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¡A esa niña Wichi no la mató la desnutrición!: el verdadero asesino serial se llama BUROCRACIA

Irrebatible alegato contra el fracaso del Estado

« Burocracia es el arte de convertir

lo fácil en difícil por medio de lo inútil»

(Razonamiento de usted, mío y de cualquier ser humano de este ancho mundo)

“La desnutrición mató a una niña Wichí en Salta”

¡Mentira de absoluta mentira…!

No el hecho trágico de la muerte por hambre de una niña en el departamento San Martín, en el norte salteño, sino la titulación de la noticia, que más o menos así se reproduce en la información pública local.

La desnutrición no mató a la pequeña.

La víctima murió a manos de la inoperancia, la ineptitud y la mala praxis social del dios burocrático tentacular del gobierno provincial, que cuenta con 15 ministros y una corte de 95 burócratas de rango entre secretarios y subsecretarios.

En el año 2015, 8 infantes de la misma sangre murieron en la misma zona, de la misma manera. La desnutrición, fantasmal figura asesina que se lleva por delante a los que no tienen voz pero sí votos cuando llega “la campaña” y hay promesas, tiene un diabólico pacto con los detentadores del Poder abusado por los mandamases titulados, soberbios, mentirosos y procaces.

¡Hambre, Paisanos; hambre…!

Denuestan estos iniciados a la desnutrición; pontifican sobre socorridas cuestiones culturales, planifican lo implanificable en sus escritorios, entre otras cosas, el modo de vivir ancestral de nuestra gente. Y se transmiten entre sí el relato y el poder iniciático gatopardista que les asegura preeminencia racial, económica y social sobre los derrotados y solitarios que no tienen voz y se mueren y se mueren y siguen muriéndose a manos de ese asesino que ronda allá donde hay clamor, pero nadie escucha. El sicario que se llama Hambre, pero que está libre por voluntad del verdadero asesino dios burocrático.

El dios burocrático, manda

En campaña política, se crean sofisticados ministerios que balsámicamente solucionarán todas las cosas, todas, las que molestan a la cultura dominante, pero sin compromiso.

Es el caso del ministerio de la Primera Infancia (3 secretarios y 2 subsecretarios) infatuado nombre propio que quiere, intenta significar “estamos atentos desde nuestro observatorio (mala, pésima palabra a estas alturas) para cuidar a nuestros niños, etcétera”. El especialista en contabilidad, que fuera secretario de Hacienda en la municipalidad de Miguel Isa, CPN Carlos Francisco Abeleira está vinculado con la Fundación CONIN del reconocido médico Abel Pascual Albino (69), presidente de la Fundación CONIN, institución que tiene por objeto la “lucha contra la debilidad mental del desnutrido” y es la fuente inspiradora de su gestión para la tierna infancia, los Wichí incluidos. En rigor de la verdad, excluidos. Este ministro ha colocado laboralmente a un pariente cercano, Pablo Abeleira, en una descolocada secretaría ministerial de Tecnología.

Hace menos de un año, nomás, Abeleira ya fue interpelado varias veces tanto por los informadores públicos como por los legisladores provinciales, por las muertes en el año 2015 de chiretes Wichí, sin que haya dado una, una sola respuesta coherente, que se salga del relato de lo cultural, del hambre, de la mar en coche.

Vaya como apostilla, lo siguiente, que merecerá alguna nota futura del ocioso cronista paseante que escribe esto: El médico Albino, con méritos internacionales para la medicina social es recordado por combatir el uso del preservativo, debido a que constituye un elemento contranatural, de base inmoral, para el control de la natalidad y la prevención de las enfermedades de transmisión sexual. Entre sus lucideces, afirmó a los medios nacionales de noticias: "El sexo es una maravilla que tenemos para contribuir a la obra creadora de Dios, no para divertirse", para reafirmar su posición moral sobre la homosexualidad, la eficiencia del adminículo de látex descartable y el ejercicio de la sexualidad en general. Lo mismo se despachó acerca de “la tiranía de la masturbación” sobre el ser humano. He ahí el numen del ministerio Infantil de Salta. Perdón por esta digresión, Don Sencillo, pero tiene que ver con lo que viene.

