Libre del cepo Kirchnerista Urtubey volvió a dialogar –y coincidir en apoyar a Macri- con Romero
- Nueva Propuesta
- 13 mar 2016
- 6 Min. de lectura

Un signo de madurez política tan necesario como caprichosamente demorado
Probado está que uno de los incontables perjuicios que dejó de herencia al país y particularmente al cuerpo social la década kirchnerista -que está visto y ya lo juzgó el pueblo en las urnas no fue precisamente una “década ganada” claramente estragada- es la tremenda división que el periodismo bien caracterizó con la contundente expresión de “la grieta”.
Salta, cuyo gobernador Juan Manuel Urtubey fracasó rotundamente en sus intentos de congraciarse con el poder cuasi monárquico de la era kirchnerista con Néstor primero, y luego con su sucesora designada Cristina, sufrió las consecuencias de esa sociedad que los gobernantes dividieron premeditadamente en “amigos” “militantes” y otros rótulos sectarios, o los lisa y llanamente “enemigos”. Los opositores.
Largo sería enumerar la infinidad de ocasiones en las que Urtubey tuvo que sumarse a la claque de gobernadores convertidos en meros delegados y peor aún en disciplinados aplaudidores de los actos de una Cristina asumida en reina. Tan largo como el detalle de las postergaciones de la provincia y sus ciudadanos sin distingo de clases que pagaron el precio de una larga gestión de ocho años evidentemente “castigados” por esa cruel miopía de una forma de gobernar con réprobos y elegidos.
El balance de los dos primeros mandatos de Juan Manuel Urtubey en cualquier área que hacen a un programa y compromiso de gobierno, y que él mismo sabe deficitario en cuanto a cumplimiento de políticas públicas vitales como la salud pública, la vivienda, las obras viales, las de infraestructura en general, la educación, la seguridad, la seguridad social, la producción, la generación de fuentes de trabajo genuino, etcétera; y señalada con rasgos salientes la lucha contra el narcotráfico, fueron el resultado de ese maltrato del poder central hacia Salta, los salteños y obviamente la figura de su gobernador.
La voluntad de los argentinos de cerrar el largo ciclo kirchnerista que tuvo en Urtubey un promotor ad honorem hasta último momento pues apostó a la continuidad de Cristina a través de su candidato de teflón Daniel Scioli significó para él una verdadera liberación del cepo que lo sometía. Porque ni el más optimista de los urtubeístas imaginó jamás que con Scioli de presidente el kirchnerismo comenzaría al menos a tolerarlo. Ni pensar en respetarlo y así respetar a Salta.
El nuevo clima –valga la figura- que tiene hoy la Argentina que con Mauricio Macri de presidente ya ha marcado con contundencia el cambio prometido en lo que hace al funcionamiento y respeto de las instituciones de la república y su recuperación, se reflejó ayer sin duda en esta Salta con la invitación que le cursara el gobernador a su antecesor Juan Carlos Romero, quien –dicho sea paso y comprueba el proceder antidemocrático del kirchnerismo en su gestión- no concurría a la Casa de Gobierno de la provincia a la que representa como senador nacional, justamente desde hacía ocho años.
Como dos políticos poseedores de una larga experiencia en campañas y en gestión de conducir el Estado, Urtubey y Romero marcaron ayer un hito trascendente que sin duda alguna complace al conjunto de una sociedad harta de enfrentamientos y de personalismos. Harta de esa herida abierta que sufre el país y que aún algunos insisten en mantenerla en pos de sus interese mezquinos y sectarios.
Como era de esperar, la nueva cumbre –cabe la expresión- de los dos dirigentes más importantes de extracción justicialista de la provincia hizo suya la nueva realidad de las metas del gobierno nacional cuyo eje ineludible y comprometido bajo juramento es lograr una Argentina que retorna al imperio de la idea, del debate, del diálogo, del consenso, del respeto a la crítica. De la reconstrucción de la República en definitiva.
Ni el más desinformado sobre los aconteceres políticos de la comarca podía imaginar hasta la definición del ballotage del 2014, a un Urtubey llamando al anticristinista Romero a conversar y acordar estrategias para lograr que de una buena vez el centralismo nacional nos brindara lo que como parte de la nación merecemos. Ni soñarlo. Por el contrario, proliferaban los “gurkas” que por congraciarse con él se convertían en energúmenos capaces de las ofensas sin límites no sólo en materia de ideas, sino inclusive en cuestiones de la vida privada. Era –cabe remarcarlo- el tiempo que pensaban eterno de la antinomia amigo-enemigo.
Pero como la única verdad es la realidad -como dijo Aristóteles y lo copiaron nuestro Perón y el prusiano Kant- lo de ayer es lo importante, la verdad que tenemos. Y es buena.
