top of page

Humor político - ¡ DIGAN WISKIIIII !: "LA FIESTITA CLANDESTINA DE LA "CULPABLE" FABIOLA EN OLIVOS"


Los que crean que el kirchnerismo se va a terminar por una foto de once inútiles alrededor de una mesa, violando la cuarentena y diciendo “whiskiiiii”, se pueden ir sacando la idea de la cabeza. La foto del escándalo, en plena cuarentena.

(14/08/2021 - Clarín.comOpinión)



Antes que nada, no perdamos de vista lo importante: acá se murieron 109.000 argentinos por Covid, muchos de los cuales estarían vivos si los cráneos que nos gobiernan no hubieran bloqueado la compra de vacunas americanas con la excusa de que “los laboratorios se iban a quedar con los glaciares” (Jorge Rachid, asesor sanitario de Kicillof), “nos querían poner de rodillas” (Máximo, hijo de Cristina) “me contaron que otros países entregaron sus recursos naturales” (diputada Moreau, hija del diputado Moreau) y “el contrato me ponía en una situación violenta” (Alberto, “presidente” y genio del mundo, frase dicha el 28/5/2021). Si no los juzgan por estos crímenes, amigo lector, mucho menos los van a juzgar por una simple fiestita clandestina de cumpleaños organizada en la quinta de Olivos por el núcleo duro del albertismo.


Los que crean que el kirchnerismo se va a terminar por once inútiles alrededor de una mesa violando la cuarentena y diciendo “whiskiiiii”, se pueden ir sacado la idea de la cabeza. Eso no va a pasar. Bajemos la euforia de los gorilas que ven en este nuevo sketch del “presidente” la posibilidad de terminar con 18 años de prosperidad kirchnerista, esa que recibió el dólar a 3 pesitos y ya lo tiene en 180.


Pero también llevemos tranquilidad a los feligreses de Néstor, Cristina, Boudou y De Vido: esta mini crisis no tendrá mayores consecuencias. Si no las tuvo el accidente doméstico que sufrió Nisman o el descuido administrativo de José López en el convento, es obvio que un par de festicholas en Olivos no van a mover la aguja.


Obviamente generan bronca. Sobre todo cuando recordamos las tragedias personales vividas en cuarentena. Ni hablar si pensamos en el papá de Solange rogando infructuosamente que le permitan llegar a Córdoba para despedir a su hija agonizante y en la carta que, luego de fallecida, le mandó al “presidente”. ¿Qué le contestó Alberto a Bonelli y a Alfano cuando le preguntaron sobre este tema en A Dos Voces el 2 de septiembre de 2020? Memorable: “No vi esa carta… conozco muy por encima lo que pasó” (respuesta textual del “presidente” sobre un asunto que tuvo en vilo a todo el país).


Sin embargo, en el fondo, todo este episodio de Olivos no es más que la confirmación de lo que dijimos la semana pasada: estamos ante una banda de chantas que no paran de hacer truchadas y encima son tan salames que se sacan la foto. Posan como felices ignorantes de su trágica comedia. Todo ideal para indignarse, pero nada que vaya a cambiar la historia.


Si el peronismo no se acabó con la Triple A, ni con los Montoneros, ni con Isabelita y su terrorismo de Estado, ni con Menem y sus indultos, ni con los 18 años de atraso que provocaron los Kirchner (atraso para el país porque a ellos les fue fenómeno), no hay ninguna posibilidad de que sucumba por una simpática troupe de estilistas, modistos y secretarios comandados por un vendedor de autos usados devenido en estadista. No será por ahí que llegue el final.


En todo caso, los gorilas tienen otro motivo de qué agarrarse para disfrutar por un rato: la mayor indignación la está sufriendo Cristina. Sin duda alguna, se debe querer matar por haber puesto a este muchacho en la Casa Rosada y, para colmo, sabe que se lo tiene que fumar dos años más, si es que ella lo resiste y no hace un zafarrancho antes de tiempo.


