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Bergoglio, soberano de un reino teocrático actual, banca la agresión a la República Argentina

Grave situación diplomática

« No sé qué va a pasar en mi patria, vine a contarle al Papa la situación para que nos dé una mano de alguna manera»

(Hebe Pastor de Bonafini)

“Él me escuchó con mucha atención y fue muy cariñoso conmigo” "Si Francisco me da permiso para decir algo, lo contaré y, si no, queda entre nosotros porque es mejor que lo haga lo que le voy a pedir y no que se publique".

En realidad, Bergoglio autorizó, bancó e impulsó a Bonafini para que, utilizando el espacio físico y el tiempo en su residencia de Gobierno, salga a plantear una especie de guerra sucia con la soberana República Argentina.

Además, el soberano del reino teocrático del Estado Vaticano (reconocido como tal por la ONU), aparentemente en funciones de su cargo terrenal, se condolió con el relato de la señora del pañuelo; y la entrevista y su epílogo, fueron materia de análisis de un estudioso italiano de la relación gobierno-religión en la Argentina Loris Zanatta, académico nada menos que de la Universidad de Bologna, alma máter de las universidades europeas. En ese análisis, Zanatta concluye que la actuación de Bergoglio en el caso de la entrevista con Bonafini, si bien habla de una reconciliación entre los argentinos, lo que en realidad busca es un reencuentro en el interior del peronismo, “lo que se puede interpretar también como una viveza por parte de Bergoglio” (citado por la periodista Marina Artuza en el cotidiano Clarín, de Buenos Aires). Una avivada política con mucho de chicana.

Escuchó con atención y fue cariñoso, el papa a Doña Hebe. Silencioso estuvo también ante el desparpajo de la anciana en su conferencia de prensa, para descalificar al gobierno republicano de nuestro país, guste o no guste éste a cualquiera. Insultadora serial, en su momento se llevó por delante al mismo Francisco, y continuamente lo hace con Macri, con la Democracia, con los jueces de la República, con usted, conmigo, con Doña Clota y Don Sencillo, etcétera. Cariñoso, el papa, en su brillante actuación de “poner la otra mejilla” ante Hebe y una cáfila de pequeños (pero no menos de cuidado) cristinistas que la acompañaban para la ocasión, entre los que contaban la esposa del matón Guillermo Moreno (hasta hace poco tiempo agregado comercial en Italia), Marta Cascales, que sigue operando para CFK en el minúsculo reino de dos palmos y menos de 1.000 habitantes, pero con poder omnímodo sobre 1.2 millones de ovejas planetarias. Esto merece un breve análisis.

Soberano extranjero se entromete en la política interna argentina

Ese podría ser un adecuado título para lo que vivimos la semana que se fue. Aclarando, con el debido respeto, que el ciudadano argentino Jorge Mario Bergoglio (79) es, a todos los efectos del Derecho internacional, gobernante de iure de un reino teocrático en el que dicta las leyes, las hace cumplir y decide en su unicato totalitario. Claro que el Vaticano vive a expensas de un Estado engendrado en un imperio, que hoy le da seguridad y lo contiene en su propio territorio soberano, como Estado protegido, que es la Repubblica Italiana.

Voy a tratar aquí al ciudadano Bergoglio, como el rey que es, de un Estado institucionalmente reconocido por las Naciones Unidas, y hoy tiene relaciones diplomáticas con la República Argentina. O sea. Lo diré con todas las letras: Le caben todas las de la Ley en el marco jurídico internacional.

Lo denuncio como culpable de intromisión en las cuestiones políticas internas de la República, con el agravante de sostener una quinta columna que hace de las suyas generando las condiciones de un descrédito mundial para el gobierno institucional y legítimo.

Eso es traición a la Patria, delito connotado en nuestra Constitución Nacional. Partícipes necesarios: Bonafini, los Moreno y los otros que operan con Bergoglio. Esto, aunque el soberano Bergoglio se ampare en el gatopardismo de una dualidad insoslayable en sus gestiones públicas, en las que nunca, nunca, nunca se sabe muy bien con qué máscara actúa: Si la de la gloria de los Cielos (que le garantiza el rebaño planetario) o la del rey vaticano (que le permite mantener los concordatos con otros Estados soberanos, republicanos, para recibir jugosos emolumentos de los dineros del Pueblo, sin interesar si el paisanaje es de condición ovina, o no).

Apostillo aquí que, Portugal, durante la II Guerra Mundial, si bien neutral, ayudó a los nazis contra los aliados, lo que le valiera una reprimenda diplomática y económica de los aliados, en particular los EE.UU. de Norteamérica, aplicando acuerdos preexistentes; sucedió con otros países neutrales pero no tanto, que daban lugar a los nazis para expresarse contra la Democracia. Salvando las distancias, nuestro caso tiene una forma jurídica idéntica.

Por lo tanto la movida lógica y esperable, consiste en que el gobierno de la República, por los mecanismos institucionales del Servicio Exterior de la Nación, se exprese por lo menos con una contundente protesta diplomática ante el Vaticano; el terrenal, claro.

Sencillamente, por dar lugar en el trono de la elocuencia, a los traidores de la Democracia que planean una sucia guerra interna.


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