El peronismo hoy en Salta y el genio de Perón: «Ahh… no amigo, peronistas somos todos»
«Nadie en verdad puede ponerle un peronómetro a Gustavo (Sáenz) que es quien puede volver a darle al peronismo su brillo del pasado en Salta».
Cada año, para el 17 de Octubre, a quienes no habitamos el intrincado y laberintico mundo del peronismo, nos asalta una pregunta: ¿Cuáles y quiénes son los verdaderos peronistas?…
Desde la muerte del general Juan Domingo Perón, el 1 de julio de 1974 en adelante, todos y cada uno de los dirigentes a ese partido, cargaron el bastón de mariscal en la mochila y se declararon libres intérpretes de los postulados que marcó el General cuando fundó su movimiento.
A partir de entonces, cada uno que enarboló un discurso, adaptándolo a sus necesidades coyunturales, se sintió un fiel difusor de su legado, lo acomodó a su estilo y circunstancia y salió a seducir al electorado con la marcha cantada magistralmente por Hugo del Carril, el escudo, los dedos en V y la palabra «compañero» dicha cada dos frases.
Así fueron peronistas, los «lópezrreguistas», los «cafieristas» (de Antonio Cafiero), los «menemistas», los «duhaldistas», los «kirchneristas», los «cristinistas», y este 17 de octubre de 2020, aparecieron los neo peronistas, los «albertistas».
En Salta, pasó lo mismo. Ya pasaron los peronistas «romeristas» (de Roberto Romero), los «cornejistas» (de Hernán Cornejo), los «romeristas» (de Juan Carlos), los «urtubeycistas» y ahora comienzan a asomar los «gustavistas» de Gustavo Sáenz.
Todos dijeron y seguirán diciendo lo mismo: «Si el General viviera, haría lo que yo estoy haciendo».
Sin embargo, y más allá de esa frase, lo cierto es que el peronismo, a pesar de los años en el poder tanto en la nación como en la provincia, no logró encontrar el camino del desarrollo y el estado de bienestar que, se supone, todo gobernante anhela concretar cuando se postula para llegar a un cargo
Ahora, en un tiempo absolutamente complejo, no sólo a causa de la pandemia por el Covid sino por sobre todo por las pésimas gestiones de gobierno de las últimas décadas, este peronismo salteño con otros integrantes ahora en la Comisión de Acción Política (CAP), se propone recuperar todo lo perdido, electoralmente hablando, luego de los doce años de la paupérrima tarea política y administrativa de Juan Manuel Urtubey.
Para eso, luego del llamado a la unidad y el regreso a la «casa del padre» que Pablo Outes realizara en la convocatoria virtual a «todos los compañeros y compañeras» y con el liderazgo político del gobernador, Gustavo Sáenz, el peronismo (¿será éste del que hablaba Perón?), anunció que comenzarán con la tarea de devolverle al PJ su gloria de otrora, para lo cual pondrán en marcha el «operativo retorno», por lo que en los próximos días recibirán a dirigentes que habían huido de la sede de calle Zuviría y que ahora volverán dispuestos a ayudar en la «reconstrucción» del flagelado partido.
Además, se lanzará una «masiva e intensa», así dijeron, campaña de afiliación, convencidos que hay muchos salteños, jóvenes principalmente, que quieren sumarse al partido que según sus principales ideólogos en la provincia, «es el único que puede traerle felicidad» a los salteños.
Para eso, hará falta, primero, definir claramente por donde pasa la conducción partidaria: si por el presidente, Pablo Kosiner y el Consejo o por Pablo Outes y la CAP.
Entre algunos dirigentes, aunque de manera reservada por ahora, se comenta que esta conducción bicéfala no puede continuar por mucho tiempo, aun cuando a Kosiner y los consejeros les quede todavía un buen tiempo de mandato.
Un experimentado dirigente, ex funcionario y ex legislador nacional, comentan, ya le habría dicho a Outes que es necesario sincerar ante los «compañeros» esta situación, caso contrario los esfuerzos que se hagan para unificar el partido serán estériles y provocará que la conquista de la mayoría de los escaños legislativos en la elección del año que viene, sea solo una ilusión.
¿Qué tendría que pasar? De acuerdo a lo que sostienen estos dirigentes que aceptaron hablar con este Portal aunque bajo promesa de no hacer público sus nombres, es que la totalidad del Congreso renuncie y dejé en manos del Congreso y de la Comisión de Acción Política la conducción del PJ, hasta un próximo llamado a elecciones internas que debería hacerse en 2022, luego de los comicios generales del año que llega, es lo que sostienen.
La cuestión no es sencilla de zanjar, por cuanto no todos los que integran la mesa de conducción están dispuestos a allanarse al liderazgo de Gustavo Sáenz, ya que algunos de ellos siguen sosteniendo que el Gobernador todavía mantiene fuertes lazos con sectores políticos ajenos al peronismo, y para eso dicen que solo hay que mirar el gabinete que acompaña a Sáenz en la gestión.
«Los que dicen eso son simples chicaneros que se quieren atornillar a sus sillones en el Consejo pero en verdad no representan a nadie. Estuvieron callados mientras Juan (Manuel Urtubey) destruía el partido ¿y ahora cuestionan a Gustavo (Sáenz)?… son unos caraduras y deberían renunciar ya si en verdad quieren al peronismo», dijo uno de ellos y terminó afirmando que «nadie en verdad puede ponerle un peronómetro a Gustavo (Sáenz) que es quien puede volver a darle al peronismo su brillo del pasado en Salta».
Sobre el filo de la charla reservada, cuestionaron es duros términos lo que pasó con su partido en los 12 años pasados y dejaron en claro que para ellos, ni Urtubey, ni sus principales funcionarios en la gestión eran peronistas.
Este es el panorama que por estas horas y a 75 años de aquel 17 de Octubre de 1945, el peronismo vernáculo deja ver en la provincia, por lo que es de esperar que hasta fin de año y en medio de la pandemia, las cosas se aclaren y se estabilicen, caso contrario y más allá de algunas caras nuevas, en los hechos todo seguirá igual.
A propósito de peronistas y a manera de cierre, recordamos este hecho que pasó a la historia como una de las respuestas que pintaban a Perón de cuerpo entero.
Cuentan que en una charla del General con periodistas extranjeros, uno de ellos le preguntó intrigado. “Si en Argentina hay un 30% de radicales; un 30% de conservadores y otro tanto de socialistas, díganos General ¿dónde están los peronistas?», a lo que el astuto político le respondió: «Ahh no amigo… peronistas somos todos».
¿Genial el Viejo no?…