Urtubey: ¡Así como está, el PJ no gana ni jugando al solitario!
Mano a mano del gobernador con el colega Luis Novaresio, de INFOBAE
“…Uno de los defectos de la política argentina es medir todo en el corto plazo y eso ha inhabilitado a los gobiernos…”
“… ¿En qué cosas apoyo al gobierno? En aquellas cosas estructurales que hagan que la Argentina salga adelante: salida del cepo, reinserción en el mundo, actualización de las tarifas… había que hacerlo…”
“… este famoso tema de que en diciembre se viene el caos y toda esa historia, el pueblo argentino no quiere líos…”
“… uno lo percibe en el ciudadano medio que en definitiva sabe que no la está pasando bien pero dice “bueno, banquemos que esto tiene que ir para adelante”…”
“… ¿A qué hay que ser leal? ¿A tipos que tiraron 9 millones de dólares por encima de la tapia de un convento? ¿A otros que no pueden explicar su patrimonio?...”
“… Desde chico escucho ese cuento de que había una conspiración internacional contra la Argentina y cuando recorres un poco el mundo te das cuenta que el problema éramos nosotros mismos…”
“… la sociedad argentina nos pedía a los dirigentes peronistas que había que hacer una especie de up grade, un paso adelante, y Daniel no lo quiso hacer el año pasado y creo que fue un error…”
“… muchos dirigentes peronistas están en contra del voto electrónico porque tienen temor a que sin el aparato de punteros políticos pierdan elecciones…”
“… María Eugenia (Vidal) está gobernando con enorme coraje, tomando decisiones importantes, en la provincia más problemática…”
“… se oponen al voto electrónico para mantener sus privilegios a través de manejos oscuros del sistema electoral en Argentina…”
“… Sergio (Massa) construyó un espacio político propio, pero para mí él abusa de una mirada cortoplacista que le da rédito a corto plazo…”
¿Se sienta en una mesa con Cristina Kirchner? “… Es muy difícil, porque ella nunca se sentó en una mesa con los demás…”
Juan Manuel Urtubey no esconde muchas de sus principales cartas. Dice desde hace tiempo que quiere ser presidente de la Nación, que apoya al gobierno de Mauricio Macri para que le vaya bien aunque tenga una mirada crítica sobre muchas decisiones de gestión y no disimula su felicidad personal de la mano de Isabel Macedo: "Con ella descubrí lo que es la felicidad en serio".
Cree que la mayoría de los argentinos, incluso los que no la pasan bien, apuestan a que "el gobierno saque las cosas adelante" y vaticina un fin de año en paz.
Es muy crítico con la realidad del Partido Justicialista al que define como negador de la realidad. "Como estamos, no nos ganamos ni a nosotros mismos jugando al solitario", define. No descarta sentarse a la mesa del consenso con Sergio Massa pero pone en duda encontrarse con Cristina Kirchner.
Dentro de un mes se cumplirá un año de gobierno de Mauricio Macri, ¿se atreve a calificarlo?
No, la verdad que no, esencialmente porque estamos en el medio de un proceso. Uno de los defectos de la política argentina, no de ahora sino de los últimos 150 años es medir todo en el corto plazo y eso ha inhabilitado a los gobiernos a limitar sus políticas públicas a mediano plazo, porque todos quieren validar sus cosas en un año. Por ejemplo: la salida del cepo, la reinserción de a Argentina en el contexto internacional, la colocación de algunos títulos. Esto lo pone a Argentina en la senda de que si realmente hacemos las cosas bien tres o cuatro años seguidos podemos lograr que la Argentina se financie como lo hace Perú, por ejemplo, y no estoy hablando de Suiza o Bélgica.
En el camino pasamos un año difícil, porque la reinserción en el mundo, salir del aislamiento, se hizo. Y está el tema de la salida del congelamiento de las tarifas de los servicios públicos, que había que hacerlo, pero se hizo mal. Pero había que hacerlo, porque si la Argentina sigue siendo importadora de energía cuando éramos exportadores toda la vida, la Argentina no puede crecer. Si no tenemos una logística para crecer estamos complicados. ¿En qué cosas apoyo al gobierno? En aquellas cosas estructurales que hagan que la Argentina salga adelante. Califico la intención: está muy buena. Ejemplo: el Plan Belgrano: me parece buenísimo que el Gobierno nacional le haya dado visibilidad a un problema estructural que hay en el norte argentino, donde hay el doble de pobres que en el resto del país. ¿Qué se hizo en 10 meses del Plan Belgrano?, poco y nada en términos reales de acción, pero está bueno visibilizar el tema.
Hablemos de economía: Frigerio dijo esta semana que la inflación está domada; Pinedo dijo que salimos de la hecatombe. ¿Coincide con esto?
