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EL JUEGO DE AJEDREZ DE CRISTINA: DEBILITAR MÁS AL PRESIDENTE Y QUEDARSE CON LA CAJA DE LOS POBRES

La vicepresidenta avanza varios casilleros cada vez que habla. Los planes sociales y el festival de importaciones. Sus verdaderos enemigos y condena a la soledad para Alberto Fernández.


Por Jorge Lanata

25-06-2022


Marcela Losardo, Juan Pablo Biondi y Matías Kulfas. Afuera. Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta y Jorge Ferraresi. Recuperados. Juan Manzur y Sergio Massa. Oscilan. Martín Guzmán. Miguel Pesce. Mercedes Marcó del Pont. Futuro negro y escaso. En el juego de ajedrez entre Cristina Kirchner y el Presidente ya quedan pocos casilleros. ¿Qué hará la vice cuando llegue a Alberto Fernández? “Cristina lo quiere aislar, el problema es que lo deja cada vez más débil y queda un año y medio de gobierno”, le dice a Clarín, en off claro, un ministro del Gabinete.

Pero para esa pregunta faltan todavía unos pocos meses. En estos días Cristina avanzó en la batalla por la “kaja” de los pobres. Su hostilidad en el tablero contrasta con el desvelo que le provoca su futuro judicial: la Corte acaba de despejar el camino para que el Tribunal Oral Federal 2 avance en la última etapa del caso de corrupción en la obra pública vial y dicte una sentencia.

Frente a una elección en la que adivina una derrota, Cristina se repliega en la provincia de Buenos Aires (donde su candidato, inexplicablemente, sigue siendo Axel Kiciloff) y necesita el apoyo de los intendentes: nada mejor que ofrecerles el trofeo de los planes.

El Movimiento Evita es el único trofeo que aún conserva el Presidente: le aporta contención en los barrios y militantes que asisten obligados a las movilizaciones. Sus dos caras visibles tienen cargos en el gobierno: Emilio Pérsico, secretario de Economía Social, y Fernando “Chino” Navarro, secretario de Relaciones Parlamentarias Institucionales y con la sociedad civil de la Jefatura de Gabinete. Sobre la otra caja del ministerio de Desarrollo Social Cristina no dice nada: la Tarjeta Alimentar está manejada por Laura Alonso, militante de La Cámpora. Tampoco propone cambios sobre las cooperativas vinculadas a Mayra Mendoza, hoy bajo investigación judicial.

El encono de Cristina con Pérsico y Navarro se remonta a 2017, cuando ambos la abandonaron para sumarse a la campaña de Florencio Randazzo. Cuentan que en aquel momento Cristina le advirtió a Florencio: “Te van a traicionar, y los primeros van a ser los del Movimiento Evita”. El versátil Luis D’Elía, ahora team Alberto publicó, en redes: ”Extraordinaria la propuesta de @CFKArgentina de entregarles el manejo de los planes sociales a los intendentes. En los municipios no hay punteros políticos, no hay corrupción, ni cocinas y distribución de drogas,ni negocios raros. Es la forma ideal”.

Las organizaciones sociales tienen la mayoría de los planes Potenciar. El Movimiento Evita tiene un 10% del total (unos 130.000 planes) y el Polo Obrero y Barrios de Pie tienen unos 60.000 programas cada uno. El Evita administra la misma cantidad de planes que todos los intendentes y gobernadores juntos. En la actualidad hay 1.300.000 planes sociales y cada beneficiario cobra $ 19.000 al mes.

Cuando terminó el gobierno de Cristina había 250.000 planes, Macri los extendió a 500.000 y Alberto a 1.300.000. La tarjeta Alimentar tiene 2,4 millones de titulares y con ella La Cámpora maneja 28.000 millones de pesos al mes. Los programas de ambos enemigos representan el 80% del presupuesto del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. La otra jugada del ajedrez de Cristina se denominó “festival de importaciones”: quiere volver al año 2012 (por lo que recuerdo, no había sido un gran año, ¿no?) eliminando el “dólar ahorro” y endureciendo aún más los controles sobre el comercio exterior. En lo que va del año las importaciones crecieron un 33% interanual y superan los 7.000 millones de dólares mensuales. Pero la principal fuga de dólares se da por la compra de energía. El BCRA usó 21.600 millones de dólares para pagar las importaciones energéticas en mayo. En junio se gastarán 2.000 millones y aún más en julio, el mes pico de consumo.

El “festival de importaciones” también le preocupa al Fondo. Argentina no está cumpliendo la meta de acumulación de reservas: deberíamos tener 4.800 millones de dólares con la liquidación de la cosecha y hasta ahora la suma no llega a 1.000 millones. El Fondo ya le avisó a Guzmán que le darán un perdón por ese incumplimiento en este trimestre, con el argumento de que el precio de la energía fue lo que produjo el desfase. Pero también avisaron que la meta anual se debe cumplir, algo que tanto Pesce como Guzmán saben que nunca sucederá. La falta de reservas aumenta la presión sobre el dólar. Cuando piensan en el futuro, tanto Guzmán como Pesce saben que serán objeto de la próxima movida de Cristina. (Fuente: Clarin - www.identidadcorrentina.com.ar/)



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