¿Es correcto afirmar que Urtubey ganó?
En Salta en las recientes PASO, la mayoría de los medios periodísticos no informó con claridad sobre los resultados de las elecciones del domingo 13 de agosto. Algunos fragmentaron esos datos, aportando resultados por candidatos individuales de cada lista interna, por categoría o municipio.
También eludieron analizar e interpretar de los resultados del domingo 13, y no intentaron un estudio comparativo con resultados de anteriores elecciones. Los datos electorales están sometidos a la poca claridad, a la escasa objetividad y a la mirada de corto plazo. Los sondeos preelectorales fueron escasos, muchos se hundieron bajo el peso de sus gruesos errores en predicciones anteriores.

En sus ediciones del pasado sábado 19, varias publicaciones evitaron mayores referencias a esas elecciones. La evaluación equilibrada y razonada por parte de varios de esos medios, y de ganadores o perdedores, tiene un reprobado. En gran parte esa ausencia es deliberada y tiene una explicación.
Lo que está claro es que, en la noche del domingo 13, el oficialismo montó una ceremonia de confusión destinada a instalar la sensación que el gran ganador de estas PASO fue el gobernador Urtubey. Si una de las credenciales más importantes para una candidatura presidencial fueran los resultados de estas PASO, títulos de más peso tendrían otros gobernadores que Urtubey.
Estos son los casos de Claudia Ledesma, gobernadora de Santiago del Estero que obtuvo el 66,70%; Luis Manzur, el de Tucumán con el 52,36% o el de Formosa, Gildo Insfran, que tuvo 56%. Insfran ejerce su sexto mandato consecutivo. En octubre de 2015 logró el 76%, un 20% más que el alcanzado en las recientes PASO.
El siguiente paso fue vincular ese supuesto categórico triunfo con el supuesto fortalecimiento de Urtubey como alternativa de una candidatura del justicialismo en las elecciones presidenciales de 2019. Sólo el semanario “El Expreso” mostró con claridad, cifras en mano, esa otra cara oculta de los resultados:
A) Individualmente, el candidato más votado en la provincia fue Martín Grande, de “Cambiemos con 117.000 votos;
B) Sergio Leavy logró 108.000 votos, el 17,38%;
C) Zottos, candidato preferido de Urtubey recogió 73.000 votos, situándose en tercer lugar con el 11%, seis puntos y medio por debajo de Leavy;
D) Bettina Romero ganó la elección de diputados en Capital, al imponerse a Santiago Godoy, aliado a Urtubey y presidente vitalicio de la Cámara de Diputados, y
E) Matías Cánepa de “Cambiemos”, hizo la mejor elección como candidato a concejal por la Capital.
Sumados los votos obtenidos por los seis candidatos a diputado nacional de la lista oficialista, “Unidad y Renovación” logró el 38,22% en la provincia. “Cambiemos” alcanzó el 23,08% y Sergio Leavy, kircherista, el 17,38%.
Subestimado por Urtubey, tres veces intendente de Tartagal, Leavy sorprendió y quebró la supremacía del oficialismo en el Norte salteño. La lista de Zottos, dos veces vicegobernador con Urtubey, y su candidato preferido a diputado nacional, cosechó poco más del 11%.
Urtubey se presenta y aparece triunfador, cuando los números señalan que en estas PASO obtuvo el segundo peor resultado del peronismo desde 1946. Si bien las del pasado domingo 13 fueron elecciones primarias de renovación parlamentaria, sus resultados pueden ser comparados con algunas de las elecciones en Salta desde el año 1946 al 2017.
El menor caudal de votos del peronismo en Salta fue el de las elecciones de 1991 cuando Roberto Romero se postuló a un segundo mandato a gobernador, cuando obtuvo 35,8%, el más bajo porcentaje registrado en 45 años de historia electoral del peronismo salteño.
En 1991, la candidatura de Roberto Ulloa del Partido Renovador, llegó al 56,6%., 28% más que el Partido Justicialista. En estas PASO del domingo 13 de agosto, Urtubey reunió el 38,22, el segundo menor porcentaje en 71 años.
En 1951, cuando Ricardo Durand fue electo gobernador de Salta, el Partido Peronista alcanzó el 74,8%.
En las elecciones del 25 de abril de 1954, cuando el doctor J. Armando Caro -mi padre- fue electo Senador Nacional por Salta, el peronismo salteño obtuvo el 78% de los votos, el más alto porcentaje alcanzado en su historia, en el periodo 1946-2017.
En las elecciones del 11 de marzo de 1973, la fórmula Miguel Ragone-Olivio Ríos fue votada por el 54,7% del electorado, superando a los que alcanzó la fórmula presidencial del Frente Justicialista, Héctor J. Cámpora-Solano Lima, que llegó a 49,56%. El segundo lugar, detrás de la Ragone-Olivio Ríos, fue para el Movimiento Popular Salteño de Ricardo Durand con el 15,7%.
En las elecciones presidenciales de noviembre de 1973, el PJ en Salta con la fórmula Perón-Isabel Perón tuvo el 67,67% de los votos. Diez años después, en 1983, Roberto Romero ganó la gobernación con el 50,6%, resultado que repitió en 1987 Hernán Cornejo que llegó al 51,3%.
En 1995 Juan Carlos Romero ganó la gobernación para su primer mandato obteniendo el 47.4%; en 1999, el 58,5%, y en 2003 49,7% para su tercer mandato. En las elecciones de 2007, Urtubey ganó con el 45,7%; en 2011 obtuvo el 59,57% para su segundo mandato y en 2015 el 47,23%, para su tercer mandato.
Presentar como categórico triunfo electoral lo que fue una discreta elección primaria sólo se explica por el deseo de “hacer realidad la esperanza” de instalar en la escena nacional una candidatura presidencial de Urtubey.
A diferencia del triunfalismo del oficialismo en Salta, la curva que dibujan los resultados electorales del justicialismo en esta provincia muestra una tendencia hacia la pérdida de hegemonía, acompañada de una fragmentación que influye en una sostenida declinación de su caudal electoral.
Para lograr el resultado del domingo 13, Urtubey llevó como candidatos a ex dirigentes del Partido Renovador, de la UCR, a periodistas sin trayectoria política, pero con amplia audiencia, y a Sonia Escudero, ex funcionaria de Romero y ex senadora nacional de prestigio, construyendo de este modo un sistema parecido a la perversa Ley de Lemas.
Para “hacer realidad” ese sueño presidencial, las usinas visibles e invisibles del costoso aparato electoral del oficialismo de Salta echaron mano a la manipulación de las estadísticas, recurso al que apelaron Guillermo Moreno y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos para demostrar que en Alemania había más pobres que en la Argentina, que no había inflación ni desocupación y que vivíamos en el mejor de los mundos.
En estas PASO la lista “Honestidad y Coraje” de Moreno, en Ciudad de Buenos Aires, obtuvo 52.000 de los votos. Si por "coraje" se entiende "bravuconada", ese candidato la tuvo. Sobre el componente "honestidad", será el lector quien pueda opinar. Ese magro caudal de Moreno será atribuido a una maniobra del perverso neoliberalismo y de sus medios concentrados.
O tal vez, el gobernador de Salta apeló a "Memoria, Verdad y Justicia", emulando el nombre que usó en estas PASO su ex socio, con quien levantó tribuna en Salta en 2015, Luis D'Elia, que cosechó tan solo el 0,17% en la Provincia de Buenos Aires.