Creo que hay que ser mucho más prudentes, entiendo la ansiedad por mostrar resultados a corto plazo pero hay que empezar a pensar más a largo plazo. Cualquier plan que tiende a vencer la inflación necesita una continuidad sistemática de cuatro, cinco o seis años. Está bien, se ha bajado la inflación, pero nuestro gran desafío es sentar las bases para que la Argentina empiece a crecer el año que viene y no crezca la inflación.
No quiero profundizar en la profecía autocumplida, pero ¿hay un diciembre tranquilo según su visión?
Sí, porque claramente este famoso tema de que en diciembre se viene el caos y toda esa historia, el pueblo argentino no quiere líos. Obviamente todo el mundo pelea por sus derechos. En la Argentina hemos salido de una situación muy difícil con un costo social importante pero no del volumen que muchos pensamos que podía tener, digamos, con políticas de shock. En ese sentido hay comprensión de la gente sobre eso y uno lo percibe en el ciudadano medio que en definitiva sabe que no la está pasando bien pero dice “bueno, banquemos que esto tiene que ir para adelante”.
¿Hay esta percepción del “banquemos”?
Sí, creo que sí, yo me puse en el lugar desde el mismo momento en que asumió el nuevo presidente de decir “la gente eligió este gobierno y hay que ayudarlo”, por más que no sea de otro partido político. Qué me pasa, una gran parte de la dirigencia política, como asumo esta posición inédita, me dice cualquier cosa…
Traidor, tibio…
De todo, pero el ciudadano común, el tipo de a pie en definitiva eso es lo que quiere, ya terminó la elección y punto, trabajen juntos para que mejoremos. En ese marco, en esa lógica de trabajar todos juntos yo advierto que la sociedad piensa igual. Dice: mirá, no la estoy pasando bien, pero esto tiene que ir para adelante entonces ayudemos. No sé si es una lectura de la realidad muy consciente o es un acto de fe, no sé, pero la gente está para adelante.
¿Cómo le cae que le digan traidor?
¿A qué hay que ser leal? ¿A tipos que tiraron 9 millones de dólares por encima de la tapia de un convento? ¿A otros que no pueden explicar su patrimonio? En nombre de postulados progresistas y supuestamente en favor de la gente lo que hicieron fue enriquecerse unos cuantos. Hay un límite, la corrupción tiene que ser un límite.
De todos modos tenés que ser leal a tus principios. Yo discutí mucho con la anterior administración por ejemplo de la necesidad de que Argentina tenía que reinsertarse en el mundo, y lo dije antes, cuando era mala palabra decirlo, como que había que resolver el tema de los holdouts, salir del cepo. Si hoy el que ejecuta esas políticas es de otro color político, bueno, es una anécdota.
De hecho cuando se lo mencionaba a usted como potencial canciller de un gobierno de Daniel Scioli, muchos analistas sostienen que estos dichos suyos desde ese momento lo invalidaron para ocupar ese cargo…
Exactamente, y no quiero descalificar a nadie, pero me parece como muy antigua la mirada de que la Argentina puede crecer como una isla en el mundo. Desde chico escucho ese cuento de que había una conspiración internacional contra la Argentina y cuando recorres un poco el mundo te das cuenta que el problema éramos nosotros mismos. Y creo que tratar de reimportar esa mentalidad en el año 2016 es realmente un absurdo.
¿No habló nunca más con Scioli?
Sí, hablé con alguna frecuencia. Don Daniel qué es lo que pasa: lo mismo que nos pasó este año: la sociedad argentina nos pedía a los dirigentes peronistas –yo he acompañado políticas del anterior gobierno que creo que son buenas y este gobierno les dio continuidad en buena hora- que había que hacer una especie de up grade, un paso adelante, y Daniel no lo quiso hacer el año pasado porque entendía que debía cuidar la paz interna del espacio político del frente del Gobierno, y creo que fue un error. Él sigue pensando lo mismo, como el año pasado, y no coincido con él como no coincidí el año pasado. Pero tengo una buena relación con él y lo respeto.
Su provincia fue pionera con el voto electrónico y hoy parece que el peronismo va a bloquear esa instancia en el orden nacional.
Sí, están claramente muchos de ellos en contra, porque tienen temor que sin el aparato de punteros políticos pierdan elecciones. Y yo los quiero hacer reflexionar a muchos compañeros míos de que con el actual sistema ya perdieron. Es una especie de refugio psicológico de no asumir la realidad, algunos se comportan como detentadores de poder que no quieren perder, pero en realidad no asumen que ya perdieron, o sea están tratando de sostener privilegios que ya no les son propios porque perdieron.
