Gustavo Sáenz, ¿el nuevo hombre de Macri en Salta?
Fue el propio Sergio Massa, líder del Frente Renovador, quien dejó trascender que Gustavo Sáenz, su ex compañero de fórmula a la presidencia y actual intendente de la ciudad capital de Salta, pueda ser candidato a gobernador por el partido del presidente Mauricio Macri (PRO) en la provincia, en la elección del año 2019.
Con esto, Massa dejó pedaleando en el aire a la propia dirigencia del FR y provocó a la vez un estallido en el intestino de Cambiemos, sobre todo en la provincia norteña.
La mayoría de sus integrantes, dijeron que no habían escuchado el comentario por lo que se excusaron de dar alguna opinión mientras que el resto, rápidos de reflejos, comenzó rápidamente una tarea de acercamiento hacia la figura del jefe comunal capitalino.
“Si no puedes vencer a tu enemigo únetele”, dice el viejo dicho, y algunos oportunistas locales del PRO no tardaron en ponerlo en práctica.
Observando la realidad política del partido del Presidente en Salta, es fácil darse cuenta que a Macri no le quedaría otra que hechar mano a la figura de su ex adversario electoral si quiere tener chances de ganar los comicios en la provincia el año venidero y dentro de tres años también.
Si se repasa el “espinel” macrista local, no resulta difícil descubrir que nadie, con efectividad, pudo defender la figura del primer mandatario y sus políticas, ya que la mayoría parece no tener el “cuero” necesario para hacerlo.
Según noticias que llegan desde los alrededores de la Casa Rosada, sostienen que Macri prefiere no hablar sobre la dirigencia de Cambiemos en Salta, por eso todo anuncio sobre obras o inversiones lo hace a través del gobernador Juan Manuel Urtubey o el intendente Gustavo Sáenz.
El silencio piadoso de Macri sobre su “gente” en estas tierras, parecería estar más que justificado por la nula actividad que despliegan en defensa de la gestión nacional y del Presidente.
Por esto, más la habilidad del propio Sáenz para “arrimar la bocha” con ministros como Rogelio Frigerio, hicieron que su figura comenzara a ganar predicamento en el universo macrista hasta el punto de ser considerado – ahora lo afirma el propio Massa – como un posible candidato del oficialismo nacional para enfrentarse al elegido por Urtubey para los comicios del año 2019.
De acuerdo a lo que han informado fuentes de Balcarce 50, Macri pondría especial interés en “bendecir” y vetar a los candidatos que medirán sus chances en las boletas electrónicas en las que se jugará su reelección.
Los datos obtenidos hasta ahora, anuncian que el primer mandatario ya tendría decidido que el ahora gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, sea quien lo acompañe en la fórmula presidencial por lo que la candidatura del jefe comunal salteño a la gobernación provincial, cerraría una operación política que le garantizaría una excelente performance electoral en esta parte del país.
Los dichos de Massa sobre el nuevo rol político en el que entraría Sáenz han generado, como no podía ser de otra manera, el interés de las huestes urtubeycistas que comprenden que si esto es así, deberán hacer mucho más de lo que hicieron hasta ahora para que el “delfín” del gobernador, sea quien fuere, salga airoso de la contienda gubernamental venidera.
Hasta ahora, dirigentes allegados al Gobernador salteño, aseguraban tener bajo “control” político al Intendente, por ahora, “massista”, pero eso cambiaría si lo que predice Sergio Massa se da en los hechos.
Aún cuando falta bastante para llegar a ello y antes hay un comicio clave el año 2017, la posibilidad que Gustavo Sáenz pase a ser el hombre del presidente Mauricio Macri en Salta, modifica de manera sustancial el mapa político vernáculo.
¿Qué harán aquellos macristas locales que se creían los “hijos legítimos” de Mauricio en el terruño ahora que les apareció un “hermano” impensado?
Seguramente nada porque demostraron no tener capacidad de acción y menos de reacción.
Lo más lógico será que busquen cobijo al lado del Intendente capitalino porque en una de esas y en muy poco tiempo, Gustavo Sáenz pasa a ser el nuevo líder al que tendrán que salir a vitorear, públicamente, si quieren seguir viviendo junto a sus familiares y amigos, al amparo del poder sin importar quién lo ejerza.