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“Blanqueadores” de murales: atentado contra la Cultura Popular Salteña

Repudio ciudadano y esta carta abierta al intendente

Señor Intendente Gustavo Adolfo Ruberto Sáenz Stiro:

En las últimas horas, la ciudadanía tomó conocimiento por la información pública, que por una decisión de algún burócrata funcionario perteneciente a su gestión, fueron destruidas obras plásticas de reconocidos artistas populares de Salta. Me pregunto cuáles pudieron ser las motivaciones de este hecho al cual repudio y denuncio públicamente por resultar atentatorio contra la Cultura Popular salteña.

Los hechos:

Murales firmados por los plásticos Miro Barraza, Gustavo Flores [Guflo] y Roly Arias, que ornamentaban las paredes del Centro Cívico Municipal, fueron destruidos por orden de un funcionario de tercer orden de su gestión cultural. Aparentemente justificó su accionar en que dichas obras estaban deterioradas, por un lado, y que además habría que dar lugar a nuevos artistas, aunque presionado por las circunstancias habría decidido convocar a los autores originales para nuevos murales. Un despropósito, Intendente, propio de personas que si ningún criterio de conservación de las Artes, se autoerigen en árbitros de la Cultura.

¿Conoce su funcionario quiénes son Barraza, Guflo, Arias...? ¿Conoce la producción, la docencia y el arraigo popular de los mismos...?

¿Conoce Vd. el alcance que tiene la destrucción lisa y llana de obras de Arte, independientemente de su sencillez?

HItler, Intendente Ruberto Sáenz, ordenó el 24 de agosto de 1944 a su gobernador nazi en Francia Dietrich von Choltitz, destruir París, por el sólo hecho de ser un icono de la Belleza, que no debía competir con el concepto de arte monumental que él mismo, Hitler, tenía en las pesadillas que lo acosaban como frustrado artista plástico y arquitectónico. Von Choltitz se negó rotundamente a destruir la Ciudad Luz, logrando con su desobediencia conservar la Belleza y el Arte, más allá de sus propias convicciones políticas de obediencia ciega al Führer [las que deploro].

Hoy en día, los guías turísticos señalan en bien de la Historia, a los turistas: "A estas obras monumentales las podemos admirar hoy, gracias al coronel nazi Dietrich von Choltitz".

Sin ánimo alguno de comparar cuestiones ideológicas, sólo recurro a este recuerdo, para señalarle, Intendente, y para significar que el respeto del Arte es tan irrestricto, al punto de que un fanático dictador que decide destruir la Belleza, encuentra los límites que da la naturaleza humana, de parte de un subalterno suyo. Y París, ahí está.

¿Salta será la misma orgullosa matriz cultural que es hoy, dentro de centurias, si se siembra la destrucción de la Cultura en las obras de artistas como Guflo, Barraza, Arias...?

Modestamente, creo que no lo será, ateniéndome a los dichos [según la información pública] de sus burocráticos funcionarios: "Las obras están deterioradas, y hay que dar lugar a nuevos artistas". El Arte se reproduce en sus artistas [los mencionados son respetadísimos pedagogos del Arte, en Salta].

Los nuevos artistas, no se erigen sobre el cadáver de las obras de sus Maestros, Intendente Sáenz.

Con el debido respeto, pero realmente indignado como todos los ciudadanos, lo saludo con una sugerencia final: bien merecido sería de su parte aplicar el mismo procedimiento de los murales destruidos a sus nombramientos.

Si es que ya no lo hizo.

Carta al Director

Guillermo Durand Cornejo (h), un ilustre zonzo

Señor Director:

A riesgo de ser subjetiva, visceral y con la salvedad de la filiación involuntaria a Miro Barraza hay una realidad objetiva que me trasciende que es su talento inigualable, intacto a sus setenta y tantos años, su actitud de servicio al arte y su militancia de óleo y acrílico en las paredes de la ciudad.

Sólo a modo de referencia, Miro arbitró el conocimiento y toda su dedicación a las barriadas periféricas que muralizaron el camino urbano del Tren a las Nubes, paredes que son cuidadas por los propios vecinos, que devenidos en artistas instantáneos, pintaron con sus dolencias esos muros, para siempre. Porque lo que se escribe en una pared se supone que queda para siempre.