El encuentro reactualiza y revaloriza aquella expresión tan remanida de lo beneficioso que será volver a civilizar la política. A reivindicarla. A limpiarla de los que la asaltaron y corrompieron vulnerando sus riquísimos contenidos éticos y morales aprovechando el campo de la patria devastada por el genocidio de la última dictadura.
Que hoy en Salta su gobernador u uno de sus senadores nacionales de la oposición en el orden local acuerden y coincidan en elaborar una agenda legislativa que sin duda alguna también harán suya sus pares de ambas cámaras nacionales, es un signo de esa evolución.
Hasta aquí resultaba una aberración política que ni siquiera se saludaran, que los alcahuetes de todo poder de turno y los entornos fanáticos sean los determinantes de mantener “la grieta” que les conviene para permanecer sirviéndose de la política sin compromiso ideológico, doctrinario ni partidario y peor aún ni siquiera social.
Urtubey ha convocado al líder de una oposición que a la luz de la voluntad popular merece el mayor de los respetos en su condición institucional de partido político constituido en la primera fuerza opositora, y consecuentemente para todos y cada uno de sus representantes que el pueblo eligió intendentes o legisladores ya provinciales o municipales.
La sola mención del caso de Salta Capital, donde gobierna Gustavo Ruberto Sáenz, un hombre de esa identidad política frentista, exime de mayores comentarios al efecto de la intención de este análisis de un hecho político realmente trascendente. Que por cierto alienta esperanzas para todos los salteños, más allá de los intereses y proyectos de sus cúpulas dirigentes. Y máxime de los personalismos.
Por supuesto que hoy Urtubey, sin el cepo kirchnerista que tanto daño hizo, es una de las figuras más destacadas del justicialismo nacional que propicia una oposición civilizada que aporte a la gobernabilidad de la gestión del presidente Mauricio Macri, frontalmente en oposición a los delirios de una “resistencia” indiscutiblemente antidemocrática de los fanáticos de “La Cámpora” que conduce el heredero Máximo Kirchner con algunos sellos aliados que perdieron con la derrota sus espurios privilegios y negociados.
De allí que nuestro gobernador también trabaje sin descanso para seguir instalándose en el nada fácil tablero político nacional. Legítima aspiración que incluye por supuesto una eventual postulación para presidente, para la cual, en esta cumbre de ayer con Romero, éste le confirmó su apoyo en aras .obviamente- de lo importante y beneficioso que ello significaría tanto para el país como particularmente para la provincia, la región y todo el interior históricamente postergado por la un federalismo sólo proclamado y jamás hecho realidad.
En lo concreto, Urtubey, Romero y todos los legisladores nacionales por Salta que ya fueron invitados a encuentros similares al de ayer, trabajarán con una Agenda que con la fuerza de la unión y el común denominador del interés de todos los salteños seguramente obtendrá resultados hasta aquí frustrados por la división mezquina de las cúpulas.
Romero y Urtubey ayer enumeraron una extensa lista de prioridades y a la vez de postergaciones como la Ruta 68, la Ruta 40, El Paso de Sico, la Reactivación del Ferrocarril, la producción, la industrialización, la burla de la construcción de la corta Ruta Orán-Pichanal, la generación de trabajo genuino, etcétera. Mencionándose como ejemplo de esas históricas deudas el gran Proyecto de Aprovechamiento del Río Bermejo, que ya data de más de cien años.
Lo positivo de esta acción política que seguramente no pasará desapercibida para el presidente Macri ni para el más ignoto de los ciudadanos salteños pues esta vez –o más bien dicho otra vez- estos dos líderes del justicialismo coinciden.
Ayer, por una Salta que siembre progreso.
Hoy, por el aporte a un gobierno nacional de nuevo signo que se Cambiemos y concretó la alternancia que es como un nuevo horizonte, como un nuevo clima renovado para la consolidación de una Democracia que para ser tal requiere cumplir su compromiso sustancial de la Justicia Social.
Y que aún, en la Argentina, es deuda.
Faltó una conferencia de prensa
El indiscutible valor político del encuentro de Urtubey con Romero ayer en la Casa de Gobierno, a la que el senador nacional no concurría ni fue invitado durante 8 años, mereció una conferencia de prensa en el cabal significado de su título.
Urtubey partió sin siquiera saludar junto a Romero a los periodistas que aguardaban un mano a mano con ambos.
El ministro de gobierno, Juan Pablo Rodríguez quedó a cargo de de “celebrar la decisión del senador nacional Juan Carlos Romero de aceptar la reunión” que reunió –dijo- a dos personas con experiencia que coincidieron en trabajar en una agenda legislativa nacional con objetivos comunes.
No hizo falta que nadie proclame antes peleábamos y ofendíamos a Romero hasta el punto de decir que se habían robado hasta los ceniceros.
Y que ahora, “muerto” el kirchnerismo… ¡Todos somos macristas!