Hay dos cosas con el voto electrónico que yo lo veo en la provincia a otra escala: un porcentaje de gente que entiendo porque no son nativos digitales, que no entienden el proceso y les genera algún temor. Cuando uno escucha hablar del famoso chip de la boleta te das cuenta que no tienen la menor idea, pero bueno, hay que respetar a gente que no sabe de eso porque se quedó con su formación de los ochenta donde estas cosas no existían. Pero están los que se oponen para mantener sus privilegios a través de manejos oscuros del sistema electoral en Argentina.
¿Se oponen al voto electrónico por ignorancia electrónica o por resistirse a transparentar la elección?
No quiero decir que en la Argentina haya un sistema de fraude sistémico porque creo que no lo hay, pero el sistema electoral favorece claramente la continuidad de los oficialismos. No digo que haya trampa, pero es como en el boxeo, el empate favorece al campeón, el sistema favorece al que está en el poder. Si vos sos opositor y no tenés el poder de fiscalización en todos lados cuidando las mesas, fiándote que no te roben las boletas y distribuyéndolas, no tenés es ejército, estás en desventaja.
Salvo cuando la gente dice basta y pasa lo que pasó en provincia de Buenos Aires, donde por más estructura, más aparato y más plata que pongas la gente va y te vota en contra.
A propósito de provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal es la política con mayor imagen positiva en el país, ¿coincide con esa apreciación de las encuestas?
Sí, María Eugenia está gobernando con enorme coraje, tomando decisiones importantes, en la provincia más problemática. En realidad el problema de la provincia de Buenos Aires es un problema de los argentinos, no de los bonaerenses, porque tradicionalmente la provincia de Buenos Aires fue una especie de ramificación del gobierno nacional donde todo se resolvía mediante una política del gobierno nacional. Bueno, lo que necesitan los bonaerenses es un gobernador que gobierne y en buena hora que lo haga, aunque sea de otro partido.
¿Va a haber reunificación del peronismo después de la elección?
Creo que hay un camino que va hacia ahí, lo que pasa es que hay que ver de qué peronismo hablamos, porque con el tema de la lógica frentista nuestra muchas veces vos tenés como en los noventa donde el peronismo ponía sus votos y la UCEDE su cabeza y después se hacía lo que decía la UCEDE. Lo mismo pasó en los dos mil pero al revés: el peronismo ponía toda su fuerza para que minorías del vanguardismo iluminado resuelva hacia dónde tenía que ir la Argentina.
Creo que es un buen punto de partida estar afuera del gobierno para que el peronismo pueda reinventarse a sí mismo. El peronismo de los últimos tiempos no es una alternativa de poder real en la Argentina, seamos honestos, si no generamos una renovación fuerte el peronismo no es alternativa.
Es el primer peronista que escucho decir esto, que no es alternativa, en estas circunstancias…
En estas circunstancias no podemos ganar ni jugando al solitario, porque en definitiva como organización no advertimos todavía que la gente quiso cambiar. Tenemos los dirigentes del campo autodenominado popular siempre denostamos a la derecha por antipopular, etc. Hoy esa gente que siempre denostamos ganó una elección, entonces le estamos faltando el respeto a más del 50% de los argentinos. Entonces hay que mirar para adentro y analizar qué es lo que hemos hecho mal y veamos si lo podemos hacer diferente.
Tengo una enorme confianza en el futuro de la Argentina y del peronismo porque veo una renovación enorme, pero todavía no está en la superficie, visible, está un poco más abajo.
Es como enojarse contra el espejo…
Pero gran parte de los problemas de nuestra sociedad y particularmente nos pasa en la política es no asumir que en realidad lo que pasa no es un mundo conspirando contra tuyo, es como cuando vas a terapia y el psicólogo te dice mirá flaco no es que el mundo está contra vos, revísate un poco vos mismo.
En esto del funcionamiento del peronismo hay grandes actores, ¿Sergio Massa es un actor con el que podrías sentarte en una mesa?
Sí, pero qué pasa, quiero ser claro: yo me siento en una mesa con todos, porque aquellos que están trabajando en política quiero presuponer que lo hacen por el bien común, lo quieren hacer de otra manera. Sergio construyó un espacio político propio, pero para mí él abusa de una mirada cortoplacista que le da rédito a corto plazo. Construyó su espacio y yo lo respeto, es un dirigente con coraje y voluntad.
Creo que el peronismo, que es una organización bastante más grande, se tiene que dar un proceso donde miremos el mediano y el largo plazo.
¿Y en esa misma mesa se sienta con Cristina Kirchner?
Es muy difícil, porque ella nunca se sentó en una mesa con los demás. Yo no soy quien para decir quién sí y quién no se sientan en una mesa, pero el problema es que para sentarse hay que partir de la base de la mesa redonda.
No hay cabecera en una mesa redonda…
Así es. (Entrevista: Luis Novaresio – INFOBAE)