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“Diálogo político”: ¡Sepa el pueblo comer vidrio!

Nadie cruza el Jordán

Desde el viernes de la semana pasada, y obviamente a lo largo de la que concluye, el gobierno de la provincia, y con la presencia en cada encuentro del gobernador Juan Manuel Urtubey, concretó lo que denominó “diálogo político” aunque la palabra, por trillada y de tan mal uso, termina convirtiéndose en una palabreja. O un simple rótulo. O un falso rótulo, como usted, respetado lector, crea conveniente llamarlo.

Lo dicho, que reavivará las iras del convocante y su equipo por la crítica periodística, y también seguramente de muchos de los protagonistas del generoso y democrático convite en aras de un futuro mejor para esta generosa tierra de Güemes y del Señor y la Virgen del Milagro, tiene más que fortísimos argumentos, que nacen de dichos y hechos pronunciados y perpetrados por esos propios dirigentes tanto del oficialismo de turno como de la oposición.

Ello surge sin necesidad de mucho esfuerzo mental y con un simple click en el teclado de los archivos del quehacer político vernáculo cuando de este espasmo dialoguista quedan testimonios de apretones de manos, de uno o que otro abrazo y de infinidad de sonrisas en el más codiciado de los sillones de la Casa de Gobierno al que todos los invitados sin lugar a dudas codician o ya ocuparon y disfrutaron merced a sus legítimas aspiraciones en el juego de la democracia.

Pero de allí, es decir desde esas escenas, a hacer creer y mucho menos convencer al pueblo que todos se volvieron buenitos y sinceros de la noche a la mañana queda un largo trecho. Pero realmente largo ¿eh?

El escenario reciente y más elocuente naturalmente es el de la concurrencia (como primeros invitados) del ex gobernador, ex amigo, ex promotor y padrino, Juan Carlos Romero junto a todos los que integraron el último frente opositor a Juan Manuel Urtubey en vano intento de desalojarlo del Grand Bourg, y por un resultado de elecciones con sistema de voto electrónico que denunciaron e impugnaron sin éxito ante el país y el mundo -valga la exageración- como tramposo y fraudulento.

Va de suyo que un argumento cuasi irrebatible es salir de esos encuentros con una partitura idéntica de perfeccionar leyes y toda norma que haga al mejor funcionamiento institucional de esta tierra hermosa, al decir del genial Barba Castilla, que no se imaginó jamás que podría citársela en una nota de este tenor.

Crónica que en síntesis, y como reza el título es para poner en claro que el pueblo no come vidrio, aunque la historia en no pocos casos pareciera indicarlo pero que no es así porque las razones de las sinrazones de los gobiernos electos muchas, pero demasiadas veces, pasa por lo canallesco de los sistemas electorales basados en las dádivas, los votos cautivos presionando la pobreza, los planes sociales que encadenan, etcétera.

Concedámosles a los contertulios del gobernador en este ciclo dialoguista la buena intención de anhelar un futuro mejor para la provincia.

De un futuro donde, por ejemplo, los gobernadores no perduren una docena de años ni los intendentes hasta décadas porque ello -evidentemente- los deforma en feudales que contradicen la esencia fundamental del sistema donde se conjugan la legitimidad, la representatividad genuina del pueblo, la vitalidad democrática de la alternancia, el funcionamiento de las instituciones sin parlamentos de levantamanos, y por supuesto y subrayado, el funcionamiento de una Justicia que, alguna vez, recupere su hoy perdida majestad.

Resulta hasta pueril que hoy algunos de esos visitantes descubran tras sesudos razonamientos que, por ejemplo, los organismos de control debieran estar en manos de partidos de la oposición. ¡Chocolate por la noticia…! ¡Que redoblen los tambores y resuenen los clarines!

Lo mismo que lo ya dicho -pero que es válido repetir- de aquello que no más de reformas constitucionales para acomodar reelecciones ni inventar bancas como las que elucubraron como el tercer representante de las provincias en el senado nacional. Y con lo que evidentemente lo que se logró fue quitarle su jerarquía y nivel histórico donde inscribieron sus nombres un Lisandro de la Torre, un Alfredo Palacios, y tantos más. Dicho esto del deterioro del Parlamento más allá de los nombres o pertenencias.

Tampoco pasó por alto ante este lapsus dialoguista del poder otrora Néstor/Cristinista/Sciolista y hoy justicialista símil macrista, que se dio el caso de algún convocado que presume de su condición de PRO Macri, que al ser consultado por los periodistas sobre qué temario llevaría al gobernador sólo atinó a decir que aún lo sabía pues -palabras más, palabras menos- “la invitación recién les había llegado y los sorprendió… pero que sin duda plantearán sus inquietudes”. Bien puede afirmar sin lugar a equívoco uno de los que no come vidrio: ¡Vaya proyecto de provincia!

De “Pactos” y “pactitos”

Que sea en buena hora que Urtubey y Romero o Romero y Urtubey y toda la dirigencia salteña por su enorme responsabilidad cívica (el orden elíjalo usted caro lector) busquen y encuentren caminos de diálogo. Y que lo hagan pensando en el bien común, en la vida digna de los ciudadanos y en el pleno imperio de una democracia que para ser tal no tolera las enormes deudas sociales actuales ni la corrupción instalada.

Pero que esa expresión esperanzada no vuelva a ser defraudada con rencores y vendettas que no pocos alimentan y guardan como ametralladoras debajo de sus almohadas y que están muy presentes en la memoria siempre encendida de los pueblos.

Como por ejemplo una visceral promesa de vendetta y de no descansar hasta ver preso o cuanto menos recorriendo pasillos judiciales al adversario aunque sólo fuese para tener “la foto” cual trofeo de caza mayor.

Que este “la paz sea contigo y con tu espíritu” repetido como una letanía por estas horas no sea una falsía más.

Que los insidiosos periodistas y ciudadanos despiertos no sean tan mal pensados que en todos estos amistosos y civilizados encuentros no subyace la idea de alcanzar un objetivo electoralista, aunque nadie haya abierto la boca para decir ni una palabra sobre las inminentes elecciones de este año, cual sería el de “llevar” desde Salta a Mauricio Macri, en bandeja de plata, tres legisladores para su costal. Que, dicho sea de paso bastante falta le hacen para gobernar esta nave que Cristina le dejó escorada.

Salvo, claro está, la esperada y obvia postura crítica del Partido Obrero, consecuente con su pensamiento revolucionario anti sistema o -como dicen sus críticos ideológicos- izquierdistas que se quedaron en la militancia universitaria salvo -salta a la vista- para el momento de resolver las candidaturas donde el padrón es tan conocido como contundentemente reducido a un grupo. Pero es otra cuestión.

Volviendo al tema que nos ocupa, lo que está claro es que la voz de los que no tienen voz les advierte -a todos- que no comen vidrio.

Y que su memoria es prodigiosa.

Como -por ejemplo entre cientos de anécdotas- para recordar que el anfitrión es quien acuñó aquella sentencia contra sus críticos como reacción ante el descubrimiento de una escandalosa distribución de viviendas “para los amigos”: ¡Ustedes son los ladrones… se robaron hasta las cenizas de los ceniceros…!

Y también una de las consabidas réplicas que expresaba (también palabras más, palabras menos): “¡En doce años el gobernador sólo utilizó sus manos para ir a aplaudir a Buenos Aires a los Kirchner… Tanto a Néstor como a la reina Cristina…!”

Memoria no falla…

…Y nadie cruza el Jordán por estos lares y por estos tiempos.


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