Máximo deterioro
Parece una película policial pero, lamentablemente es la realidad que padecimos. Una era que podría titularse: “No fue magia, fue mafia”
Hay un chiste que circula hace tiempo respecto de ese “alemán me tiene mal” y es en referencia al mal de Halzeimer que hace que uno se olvide de algunas cosas. Es tomarse en broma una enfermedad. Exorcisarla con una sonrisa. Otros le sumaron al italiano Franco Deterioro. Yo me acordé de eso cuando vi a Máximo Kirchner hablar esta mañana en el recinto de diputados. Escuché las mentiras del Príncipe Heredero desnudo en su debilidad y pensé en hacer una columna titulada “Máximo deterioro”.
No por la memoria del hijo doblemente presidencial. Porque es joven y no tiene problemas neurológicos. Se acuerda solo de lo que quiere o de lo que le conviene. Es oportunismo y no un problema médico. Es ceguera ideológica y autocomplaciente. Su breve discurso evidenció varias cosas. Primero que no se esforzó demasiado en la profundidad ni en el despliegue de sus palabras. Habló un ratito y sanseacabó. No vaya a ser cosa que se canse demasiado, que se estrese: ya sabemos que no está demasiado acostumbrado al esfuerzo físico ni intelectual. Pero el concepto de Máximo deterioro se refiere a La Cámpora y a las últimas imágenes del naufragio cristinista.
Fue patético escuchar a Máximo fingiendo moderación y prudencia, casi como un lobo disfrazado de cordero patagónico. Hablaba de respeto y de no enojarse mientras en estos días le ordenó a sus soldados que hostigaran hasta la estigmatización brutal a Diego Bossio, por ejemplo. Y eso que Bossio era uno de los niños mimados de Cristina. Lo que pasa es que Bossio, se cansó del maltrato personal y de la ametralladora de errores políticos que cometió Cristina hasta que se convirtió en la mariscal de la derrota del peronismo.
Máximo con la banderita argentina sobre su pupitre hablaba de paz, amor y tolerancia y sus muchachos le hicieron la vida imposible a Bossio y al resto de los legisladores que resolvieron romper con el verticalismo del látigo y la chequera con la que gobernó Cristina. Oscar Romero, sindicalista mecánico y presidente del Bloque Justicialista que integra Bossio repudió en el debate que hayan hecho públicos los teléfonos de todos los disidentes, que hayan mostrado fotos del jardín de infantes donde va la hija de un legislador, o la dirección de su domicilio particular. Todos hechos graves de intimidación y apriete mafioso. Y peligroso. ¿Qué hubiera dicho el comandante Máximo si algún fanático de sus seguidores atacaba violentamente a un diputado o a la familia de alguno de los diputados que se fueron hartos de tanto autoritarismo? Romero fue más allá y puso el dedo en la llaga de la mega corrupción de estado que se instaló en los últimos 12 años. Dijo que a ninguno de sus compañeros lo iban a encontrar en una financiera con un empresario que todos conocen y hoy no lo nombran.
Se estaban refiriendo al repugnante video que prueba una vez más, el lavado de dinero negro de la corrupción y las estafas monumentales que hizo la familia de Lázaro Báez en clara complicidad con la familiar Kirchner.
Hay impunidades que son creativas. Que le hayan puesto “La Rosadita” a la cueva con la que operaba la Casa Rosada es un sincericidio bastante audaz. Que ese antro mafioso haya estado ubicado en el edificio Madero Center donde los vecinos son Cristóbal López, Amado Buodou y Cristina Kirchner tiene dos departamentos y cinco cocheras es propio de alguien que siente una impunidad invencible. Se sienten un poco menos que dioses. Se sienten que nunca nadie se va a atrever a meterlos presos o a denunciarlos. Pero se equivocaron. Es que no debe haber demasiados antecedentes de tanta bulimia por el dinero y el poder. Las imágenes de los muchachos de Báez y Cristina llenando bolsos y bolsos con montañas de dólares y euros son dignas de las dinastías más corruptas de la historia o de las películas de los patrones del mal de la narcocracia. ¿Para qué querían robar tanto? ¿No tenían límites? Se llenan la boca hablando contra la derecha pero ellos no hicieron nada por derecha. Todo ilegal, todo lo que tocaron lo convirtieron en barro en mugre del robo a los argentinos.
¿Lo vieron a Martin Báez, el hijo de Lázaro que había mentido diciendo que no conocía ni a Federico Elaskar ni a la financiera SGI? ¿Vieron cuando brindan con whisky y habanos como ricachones del imperio del Pato Donald? ¿O a Daniel Pérez Gadín el contador todo terreno de los carteles de los Báez y los Kirchner? No puedo creer que estos muchachos no estén presos. ¿Qué espera el juez Sebastián Casanello para citar a Lázaro Báez? Hoy dicen que va a convocar a prestar declaración indagatoria a su hijo Martin, a su socio Walter Sansot, al administrador de las dos familias, Pérez Gadín y a su hijo. ¿Estará en lo cierto la diputada Mariana Zuvic que dice que las maquinitas que cuentan los billetes son oficiales y que algunos bultos llenos de pesos vienen encapsulados, es decir envueltos en un plástico especial y cerrados al vacío, como cuando salen de los bancos o directamente de una fábrica de billetes como la Casa de la Moneda.
Encima Aníbal Fernández nos toma de tontos a todos los argentinos y dice que contar dinero no es delito y que Cristina es incapaz de robar un peso. Eso va a haber que probarlo ante la justicia porque si algunas causas avanzan como corresponde todos van a tener que justificar las fortunas que tienen y las que ocultaron.
El lugarteniente Andrés “El Cuervo” Larroque se quejó porque “Macri aprieta a gobernadores, intendentes y diputados con fondos y porque el radicalismo abandonó las banderas de don Hipólito Yrigoyen a cambio de un ministerio y dos secretarías. Parece mentira que tenga la cara tan dura y que haga ostentación de tanta hipocresía. Fueron Néstor y Cristina los reyes del apriete. Hicieron arrodillar y aplaudir durante años a gobernadores y dirigentes de todo tipo. También es cierto que para que alguien se te suba encima, vos primero te tenés que agachar. Y por momentos el kirchnerismo fue un torneo de quien le chupaba más rápido y mejor las medias a Cristina. Por eso hablo de Máximo deterioro o de las “últimas imágenes del naufragio cristinista”. Era patético escuchar a Máximo llamar a la calma cuando su tropa en sociedad con Quebracho, en la calle, insultaba a medio mundo y se alistaban para la violencia cotidiana.
Mientras tanto las familias millonarias para las que gobernó Cristina siguen sin ser citados a tribunales. Ni Cristóbal ni Lázaro ni Cristina han sido molestados por los jueces. Solo la ex presidente fue citada a declarar por el doctor Claudio Bonadío y tal vez en la causa menos grave. El gobierno de los Kirchner fue el gobierno de los bolsos llenos de dinero ilegal. De sur con Lázaro a norte con Milagro Sala. Nunca un cheque o una transferencia legal. Siempre billetes físicos, contado rabioso y plata negra y sucia. Parece una película policial pero, lamentablemente es la realidad que padecimos. Una era que podría titularse: “No fue magia, fue mafia” o directamente “Máximo deterioro”.