El patetismo en su expresión más perversa

El Contador Abeleira, especialista social en niños, ante la noticia triste de que en estos días se muriera un niña Wichí de desnutrición, afirmó lo más suelto de cuerpo que el objetivo de su ministerio, es “...que cada agente sanitario tenga un sistema de monitoreo permanente de cada uno de los chicos. Estamos buscando financiamiento para ello”; esto significa lisa y llanamente, que su ministerio “está al pedo”, como me define al pasar doña Clota, su íntima amiga, don Sencillo. Fue creado sin tener la más mínima intención de actuar sobre la realidad, sin presupuesto, nada; incluso con capacidad de operar sobre los agentes sanitarios, que no son de su incumbencia.

Por otro lado, el ministerio de Salud [6 secretarios y 5 subsecretarios], groggy por estos momentos en el combate por el título Universal Dengue, apaleado por el peso mosquito “Wild” Aedes, cuyo jefe de escritorio es el médico y abogado especializado en políticas públicas Oscar Guido Villa Nougués, que es el que tiene a su cargo la gestión de los Agentes sanitarios, hombres y mujeres de a pie que en bicicleta visitan casa por casa a los más necesitados, cumpliendo en persona de manera sacrificada su labor, y parece que no se los presta al ministerio infantil de Abeleira.

Por su parte, el ministerio de los Derechos Humanos y Justicia provincial [5 secretarios y 7 subsecretarios], a cargo de la abogada Cintia Pamela Calletti [37], máster en Derecho Administrativo, tiene conciencia de los derechos de los niños Wichí de estas altitudes con rango republicano supra constitucional, pero parece que no se percató de que anda un asesino serial de niños por el norte provincial y del país; al menos a momentos de producir este despacho este desprolijo cronista no tiene información al respecto de si la ministra lo sabe, o no.

¿Y qué opina sobre este drama el ministro de de Asuntos Indígenas y Desarrollo Comunitario [5 secretarios y 9 subsecretarios], Luis Gómez Almaraz? ¡Nada…!

Pero hay constancias de información pública de que el día 22 de diciembre de 2015, afirmó en reunión con caciques Wichí, in situ: "Hemos decidido venir personalmente a la comunidad para no solo ofrecerle nuestro apoyo a Salas, sino también asistencia jurídica y asegurarle que vamos a continuar trabajando para garantizar los derechos de los pueblos indígenas de Salta".

Por si fuera poco, frente a un periodista del cotidiano El Tribuno de Salta, en entrevista del 18 de diciembre de 2015, y ante una pregunta directa y frontal del entrevistador que aquí cito textualmente: “¿...se puede garantizar que ya no va a haber muertes por desnutrición?”, respondió: “Lo que se puede garantizar es que vamos a aunar los esfuerzos de todas las herramientas que tenemos para evitar las muertes. Nuestro gobernador lo dijo: Salta la linda falta que sea Salta la justa, por eso queremos trabajar fuertemente para disminuir la desnutrición infantil. Garantizamos el trabajo en la zona y prevenir [...]”.

El dios burocrático está hecho de herramientas, pero parece que olvidaron adosarle el manual de armado.

Pues así nomás es

Quince ministros, de los cuales uno es el capanga de todos, piloto automático de la provincia, y 95 burócratas de rango entre secretarios y subsecretarios. Un vicegobernador ausente de ausencia absoluta en su tarea de trabajo [conducir la gestión legislativa en el Senado, sin roscas] y un gobernador obnubilado por aquel amor adolescente y ensayando con Tinelli, son las herramientas que debieran conformar el cuerpo coherente de una gestión de administración republicana de los recursos públicos.

A la vista está que estos implementos, mal ensamblados, dan por resultado esta suerte de criatura que ni el Dr. Frankestein imaginó crear; vea: Un dios asesino y voraz que no sólo se lleva el presupuesto que el Pueblo le presta para vivir mejor, sino también que trágicamente se lleva puestos a nuestros niños simplemente porque es incapaz de absoluta incapacidad para mirar otra cosa que no sea el propio ombligo, el engorde del curriculum personal, el sueldo y su minúsculo poder. Que no tiene autonomía de vuelo más amplio que el de una gallina. Que obedece a fundamentalistas ilustrados y reconocidos autoconvencidos de querer actuar contra el retraso mental que trae la desnutrición infantil, y denuestan la sexualidad como hija del pecado, a la masturbación como adicción mientras el hambre, asesino serial para nuestra gente, les hace pito catalán en una mueca siniestra. Sicario de ese dios abominable de la Burocracia.


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