La noticia que Guillermo Durand Cornejo (h) mandó a tapar los murales que realizaron los reconocidos artistas, Guflo, Roly Arias y Miro Barraza en el Centro Cívico Municipal causó indignación a propios y ajenos cuando la premisa de semejante ajusticiamiento a la cultura local parece ser la creencia de que es una forma de borrar la gestión anterior.

Le viene a medida eso de: “Papá, hacéme grande que zonzo me hago solo” (* sic).

Una lástima para la cultura urbana que quien encara la gestión cultural municipal arrasa con ignorancia, falta de criterio y hasta ausencia de Wikipedia a falta de sostén intelectual.

No se descarta que destruya también la estatua del Cuchi Leguizamón que fue idea de quienes manejaban algún criterio artístico para Miguel Isa.

La zoncera sólo es viable si no se la cuestiona de ahí que REPUDIO el blanqueo de los murales urbanos en la persona y zoncera de Guillermo Durand Cornejo (h), no sólo por el agravio a mi padre, sino por la afrenta a Roly Arias que la timidez le hace estragos como para putear y a Guflo , que trata de tomárselo a risa aunque no haya lugar.

Porque la zoncera, no le alcanzó al pichón de Durand Cornejo para blanquear el mural del querido “Cholo Vivas” simplemente porque “se fue de gira el año pasado y no va a volver más”. O sea que el sujeto no es tan zonzo como se presenta sino también habría perpetrado su afrenta al mural de alguien fallecido.

Se dice que hay todo tipo de zonceras pero generalmente hay un prócer que las respalda. El blanqueo de las paredes no implica la destrucción del pasado reciente, no se hace por decreto, ni por voluntad de uno o varios zonzos, simplemente, no es posible. Y el arte sirve para eso, para hacernos recordar.

Te cuento, blanqueador de murales, para tu gobierno, que las paredes son para pintar, no para despintar y que los artistas se cuidan y respetan porque son seres diferentes a vos y a mí porque interpretan la realidad a través de talentos que no tenemos ni vos ni yo. Pero de hijo a hijo, de descendiente a descendiente celebro estar ligada por mi vínculo a Miro, a las pasiones, la creatividad, las carcajadas y el compromiso con lo que hago todos los días y no a la zoncera ilustre y hereditaria de vivir destrozando lo que se pueda.

Mariela Barraza (hija)

(*) Concepto de Zoncera - Arturo Jauretche, El Paso de los Libres, 1ª edición, 1934.

Gustavo Flores, “Guflo”, y su dolida y sincera reflexión

Gustavo Sáenz y Agustina Gallo pidieron disculpas, pero el daño es irreparable

Gustavo Flores, “Guflo”, no necesita de presentaciones. Su nombre y prestigio artístico las trascienden ante el conjunto de la sociedad. Pero para nosotros era imprescindible escucharlo y obviamente trasmitírselo a nuestros lectores ya en la edición impresa o en la página www.nuevapropuesta.com. De su lectura este amigo y talentoso hombre de la cultura se nos repite con su humildad, calma y sustancialmente su firmeza y honestidad para opinar. Léalo:

"Siento mucho dolor por lo ocurrido, es un atropello al arte, un acto de vandalismo, con el agravante de que el autor de los hechos es un funcionario público, que debía velar por la protección del patrimonio cultural municipal.

Jamás imaginé que alguien podría tomar una decisión tan insólita como inexplicable.

Quiero dejar en claro que no es verdad que las obras estaban deterioradas. Hace un par de semanas las vi personalmente en un muy buen estado. Salvo una que otra salpicadura pequeña de 1cm en un mural de 5 metros por 3 metros, yo diría que estaban en muy buen estado.

Se podría haber reparado fácilmente y en todo caso barnizarse para protegerlas.

Un verdadero atropello a la cultura.

Nobleza obliga, agradezco el gesto y el llamado telefónico de la Subsecretaria de Cultura, Agustina Gallo, y del propio intendente Gustavo Sáenz, pidiendo disculpas a los artistas y reconociendo el suceso.

El daño lamentablemente es irreparable".


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