Por eso, está bien que el gorilaje disfrute del espectáculo pero con mesura, sabiendo que no conviene enojarla demasiado porque un día se va a cansar, va a hacer un enroque institucional al mejor estilo Lastiri, lo va a echar a patadas de Olivos y vamos a terminar todos extrañando a Alberto. Nunca olvidemos una de las máximas del kirchnerismo: cada vez que rajan a uno o a una es para poner algo peor.


Pregunta al margen: en el caso de que el “presidente” deba retornar al derpa de Puerto Madero, la futura diputada Tolosa Paz, en adelante LA LOCADORA ¿le va a renovar el contrato de alquiler a Alberto, en adelante EL LOCATARIO? ¿Se lo volverá a dar gratis o ahora que ya se aseguró un lugar como diputada le va a romper la cabeza?


Obviamente lo que pasó en Olivos es un escándalo inaceptable e imperdonable, pero mucho menos grave que tantas otras cosas que vienen ocurriendo. A la tardía y caótica vacunación que ha provocado tantos muertos innecesarios se le suman los vacunados VIP, el 50% de inflación anual, el 45% de pobreza, los intentos de manipular la justicia o el apoyo a las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba, entre otros hits. Frente a todo esto, la fotito de los más altos cuadros políticos e intelectuales de Alberto brindando con champagne y soplando la velita es una pavada.


Por supuesto, la oposición no desaprovechó el infortunio presidencial. Mario Negri pidió el juicio político y Martin Lousteau reclamó que el “presidente” deba hacer trabajos comunitarios y barrer veredas. Martin querido: pensate otro castigo porque eso es lo que hace desde que asumió.


Si el lunes Alberto fue capaz de declarar “mantengo viva mi vocación revolucionaria” no debería sorprendernos que el viernes se animara a mandar en cana a su propia mujer por la fiesta de cumpleaños.


Nadie discute su derecho a autopercibirse como se le de la gana, pero de ahí a convalidar que Alberto fue un “revolucionario”, se hace muy cuesta arriba. La realidad histórica indica que Alberto Fernández militó de joven con Alberto Asseff en el Partido Nacionalista (no hay mucho más a la derecha que eso, tanto que en 1995 propusieron al General Onganía como candidato a presidente). El hecho de que ahora Asseff sea diputado de Juntos por el Cambio demuestra que Fernández no es el único prócer intachable de nuestro presente político. Luego Alberto militó con Menem en el neoliberalismo de los 90 y después con Cavallo en el 2000.


O sea, si su vocación revolucionaria está viva, pobrecita, debe estar secuestrada desde niña en algún lugar del conurbano. Propongo que sea Berni quien se ocupe del caso y, desde ya, compro por adelantado los derechos para televisión del momento en que el Ministro de Seguridad bonaerense detiene a los secuestradores y rescata con vida a la vocación revolucionaria de Alberto Fernández.


Aquí cabe desmentir un rumor que corre por la city porteña: no es cierto que después de las declaraciones sobre sus convicciones revolucionarias, al “presidente” lo llamen el “Che” Alberto. Eso venía de antes y era habitual escucharlo en el Instituto Patria. “Che Alberto, Cristina es inocente de todo, ta?”, “Che Alberto, lo de andar diciendo que el Memorándum fue un plan de encubrimiento no va mas, tamos?”, “Che Alberto, Venezuela no es una dictadura, ok?” “Che Alberto, el mío a punto y el de Máximo jugoso, si?”.


Amigo lector, estamos viviendo un tiempo inédito de la historia argentina. ¿Un punto de inflexión? No creo. Pero al menos una buena oportunidad para que todos miremos a la cámara y nos saquemos una foto que inmortalice un momento extraordinario que jamás debemos olvidar. Whiskiiiiiiii.

Comments


Síguenos...
  • Twitter Basic Black
  • Facebook Basic Black
 Artículos Recientes
bottom of page