ahora con mostrarse en la única «embajada» que importa, y aprovecha las conexiones del compañero Montoto para codearse en Israel.

El Wado trajina también la alternativa territorial y trata de seducir a los ya seducidos gobernadores que se encuentran siempre pendientes y a la espera de la oportunidad. Pero todavía le falta, a Wado, un hervor, y algún par de vueltas de Baño María al menos para darse cuenta si tiene sentido o no trasladarse de madrugada al aeropuerto para saludar a los campeones mundiales que lo registraron sin olímpica indiferencia. Pese a las inversiones de riesgo encaradas por Santiaguito, otro altivo exponente de La Agencia de Colocaciones, un soberano que intenta proyectarse entre los deterioros del escombro.


4.- Balas de la recámara


Hacia afuera, en el peronismo se emite la falsa certeza de la derrota en 2023. Es la manera de bajar el precio de la candidatura que contiene el meritorio objetivo de ser derrotada. Pero se sugiere no deslizarse por la tentación de creerle al militante peronista que califica a la derrota, apenas, como el peor defecto. Al aludir a una caída segura, el peronista siempre suele guardar la última bala en la recámara. Cuando se instalaba la proximidad del derrumbe de Alberto mientras se deshacía en papelones y no acertaba ni al saludar, con el dólar a 350 pesos y la fe destruida, la última bala de la recámara tuvo la imagen de Massa, el país estaba en el piso y levantarlo unos centímetros era una utopía de malos poetas. Ahora, con La Doctora declarada fuera de juego, la última bala de la recámara puede ser la imagen de un gobernador en abuso de licencia como Juan Manzur, El Menemcito. O Uñac que amaga, como Schiaretti, o el mismo Massa, aunque con especulativa inteligencia confirma que no tiene ambiciones electorales para este turno. Como si se guardara para 2027, para facilitar la búsqueda de la figura menos atractiva que se disponga a la mentira de perder en 2023. Perfectamente puede ser, incluso, Alberto Fernández. Nadie mejor señalado para constar en actas y mandarlo al matadero de Echeverría.


5.- Final con retroceso


Lejos de ser un oxigenante acto de justicia, la condena de La Doctora es también interpretada como un retroceso de la política. Se abren las puertas del infierno ya no solo para suplicio y postergación de La Doctora. Se abren con mayor generosidad. En adelante el ingreso deja de ser selectivo. Trascienden las contabilidades de los adversarios que se pronuncian contra la corrupción y por la justicia, aunque no alcancen a justificar el blanco de alguna auditoría sin rigor, animada por el tenedor de libros menos despierto.

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