La Libertad de Expresión y los autoritarios
Es parte esencial de la historia universal la irrenunciable lucha de los pueblos por conquistar y consolidar la democracia como el mejor –y más perfectible- de los sistemas de vida. En ese marco, naturalmente, se inscribieron y se continúa haciéndolo sin pausas, las páginas más valiosas en la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales, entre las que contamos y hoy motiva esta nota, que es la referida a la Libertad de Expresión.
Nos impulsa el compromiso de vida que inspira la esencia de este oficio maravilloso al decir del gran Gabo García Márquez, que es el periodismo, ante la torpe reacción del multifuncional político tartagalense Sergio Leavy (diputado nacional en ejercicio y doble candidato en las inminentes elecciones donde se registró como aspirante a gobernador y a la par y por las dudas también para senador nacional. Amén de intendente de su ciudad en uso de licencia reemplazado por su hermano) ante un requerimiento que le formulara la colega Josefina Chávez Díaz, precisamente sobre esa evidente angurria presupuestívora, valga la transgresión idiomática)
Su osada respuesta no pudo ser más elocuente para mostrar aquello del cuento que habla del “rey desnudo”
¿Usted va a renunciar a la candidatura a gobernador después de su derrota en las PASO? preguntó –palabras más, palabras menos- la periodista, quien, de su propio análisis dedujo y le planteó sin anestesia que tendría que renunciar a alguna de esa doble candidatura dado que evidentemente la entendía como una inmoralidad política. Un liso y llano engaño al ciudadano.
¡Y quién sos vos para pedirme que renuncie…! le espetó Don Leavy, confirmando que su apodo de “Oso” le cabe pero con más el aditamento que inspiró un reciente título periodístico que lo pintaba certeramente: “Leavy Vs. Isa: un Oso en un bazar”
El episodio por cierto que dista infinitamente de lo jocoso como podría interpretarse a la ligera.
Confirma lamentablemente la supervivencia de las expresiones autoritarias que, como el huevo de la serpiente, el ser humano mantiene y alienta desde tiempos inmemoriales y en múltiples órdenes de su existir. Esta vez en la política, es decir en el escenario de una de las actividades que precisamente por esas actitudes y otras ambiciones ostenta el más alto grado de degradación y falta de ejemplaridad en la historia argentina.
Está consagrado en el Derecho Internacional vinculado a los Derechos Humanos, y en su cuerpo el de la Libertad de Expresión, que los servidores públicos, los funcionarios, los gobernantes a los que los pueblos honran consagrándolos como tales, son quienes “están sujetos a un escrutinio público mayor que el correspondiente a otras personas…”
“… Este mismo criterio se aplica respecto de las opiniones o declaraciones de interés público que se viertan en relación con una persona que se postula como candidato a … … … la cual se somete voluntariamente al escrutinio público, así como respecto de asuntos de interés público en los cuales la sociedad tiene un legítimo interés de mantenerse informada, de conocer lo que incide sobre el funcionamiento del Estado, afecta intereses o derechos generales, o le acarrea consecuencias importantes…”
(De: “Libertad de Expresión en la Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos” de Sergio García Ramírez y Alejandra Gonza - Tercera edición actualizada en español, portugués e inglés – Colección Chapultepec – México D.F. - Sociedad Interamericana de Prensa – 2013)
Es de suponer (sólo eso: suponer) que un aspirante a la honra de ser electo en elecciones libres, democráticas, conoce el ABC de la política en cuanto a “la importancia de la libertad de pensamiento y de expresión en el marco de una campaña electoral”
“Se considera indispensable que se proteja y garantice el ejercicio de la libertad de expresión en el debate político que precede a las elecciones de las autoridades estatales que gobernarán un Estado.
La formación de la voluntad colectiva mediante el ejercicio del sufragio individual se nutre de las diferentes opciones que presentan los partidos políticos a través de los candidatos que los representan.
El debate democrático implica que se permita la circulación libre de ideas e información respecto de los candidatos y sus partidos políticos por parte de los medios de comunicación, de los propios candidatos y de cualquier persona que desee expresar su opinión o brindar información.
Es preciso que todos puedan cuestionar e indagar sobre la capacidad e idoneidad de los candidatos, así como disentir y confrontar sus propuestas, ideas y opiniones de manera que los electores puedan formar su criterio para votar. (…) (Fuente: ídem)
Por su gravedad, la agresión a la respetada colega Josefina Chávez Díaz, no puede dejarse sin el desagravio que trasciende su persona, los nombres de todos los colegas y medios; y se proyecta a la defensa de esas libertades fundamentales de una democracia que con tanto dolor los argentinos supimos reconquistar en 1983 tras la noche más trágica de nuestra historia.