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Cecilia Allemand: La alegría y el desafío de servir a la gente

Cuando cada mañana comienzo y me dispongo a enfrentar una nueva jornada, siento ese convencimiento que debo trabajar para la gente. Que por más que a las 4.40 suene el despertador y tenga tanto cansancio acumulado, es necesario que lo haga por un conjunto de profesionales con los que día a día enfrento este desafío de intentar hacer lo mejor que podemos. Buscar la noticia. Buscar el “que” como nos lo enseñaron en la Facultad, saber que la noticia no solo es lo que figura en grandes titulares sino también es encontrar lo que a lo mejor a muchos les está haciendo falta: la solución a alguno de sus tantos y complejos o simples problemas.

El estar conectados como medio de comunicación a través de las redes sociales, los distintos medios de comunicación, es tan distinto a cuando recién comenzaba….Hoy decís algo y al instante tenés la reacción de quienes te ven o te escuchan. Y al mismo tiempo, tenés que tratar de lograr el equilibrio entre tu posición y la de ellos. Tarea nada fácil por cierto.

Ser periodista nunca paso por mi cabeza, yo quería ser locutora, sin embargo hace 30 años alguien me dio la oportunidad de “probar” ser periodista y desde ese mismo momento no pude ni quise hacer otra cosa, entendiendo al periodismo como un “servicio a la gente”. Servicio al informar, al tratar de dibujar una sonrisa, desde dar los datos del tiempo, anunciar que llega un nuevo fin de semana o tener que cronicar una muerte.

Hoy la pasión por el periodismo me lleva mas allá de cubrir una agenda diaria a tratar de buscar dónde está ese momento en que sentimos que el corazón se hace enorme por que le dimos una mano alguien que perdió todo en un incendio, a encontrar un medicamento, que le poden un árbol o le tapen un bache en la puerta de su casa a un vecino.

Ser periodista hoy lo sigo entendiendo como un desafío pero doble.

No es ninguna novedad que estamos inmersos en una sociedad donde las necesidades son muchas, la sensibilidad está a flor de piel, el mal humor es una constante y con todo esto hay que tratar de convivir en un mapa bastante complejo: redes sociales donde muchos se amparan en el anonimato para actuar con impunidad (tarea pendiente regular su uso), hechos violentos, malas noticias…

Y como si esto fuera poco, el egoísmo que muchas veces hace que quienes ejercen cargos públicos “sientan” que están “allá arriba” y se olviden de los que “desde abajo” esperan de ellos.

En todo esto, sigo convencida que si no hay amor y pasión por lo que haces día a día, sin eso, es imposible ser periodista.

Amo lo que hago y me gusta que sea así.


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